Región: REG-01
Todo en contra
La seca anticipa un duro invierno para la ganadería
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Sin humedad en los suelos, las primeras heladas se anticiparon y agarraron a todos mal parados. En el norte las sojas y los maíces de segunda sufrieron pérdidas considerables, en algunos casos totales. La hacienda tiene un oscuro porvenir: ya se registra mortandad por falta de alimento y agua dos meses antes de iniciar el invierno.

Juan Manuel Fernández - [email protected]

Como si se hubieran pasado por alto las hojas intermedias del almanaque, buena parte del campo santafesino -sobre todo en el centro norte- aparenta estar en agosto, aunque ni siquiera empezó el invierno. Esa es la peor noticia: lo más grave está por venir.

Aún con sus particularidades climáticas, todos los años se desenvuelven de la misma manera: entre la salida del verano y el comienzo del otoño se dan las lluvias que servirán de reserva hídrica para iniciar la temporada invernal, que se caracteriza por ser más seca, con un menor régimen pluvial. Así es como se arrancan los cultivos de invierno, en el caso de la actividad agrícola; mientras que para la ganadería es el envión final a los pastos naturales antes de las primeras heladas que abrirán un paréntesis de carencia forrajera hasta la llegada de la primavera.

Sin embargo, el 2008 viene mal barajado. En lo que va del año no hubo lluvias de consideración y, debido justamente al clima seco, las primeras heladas sorprendieron a los productores un mes y medio antes de lo habitual. La consecuencia, para muchos, es desastrosa. Los cultivos tardíos, sobre todo soja y maíz, están prácticamente perdidos o, en el mejor de los casos, si se trillan, servirán para salvar los costos. Más allá de eso, si las lluvias no llegan a tiempo podría restringirse seriamente la siembra de trigo (al margen del condicionante político, al cual también habrá que saber mirar a mediano plazo si se llega a implantar menos cereal).

Todo indica que la peor parte la llevarán los ganaderos. Y en mayor medida en el norte, no solo porque es la zona más castigada por la sequía sino por tratarse de un área de cría. Al factor climático, entonces, hay que agregarle el político-económico: la demanda de terneros para la invernada está planchada, lo mismo que los precios, por lo que al ganadero se le complica conseguir valores atractivos para vender y descargar los campos. En definitiva, entrarán al invierno sobrecargados y con vacas -que en muchos casos ya acusan caída en su estado corporal por la falta de alimento- que seguirán amamantando al ternero no destetado mientras gestan una nueva cría, lo que significa un excesivo requerimiento nutricional, para colmo, sin forraje ni agua a la vista.

Cultivos complicados

El desastre se produjo durante las madrugadas de los días lunes 14 y martes 15 de abril con la llegada de las primeras heladas. Así lo confirmaron las mediciones en el INTA Rafaela, que revelaron temperaturas bajo cero entre las 5 y las 8.40hs del primer día. Más al norte, en Tostado y Calchaquí, heló recién el martes, pero los daños fueron cuantiosos.

En el centro, un productor e ingeniero agrónomo comentó que el fenómeno, que en su zona -Campo Andino- suele arrancar hacia fines de mayo, ocasionó la desfoliación total de la soja que aún permanecía en el lote. "La caída de las hojas se me adelantó 20 días y, por lo que tengo medido de ocasiones anteriores, por cada día pierdo 40 kilos de rinde por hectárea, por lo que estaríamos hablando de 8 quintales menos en total", se lamentó.

Desde la delegación San Justo del INTA, el ingeniero Lisandro Angeloni relató que en los últimos 54 días solamente llovieron 100 mm -y en algunos lugares bastante menos-, "por lo que la situación es bastante critica", en particular "de la localidad de Ramayón para el norte, donde las lluvias fueron muy escasas y los cultivos de soja están arruinados a tal punto que no conviene trillarlos". A su vez, la siembra de trigo esta comprometida ya que las mediciones de humedad en el perfil indican que los mismos están literalmente secos y "dependemos de lluvias copiosas en los próximos días para poder implantar los cultivos y verdeos de invierno".

Al respecto, el ingeniero Jorge Villar del INTA Rafaela estimó "tendría que llover bien hasta mediados de mayo" para una buena siembra de trigo, debido a que los perfiles están "descargados"; y aunque pueda haber agua en la napa no es suficiente en la superficie para iniciar la germinación de la semilla. A su entender debieran caer, al menos, dos lluvias de 70 mm cada una para tener valores normales de humedad en el suelo.

