Economía: ECON-03
Relaciones laborales
El enemigo real es invisible
El pasado jueves 10 disertó Julián de Diego, consultor sobre temas laborales, invitado por la Unión Industrial de Santa Fe. El experto habló como académico y a título personal, pero de hecho sus conceptos reflejan en buena medida el pensamiento empresarial. Algunas de sus concisiones son rotundamente polémicas.

Félix Canale

Para entender la actualidad laboral, De Diego propuso que se ubique al gobierno nacional no como una administración que cumplió 120 días, sino como una continuidad de gestión que entró en su quinto año consecutivo. De esta manera, pueden identificarse los cambios en algunos paradigmas básicos.

"Entre el 90 y el 99, no hubo negociaciones colectivas, ni hubo corrección del salario mínimo, y el ex presidente Menem jamás modificó los salarios por decreto. Éstos son los cambios de paradigma sustantivos que sí se producen durante la actual gestión".

"Durante 14 años, el salario mínimo vital y móvil fue de 200 pesos. Luego de la crisis, el matrimonio Kirchner usa el salario mínimo para corregir la base y dice: queremos que haya redistribución del ingreso; que los que ganan menos ganen más y que los que ganan más, ganen menos. El salario básico pasó a 980 pesos y en cualquier momento se convoca a la comisión de salario mínimo y se irá a 1.100 pesos".

El segundo paradigma que cambia, explicó De Diego, es que los aumentos no remunerativos fueron dictados por decreto. "Después, a esos aumentos hubo que convertirlos en remunerativos. Lo pudo haber hecho el presidente, también por decreto, pero en cambio le dio la responsabilidad a los sindicatos y eso despertó la actividad sindical, que había estado sosegada".

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Las paritarias

El tercer cambio significativo señalado por el experto, es que cuando los salarios forman parte de la puja entre sindicatos y cámaras empresarias, los empresarios individualmente pierden la capacidad de controlar la política salarial de su empresa. La responsabilidad se desplaza hacia las discusiones paritarias, que se negocian en Buenos Aires.

"Se negocian en forma centralizada y no en forma federal. No se tiene en cuenta la regionalización del país con sus distintas características de producción, de estilos y de tecnologías. Esta centralización está pensada para determinado tipo de empresas y para una mentalidad central, que no tiene en cuenta las regiones. Cuando se hace una negociación centralizada, sin ninguna diferenciación, se producen muchas injusticias. Hay empresarios que pueden pagar y otros que no pueden hacerlo. Empresarios que pagan porque no tienen más remedio y otros que buscan mecanismos para evitar el cierre".

Para De Diego, hoy existe "una vocación por parte del Estado de dar un rol protagónico y preponderante a los sindicatos, en la presiones que se ejercen sobre el sector empresario". También identifica otro fenómeno nuevo, consecuente con la reanimación de la actividad sindical, que es la puja entre sindicatos por la representación de los trabajadores. Un conflicto ajeno a las empresas, pero que como consecuencia de las acciones sindicales directas -bloqueo del acceso a las fábricas o depósitos y el corte de caminos- las lesiona en su desempeño.

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Los salarios

En la visión del académico, la cuestión salarial de 2008 se divide en 3 etapas que coinciden con los cuatrimestres. La primera -que él denomina "de efecto demostración"- se desarrolló hasta ahora, y pasa por el piso de 19,5 % de incremento, propuesto por el Poder Ejecutivo y avalado por Hugo Moyano.

"La pauta que dio el gobierno -todo se maneja con pautas oficiales- fue establecer un mínimo y dejar que los sindicatos lograran mayores ventajas en la letra chica. Los convenios están enganchados con otras articulaciones que tienen adicionales y, en el caso de los camioneros (riesgo, carga y descarga, trabajo nocturno), llevan el aumento a un 30 % real. Situaciones similares, por otro tipo de estipulaciones, se dan con Bancarios, Uocra y Empleados de Comercio".

El experto advierte que hasta el momento la mayor cantidad de acuerdos se han firmado con organizaciones sindicales "chicas". Recién en el segundo cuatrimestre entrarán en escena convenios muy importantes (unos 60 gremios), como los de Smata, UOM, Sanidad y Alimentación. Por lo pronto, la UOM ya formuló un reclamo de 30 % de incremento como piso (al que luego deben sumarse los adicionales) y anunció que podría ir al paro en la presente semana.

Para el tercer cuatrimestre, la visión del experto es poco alentadora: "Voy a tratar de decirlo en forma muy respetuosa: va a pasar de todo. Porque si el efecto inflacionario sigue operando, los acuerdos que se han firmado no van a alcanzar".

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El enemigo

Es en este punto donde De Diego admite que se encuentra la contradicción central. "En las actuales negociaciones salariales, tenemos un negociador invisible que está trabajando con nosotros. Es la inflación real, no la teórica, que amenaza con que los aumentos sólo sirvan para compensar esa inflación".

Todos los informes privados existentes muestran que la inflación real del primer cuatrimestre se ubica entre 20 % y 23 % y que a lo largo del año puede llegar a 30 %. Lo que diga el Indec -es angustiante admitirlo- no le importa a nadie, aunque los medios lo publiquen.

"Si combinamos la lucha entre los sindicatos por mejorar su cartera, más la necesidad de mejorar el ingreso real de los trabajadores, más la caída de rentabilidad de la empresas, más la presencia del enemigo invisible que es la inflación, verdaderamente nos enfrentaremos a un dramático cuadro de situación en el tercer cuatrimestre".

Los piquetes

Las acciones directas que impiden el desplazamiento de personas y bienes fueron definidas por Julián de Diego de manera tajante.

"Los piquetes son realizados por grupos sociales de menores ingresos o que están marginados, buscando producir un daño a los que están económicamente activos o que tienen trabajo. El enemigo número uno del piquetero es el que tiene trabajo, aunque esto no se dice nunca. Siente que el que trabaja lo ha dejado de lado. Entonces, para tener una palanca que obligue al poder público a negociar, el piquete produce el mayor daño posible a la sociedad".

En el caso de los trabajadores sindicalizados, esta acción de fuerza tiene otra explicación. "El síndrome del piquete fue asumido como una nueva fórmula de conflicto por los sindicatos, porque todos los trámites legales tienen controles, tienen jueces, tienen la intervención del Ministerio de Trabajo o Ministerios de trabajo provinciales y son engorrosos, burocráticos y largos. Entonces, para resolver en forma dinámica y rápida la búsqueda de encuadramiento de personal u otro reclamo, se bloquea la salida de una fábrica o una empresa y en tanto no se obtenga lo pedido, la medida puede extenderse hasta ahogar a esa empresa".

Para De Diego, el fenómeno del piquete abre la duda sobre el funcionamiento normal de las instituciones, cuestiona la calidad de las mismas y pone en tela de juicio que esas instituciones tengan eficaces herramientas legales para hacer frente a los procesos de deterioro económico que produce esta forma de protesta.