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SOCIEDAD / LUGARES
Los pagos de Segundo Sombra
Coronda y la figura del gaucho. La vida del personaje que inmortalizara Ricardo Güiraldes en su novela "Don Segundo Sombra", de 1926, despertó a la luz en esta ciudad santafesina. Hoy, los corondinos rescatan su memoria en defensa de los valores que supo transmitir con su modo de vivir. textos de Alfredo Ceballos.

Para recordar a don Segundo "Ramírez" Sombra, tendríamos que empezar por los versos de José Pedroni:

"Quisiera haber vivido mucho tiempo antes/ en nuestra hora prima,/en nuestro día madre,/sólo para conocerte...".

Para hablar de don Segundo "Sombra" Ramírez hoy, hay que recurrir a quien estudió su vida: Julián Fernández Hütter, quien -al no encontrar la partida de nacimiento- se basó en crónicas de la época y de la tradición oral, para afirmar que nació en la ciudad santafesina de Coronda, entre agosto y setiembre de 1851 ó de 1853. Avala esta última fecha, un acta labrada en San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires, donde consta su segundo casamiento, ocurrido el 15 de marzo de 1934. Allí, Don Segundo aclara tener 81 años y haber nacido en tierra corondina, por lo cual se deduce como año de nacimiento 1853.

El apellido Ramírez venía -conforme a las referencias- de los antiguos amos de sus padres, descendiente de los Ramírez que, desde los tiempos de Garay, poblaron estas regiones. El apellido alcanzaría reconocimiento universal tras la novela de Ricardo Güiraldes primero y la música de Ariel Ramírez, mucho tiempo después.

El apodo "Sombra", atribuido por algunos al morocho oscuro de su padre, vendría tal vez de quién sabe qué extraño designio, como si se anticipara desde un tiempo impreciso la magnitud de su figura, capaz de erguirse cual sombra generosa a cuyo amparo se hicieron muy hombres y muy gauchos otros criollos.

El mismo Fernández Hütter, allá por 1945, dirá de sus primeros años: "Niñez sin niñez, sin escuela, enhorquetado ya sobre el lomo del petiso aprendiendo a servir... como maestra, la vida".

De esta niñez sin halagos pasó insensiblemente a una adolescencia huérfana de afectos, y despunta a la mocedad prematuramente, al rigor de la marca "del andar zangoloteándose atrás de las tropillas".

Cumple las primeras armas de jinete en la Estancia de los Núñez y gana a lonjazos los primeros reales. "Y el muchachón se fue haciendo hombre, hecho y derecho, de una pieza, varón en grado sumo", describe Fernández Hütter. Y así siguió su destino de resero: hombre de estancia.

Un hombre de buenos valores

La colonización agrícola fue cambiando el panorama real: los dorados trigales y los linos en flor reemplazaron la agreste hierba donde pastaba el ganado; se parcelaron los campos; se levantaron múltiples viviendas para albergar a la gente rubia que vino de lejos en busca de paz y trabajo. Él se sintió extraño en su propia tierra y buscó marcharse siguiendo el rumbo de la Cruz del Sur, hasta afincarse, por años, en San Pedro y luego en los pagos de San Antonio de Areco. Allí -ya conocemos-, trabajó para los Güiraldes. Allí, también, tuvo compañera y allí falleció un 20 de agosto de 1936.

Es recordado por sus amigos como un hombre bondadoso, cortés, noble, cabal, generoso y sencillo; hábil y perseverante en la tarea diaria, de buen trato y gusto para hacer bromas. Parco en palabras, pero muy agudo.

Fue un Hombre (con mayúsculas) y en su larga vida -como todo ser humano- tuvo también sus desaciertos que, unidos a su fe y devoción cristiana, le dieron la templanza que sería distintiva en su carácter: la capacidad de callar, de reflexionar y de mover a la reflexión a los demás.

Fue un hombre hecho carne en el atajo de una dura vida, avezada en las lides de otra epopeya, la que cimentó en la paz y la grandeza nacional.

Aún hoy viven en Coronda sus descendientes, familiares de Segundo Ramírez Sombra. Una de ellas es Eda Ramírez, ampliamente conocida en la comunidad por su destacada trayectoria docente, hoy ya jubilada.

Reivindicar su figura

UN GESTO DE LOS CORONDINOS

Desde 1997, a partir de una iniciativa del periodista Diego Rotman (tomada de otra similar de Estados Unidos) se entrega el antipremio del Martín Fierro conocido con el nombre de "Don Segundo Sombra", y va por internet.

"No le hace nada bien a este periodista haberlo promovido, ya que nadie lo retira; nada bien le hace usar el nombre y la figura de Don Segundo, ya que este gaucho existió realmente y fue buena persona. Este nombre es digno de un premio que no raye en lo chabacano y grosero", se manifestó el Centro de Jubilados y Pensionados de la Docencia de Coronda.

Coronda, el lugar de nacimiento, reivindica la figura de un hombre de campo que dejó ejemplo de valores: bondad, buen trato, cortesía, nobleza, generosidad, sencillez, habilidad y perseverancia en sus tareas de campo. La familia Ramírez (poseedora de insignes maestros como Ariel) se merece un trato respetuoso a su memoria.