Escenarios & Sociedad: SOCI-08
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Humor y grotesco

Hemos recibido "Del teatro de humor al grotesco", libro publicado por el Instituto Nacional del Teatro con obras del dramaturgo santafesino Carlos Pais. Según el crítico Carlos Pacheco, "Carlos Pais es un santafesino radicado en Buenos Aires desde 1968, ciudad que adoptó (y que, a su vez, lo adoptó a él) y donde estrenó su primera obra. Este es un dato importante porque la dramaturgia de Pais contiene aires porteños, está escrita desde esta ciudad y con la sensibilidad puesta en esta ciudad. Como toda obra valiosa, rompe los límites de su comunidad (varios de sus textos han sido estrenados en países de América Latina, Estados Unidos y España), pero no puede disimular sus genes".

Este tomo que publica el Instituto Nacional del Teatro -continúa Pacheco- "incluye cuatro de las obras de Pais, suficientes para abordar la dramaturgia del autor. Dos de ellas no fueron estrenadas hasta el momento de escribir estas líneas. Hay que vivir y dejar vivir es un monólogo que describe la tribulaciones de un marginal -un linyera, diríamos en otros tiempos- personaje que apasiona a Pais y que lo reproduce, con matices, en el Poyo, el protagonista de Guachos, un texto que se estrenó en el Teatro San Martín y cumplió una temporada exitosa. Guachos es una obra arriesgada, que se anima a meterse con un tema delicado para los argentinos: los desaparecidos (en este caso el de los hijos apropiados, más precisamente), tema que a todos nos tienta abordar pero que se nos aparece cargado de dificultades. Pais lo hace sin perder su estilo, de humor socarrón, desbordado. Y lo logra a partir de la ternura con que trata a sus personajes, una constante de toda su obra.

Amor al aire libre, escrita en 1980, nunca fue estrenada. En el momento de escribir estas líneas se iniciaron los ensayos en el Teatro Latino de la Luna, en Washington". Días eternos, finalmente, es uno de los últimos textos de Pais y uno de los más ricos de su producción. Contiene, como toda la escritura de este autor, una narrativa impecable. Los hechos suceden con una naturalidad que nace de un oficio maduro. La historia, de apariencia realista, avanza hacia el delirio. Los personajes pertenecen a la fauna de Pais, tipos reconocibles, personas de hoy, rodeados de las circunstancias que pertenecen a esta comunidad y a este tiempo. Pero, como siempre, tratados con ternura y comprensión. Porque si algo distingue a la obra de Pais son sus personajes, ricos, siempre con un pie en los márgenes de la realidad, sorpresivos. Y si bien desatan la risa son personajes que, como en el grotesco, se toman la vida en serio. Pais no se ríe de ellos. Simplemente, los pone en situaciones que desatan el humor.