En el área de influencia del INTA Calchaquí, que comprende, además de esa localidad, Vera, La Gallareta y Margarita, los registros marcan una considerable merma de precipitaciones respecto del promedio histórico. La ingeniera Julieta Scarel describió los efectos: en el caso de la soja "los granos son en general chicos y existe una cantidad importante de grano manchado" y se observa un escaso desarrollo de plantas y vainas (en tamaño y número), por lo que estiman un promedio de 10qq. Maíces y sorgos se frenaron por completo con las heladas y las pérdidas serían totales.

En Tostado, el diagnóstico del veterinario Gustavo Rosatti, de la delegación local del mismo organismo, es similar. Los sorgos tempranos promediaron menos de 35qq, mientras que los de segunda ya se pastoreaban antes de las heladas. En el caso de la soja, de Villa Minetti al norte estaban muy afectadas por sequía y podredumbre carbonosa, mientras que hacia el sur se cosechaba con rindes de 15qq.

Al Este, sobre la costa, la situación es similar. Prácticamente sin lluvias de importancia desde noviembre, los cultivos de verano fracasaron por completo. Sobre el domo agrícola que se extiende entre Alejandra y Reconquista, a los maíces de segunda que se sembraron detrás del girasol les fue más que mal y son pocos los que todavía no lo araron. En su mayoría estaban floreciendo o "muñequeando" (generando la espiga) cuando les cayó la helada.

Sin agua ni pasto

Para la ganadería, el que viene promete ser un largo y duro invierno, ante todo teniendo en cuenta que en sequías tradicionales las mortandades suceden sobre el final de la estación y no antes de comenzar, como se da actualmente.

La situación más crítica -como ya es costumbre- se observa en aquellos distritos que forman el corazón de los bajos submeridionales como Fortín Olmos o Intiyaco, donde la mortandad de hacienda pasa a un segundo plano cuando empieza a escasear el agua para el consumo de la población. De todos modos, productores como Adolfo Senn hace días que viven corriendo para tratar de salvar la hacienda, acarreando agua y alimentos de cualquier forma y a cualquier precio.

Al Oeste, en el departamento 9 de Julio las aguadas están secas y predomina la falta de forraje, producto del fracaso de las pasturas naturales a raíz de las escasas precipitaciones de primavera y verano. Mientras mueren los primeros animales, la ternerada no sale de los campos por falta de peso y mercado.

En el área de Calchaquí, la escasa o nula disponibilidad forrajera hace prever un invierno muy complicado. Al respecto, la ingeniera Scarel estima que afectará la condición corporal de los vientres al momento del parto y por lo tanto incidirá en el porcentaje de preñez que, estima, será en toda el área un 20% menor. En los Distritos de Vera y La Gallareta las condiciones son más preocupantes y ya se produjeron muertes.

En Alejandra, distrito que cuenta con unas 140.000 cabezas, entre el Saladillo y la ruta 1 el agua de napa no sirve, las represas se están secando y "es imposible tener hacienda", relató el presidente comunal Raúl Lovatto (PJ). "La situación es crítica porque el invierno recién está por comenzar" dijo el funcionario y adelantó que "acá la gente ya está preguntado si va a haber ayuda, sobre todo fondos para comprar comida para el ganado". Tras haber participado en una reunión con funcionarios de la cartera productiva provincial, señaló: "espero que desde el Ministerio (de la producción) entiendan que la ayuda tiene que ser para dentro de muy pocos días, no para septiembre u octubre".

Más al sur, en el departamento Garay, la situación no es muy diferente. En Santa Rosa de Calchines, donde había esteros y bañados se observan terrones de barro cocidos al sol, caranchos rapiñando cadáveres de tortugas y algunos vacunos "ramoneando" camalotes secos. "La situación es caótica, los productores están desesperados", sintetizó el veterinario Leandro Trevisani. Es que, en el apuro por brindar agua a la hacienda, los productores se ven obligados a concentrarla en pocos potreros sin separar vacas de toros, con lo cual se desorganizan las pariciones futuras (lo mismo ocurrió el año pasado, pero por exceso de precipitaciones). Además se registra una caía en el índice de preñez, así como del peso de los terneros al destete.

Como si fuera poco, el mercado no ayuda. La incertidumbre que se cierne sobre la actividad golpea fuerte a la invernada y sin precio ni demanda se hace difícil aliviar los campos. "Los feedlots no están funcionando, no llevan los terneros; los novillos no están saliendo, entonces el invernador o el exportador no están reponiendo su estructura de novillos por lo que no hay demanda de terneros hoy por hoy", agregó Trevisani.