Apuntes de Política Provincial
Invitación a París
Por Teresa Pandolfo

El Ministerio de Asuntos Extranjeros y Europeos de Francia invitó a periodistas argentinos a pasar una semana en París. Su intención fue llevar adelante un programa de visitas y entrevistas -que podría calificarse de intensísimo- sobre cuatro temas: preservación del medio ambiente, transportes interurbanos, los medios de prensa y la industria del cine.

Integraron la partida: Oscar Lardizábal, de La Capital, de Mar del Plata; Miguel Claria, periodista de Radio Cadena 3 de Córdoba y de televisión; Mariana Cabezuelo, de La Opinión Austral, de Río Gallegos; Pablo Sirven, de La Nación; Eduardo Fabregat, de Página 12 y quien escribe "Apuntes...".

El programa preparado significó una importante oportunidad para conocer nuevas tecnologías, los desafíos del gobierno de Nicolas Sarkozy, referentes de la cultura y de los comunicadores políticos franceses; toda una agenda que compitió con la belleza de la histórica París. Ni las temperaturas bajo cero y la persistente lluvia de todos los días opaca la impronta de esta ciudad no vencida por los flujos de visitantes, de las migraciones deseadas y no deseadas y los problemas por resolver de un conglomerado urbano densamente poblado.

La visita se realizó en un momento singular. Hoy, domingo, en Francia se vota para elegir alcaldes e integrantes de los concejos comunales en 36.000 municipios. El comicio se realiza en un momento en que el presidente Sarkozy ha tenido una caída de imagen del orden del 30 por ciento, cuestión que preocupa en los círculos del poder, donde se siguió muy de cerca el conflicto entre Colombia, Venezuela y Ecuador. El jefe de Estado ha manifestado la intención de su directa intervención para rescatar a Ingrid Betancourt. Hará lo máximo por ella, repiten quienes conocen al presidente.

Los periodistas tuvimos la primera reunión en la propia Cancillería francesa. Allí se nos dice, antes de explicarnos el programa rearmado, que el presidente Sarkozy ocupará la presidencia del Consejo de la Unión Europea en el segundo semestre de 2008, y que en su agenda, los cuatro temas considerados como los más importantes son: el medio ambiente y la lucha por bajar el efecto invernadero, la utilización de las energías renovables en reemplazo de las tradicionales y el rol de Europa en las acciones en orden a lograrlo. Las otras propuestas en la agenda de Francia para la Comunidad son concertar una política común respecto de la inmigración; el gasto de defensa y la puesta en aplicación del Tratado de Lisboa.

La segunda entrevista fue en el Ministerio de Ecología y Desarrollo Durable (Sostenible) con funcionarios del gabinete ministerial y de Transportes. El gobierno ha decidido dar vuelta la hoja, luego de las difíciles relaciones de las empresas francesas con la Argentina. El retiro de Suez de las concesiones de servicios sanitarios en Capital Federal, Santa Fe y Córdoba, son ahora episodios del pasado. Los funcionarios transmiten que entre la administración de Sarkozy y el matrimonio Kirchner hay buenas ondas y observan con beneplácito la adjudicación de la construcción de un tren de alta velocidad (TVG), que unirá Buenos Aires con Rosario y Córdoba, al grupo de cuatro empresas entre las que se encuentra la poderosa Alstom. Francia ya está preparando otro modelo de tren que lo supera en velocidad, el AGV, al que califican de ecológico, con capacidad para circular en velocidad comercial a 350-360 kilómetros por hora y llegar a más de 570 km en demostraciones. La innovación se centra en que cada vagón tendrá su propia propulsión, con lo cual se bajarán los niveles de contaminación ambiental. Todavía no está en funcionamiento pero permitiría cubrir París- Marsella en 20 minutos.

