Opinión: OPIN-03 La sensibilidad de la zanahoria

Sabemos que las formas de comunicarse cambian aceleradamente. Esa conversión del lenguaje es muy obvia en la televisión y avanza en los diarios, sobre todo en los más "progres". Pero íque también les haya llegado el turno a los cocineros!... De hecho y para entrar en tema, ya no son cocineros al estilo de Doña Petrona, precursora si las hay en el arte de conformar sabores.

Para los que gustamos de cocinar, es muy complejo decodificar y asimilar las expresiones de los actuales cocineros. Ahora son gourmets, maestros o chefs. Y está bien: si son graduados en su arte, es justo que ostenten un título más rimbombante. Al fin y al cabo cocineros somos todos los que a diario nos sometemos al desafío de enfrentar la rutina, equilibrar dietas y arreglarnos con un flaco presupuesto sin haber pasado por escuela alguna.

Pero, ¿hay que exagerar? Que alguien que se propone enseñarnos un desayuno de campo, nos sorprenda asando entraña -acompañada por tortas fritas-, pero en un exterior nevado y aterido de frío, o desembarque una siesta calurosa con sus cacerolas en medio de una calle desierta y polvorienta de un pueblo del interior para preparar huevos poché es demasiado.

Impresiona más eso de tratar a las verduras como si fuesen personas. "Ellas -por caso, las zanahorias-, están preciosas"; ícómo uno va a clavarle un cuchillo a "ellas", a las "preciosas"!; mucho menos, descuartizarlas en finas rodajas para sumarlas a un guiso. Ni hablar de las y los que se sienten divas y galanes y ocupan el espacio más para autoadorarse en público que para explicar de manera simple cómo se hace una tortilla. íY de los productos! ¿Recuerdan cuando el aceite era tan nocivo como el tabaco? Lejos han quedado esos tiempos; ahora todo viene sumergido, aderezado, rociado, acompañado, saturado, de aceite. Mucho mejor si es de oliva y muchísimo mejor, si las olivas provienen del sur de Italia. ¿Y cuando se toman media hora para explicar cómo se hierve un zapallito? En realidad, la cocina es una cosa seria, para todos, comamos poco o mucho, nos guste o no entrar a la "Meca" e inventar día tras día un plato que por lo menos zafe sin ser milanesas con puré, como para que además debamos decodificar un lenguaje cada vez mas insustancial.