Economía: ECON-03
EMPRESARIOS & EMPRESAS - Casos
El negocio del agua clara
La potabilización de aguas y el control de efluentes forman parte de los requerimientos de control ambiental, un tema que es noticia cotidiana. Pero, a su vez, pone en juego factores económicos de oferta y demanda, que como tales responden a leyes de mercado. Pese a todo, el negocio marcha.

Control Analítico SRL es una empresa santafesina, creada en 1984, que opera en dos direcciones. Por una parte, la fabricación y venta de productos químicos para el tratamiento de aguas; por otra, una división de ingeniería para potabilización de aguas o tratamiento de efluentes industriales.

Domingo Lemme es socio gerente de la firma -existen otros 2 socios- y su responsabilidad se concentra sobre la segunda división -ingeniería para efluentes-, que aporta aproximadamente 20 por ciento del giro anual de la empresa.

"Cuando iniciamos nuestra operación en Santa Fe, el tratamiento de efluentes no estaba muy desarrollado. Era un trabajo que hacían algunas pocas firmas de Buenos Aires. Sí estaba desarrollada la parte de productos químicos, pero la ingeniería para el proceso de efluentes todavía no se había extendido en el mercado".

Otra referencia sobre los comienzos del negocio es que, para ese tiempo, la conciencia ambiental no existía con la fuerza que tiene en nuestros días y el tema no estaba instalado en los medios ni reclamaba la atención política. Fue recién a partir de octubre de 1996, fecha en que salió a la luz la norma ISO 14.000, cuando la gestión ambiental obtuvo la importancia que ahora tiene.

"Precisamente cuando vino esa onda, la certificación de la norma 14.000, yo aproveché mis conocimientos básicos y comencé a crear esta división, a la que en estos momentos me dedico en forma exclusiva", explica Lemme.

Los nichos

Cuando el gerente habla de conocimientos básicos se refiere a que durante varios años había trabajado en compañías extranjeras, dedicadas al tratamiento de efluentes del ramo metalmecánico. De allí que entre sus primeros clientes figuren Industrias Basso y Edival (ahora del Grupo Mahle), de Rafaela.

Pero la realidad del mercado era otra. "Acá me encontré con que la mayoría de las industrias son agroalimentarias -lácteas o frigoríficas-, que no tenían mucho que ver con mi especialización anterior, que era con la industria metalmecánica", dice.

El hecho es que, hoy por hoy, la rama de ingeniería de la empresa depende en 90 por ciento de los trabajos realizados para la industria alimentaria y el resto se orienta a desarrollos para otros rubros industriales y algunas obras públicas.

Por otra parte, la fabricación y venta de equipos representa 90 por ciento del giro anual y 10 por ciento corresponde al know how ingenieril, que generalmente debe adecuarse a la medida del cliente. Cita Lemme: "Basso y Edival fabrican válvulas. Pero sus plantas no son iguales porque sus necesidades son distintas. En cada caso hubo que desarrollar una ingeniería diferente."

La inversión

Durante su charla con El Litoral, el gerente hizo hincapié en que el negocio de Control Analítico depende, fundamentalmente, de la disposición de las industrias a invertir en control ambiental. Pero, a su juicio, esa disposición se ve retaceada porque muchas empresas dudan acerca de las futuras variables políticas y económicas que podría tener el país. A eso se suma que las compañías más pequeñas, en la actual coyuntura, eluden las inversiones que no sean rentables a breve plazo. Como consecuencia, sólo algunas grandes compañías se atreven con esas inversiones.

El gerente menciona 2 casos entre sus clientes. Uno es la fábrica de PB Leiner, en Sauce Viejo, que tiene una planta potabilizadora que toma agua del río y procesa 200 metros cúbicos por hora. "Vista desde el aire, es más grande la superficie de tratamiento de aguas que la de producción de gelatina", compara.

La otra mención refiere a la fábrica de herramientas Bahco (ahora Eurotool) que, en sucesivas etapas, debió construir 4 plantas de tratamiento de efluentes. "Uno termina desarrollando la planta de tratamiento de la planta de tratamiento de la planta de tratamiento. Es una cadena entrópica que no termina nunca".

Es claro que aquí entra en juego la real capacidad de inversión de una empresa, que debe volcar ese costo a un sector no productivo. El retorno que tiene es de beneficio social, pero no todos pueden, o quieren, asumir ese costo.

Cabría agregar que en varios países centrales la cuestión ambiental se incluye entre las políticas de Estado, por lo que éste dirige ingentes subsidios hacia el sector fabril para amortiguar el costo de instalación de plantas descontaminantes.

El crecimiento

De todos modos, los últimos 3 años no fueron malos para Control Analítico. Lemme admite que ha estado creciendo en facturación a un ritmo de 25 por ciento interanual, aunque no da detalles en dinero. La mayoría de los equipos vendidos trabaja con sistemas biológicos para el tratamiento de efluentes.

Los mejores negocios provienen de las provincias de Entre Ríos y Córdoba, a los que se suman los concretados en Buenos Aires y en el interior de Santa Fe. En ese cuadro, el departamento La Capital no tiene méritos.

"En los últimos 3 años hemos realizado muy pocos negocios en la ciudad de Santa Fe. Eso nos ha llevado a dedicarle un especial esfuerzo de ventas porque, para ser sincero, es donde menos se vende."

La empresa -donde trabajan 15 personas y que tiene en cartera más de 70 clientes históricos- se mueve con una red de representantes instalados en Entre Ríos, Misiones, Chaco y Córdoba. Buenos Aires es capítulo aparte, porque allí entra a jugar la asociación que Control Analítico anudó con TYBSA y Falmet SRL, firmas especializadas en el equipamiento para el tratamiento de aguas, para conformar entre todas el Grupo Eisa.

La asociación abre el horizonte de negocios a toda la provincia de Buenos Aires, La Pampa, Neuquén y Chubut. Además, Falmet tiene presencia en Uruguay, Bolivia, Paraguay y Ecuador, y actualmente negocia exportaciones a Nigeria.

"Es un caso sinergia, donde no competimos entre nosotros. Las plantas potabilizadoras y de tratamiento de líquidos cloacales han comenzado a fabricarse con nuestra tecnología. La idea es construir grandes instalaciones tanto para las industrias como para la provisión de agua potable a las ciudades. Las 3 compañías buscamos oportunidades individualmente, pero todo el desarrollo ingenieril de los negocios que surgen los realiza Control Analítico, en Santa Fe", concluye Lemme.

LOS COSTOS

El costo para equipar una fabrica con plantas para el control de efluentes varía según el producto que se fabrique y el volumen que se procese. De todos modos, es siempre una inversión significativa que debe tener en cuenta los siguientes ítems.

* Inversión en terrenos para colocar equipos de control.

* Costos de ingeniería, incluyendo selección, diseños y dirección de montajes.

* Costos de los equipos específicos de filtración.

* Costos de accesorios: tuberías, ventiladores, bombas, etcétera.

* Costos de evaluación y muestreos, ajuste de los procesos y lucro cesante por instalaciones y puesta en marcha.

* Costos de instalación de obras civiles.

*Costos de operación, incluyendo mantenimiento, energía eléctrica, agua, repuestos, etcétera.

* Costos de equipo periférico para eliminación de subproductos, incluyendo costos de capital y de operación de esos sistemas.

Félix Canale