Pero a pesar del optimismo gubernamental, cuando el viernes los periodistas visitamos Alstom, tres ejecutivos de la firma la presentaron en su escala mundial en cuanto a sus dos ejes: la producción de energía y la construcción de transportes: trenes, tranvías y subterráneos. Hablaron también de los negocios en Europa, Asia Pacífico, América del Norte, Latinoamérica y Argentina, pero muy poco del proyecto adjudicado del TVG en nuestro país. Lo citaron y dieron los detalles ya conocidos, pero fueron excesivamente cautelosos a la hora de responder sobre su costo -mantuvieron la cifra de 1.300 millones de dólares-, su financiación y la implicancia de la deuda argentina en el Club de París. Respondieron, no sin esfuerzo desde la parte periodística, que no tenían plazo para la firma del contrato. Esa información, apuntaron, debía buscarse en Buenos Aires.

Pero al margen de la anécdota por el singular hermetismo respecto del TVG, en todas las entrevistas mantenidas en la semana se ha planteado como un eje, la gestión ambiental relacionada con el tema específico del organismo que se visitaba, lo que da cuenta de la importancia del tema en todas las agendas.

El caso de Perpiñán

El caso de la ciudad de Perpiñán se pone como ejemplo de Europa que se ha comprometido a pasar del 8 al 20 por ciento en utilización de energías renovables para el 2020 y este municipio francés se ha convertido en el primero de la Unión Europea en elaborar un plan para lograrlo. El paquete energético de Perpiñán se apoya en 40 aerogeneradores, en tres centrales solares, en la recuperación del calor del incinerador de Calces, al norte de la ciudad, y en la generalización de techos solares en edificios públicos. Prevén también la puesta en marcha de 70.000 metros cuadrados de tejados fotovoltaicos en el Mercado de Saint Charles (plataforma de distribución en Europa de frutas y verduras mediterráneas) con una inversión de 55 millones de euros. Es la mayor operación de energía fotovoltaica integrada del mundo, ha dicho Jean Louis Borloo, ministro de Ecología y Desarrollo Durable.

El plan prevé una producción de energía renovable de unos 440.000 MW para un consumo de 436.000 MW para el conjunto del municipio. A ello se debe agregar 300.000 MW de consumo industrial. El alcalde Jean Paul Alduy se propone tener una ciudad de energía positiva en un ciento por ciento renovable y que produzca más de lo que consume.

Al igual que esta gran temática de bajar los niveles del efecto invernadero, otra apreciación recurrente en las entrevistas cualquiera fuera su objeto, ha sido de lograr la participación de los ciudadanos en aquellas acciones que impliquen cambios en las formas de vida personal y urbana. En todo momento, los interlocutores dejaron sobre la mesa la necesidad de llegar a conductas de concertación con los vecinos, anticipatorias muchas veces de las transformaciones que se estiman deberán producir para ir resolviendo los problemas que presenta el progreso de las ciudades, sean éstas grandes o pequeñas.

El involucramiento del ciudadano en su solución es vital para cuando las autoridades deban tomar decisiones políticas. No se espera un consenso total, pero sí que en un alto grado, las opiniones vertidas -que representan visiones del tema- sean tenidas en cuenta en esa determinación final. Hasta hay empresas dedicadas a llevar adelante este proceso de concertación que comienza a veces hasta dos o tres años antes de que se produzcan los cambios.

En Francia se palpan las políticas de Estado y la planificación de acciones conjuntas entre los gobiernos nacional y de las regiones para traducirlas, algo no muy frecuente en la Argentina. Y dentro de este contexto, la opinión ciudadana es un elemento muy tenido en cuenta y trabajado. No bajan en un solo sentido; también las mutaciones surgen por necesidades planteadas desde abajo y dirigidas hacia el poder político. En este nivel, gran parte de las determinaciones por venir son cimentadas por los aportes que se puedan hacer desde la ciencia y desde la tecnología. Las soluciones, dicen en los niveles burocráticos franceses, deben provenir de la investigación tecnológica y de la propia ciudadanía consultada.

Al igual que la ciudad de París, la visita ha dejado mucho más de lo aquí expresado, que esta periodista tratará de ir volcando en sucesivas entregas.