Lenin decía que ante un conflicto había que agudizarlo y generar un enemigo para después echarle la culpa. La estrategia del gobierno está en este sentido. El interior quiere construir un país federal. La gente ya no cree más el verso de que el campo es golpista, el campo quiere producir soja, carne, leche y trigo; la política no le interesa así que esas agresiones gratuitas del gobierno, la gente no las cree más.

Los fabricantes de maquinarias agrícolas se han pronunciado, algunos se han manifestado, pero es cierto que los industriales están muy callados. Ha habido varios pronunciamientos, pero lo que vemos con respecto a la industria, a los bancos, a las otras entidades que están muy relacionadas con lo que le pasa al campo, es que han intentado hasta ahora no pronunciarse y esa es una costumbre muy argentina: no jugarse, no comprometerse con la sociedad. Va a llegar el momento en el que van a tener que exteriorizar alguna opinión porque a medida que se agrava el conflicto, los problemas crecen.

La Unión Industrial Argentina no quiso firmar con el gobierno nacional el plan del bicentenario que le proponían porque dijo que si el campo no estaba dentro de los que firmaban el acuerdo, la UIA tampoco lo firmaba.

Acá hay un árbol delante y un bosque detrás y no se puede avanzar si no se intenta solucionar el problema del árbol que tenemos delante. Hablar de un pacto del bicentenario para dentro de dos años, hablar de una política para los próximos meses cuando hay un conflicto en ciernes que no se quiere solucionar no parece una actitud demasiado clara. Acá hay que solucionar el gran conflicto nacional que es el conflicto de todo el interior que se levantó en contra de un centralismo opresor, sino se soluciona ese problema, ese conflicto va a seguir. He visto solicitadas en las que se dice que ambas partes tienen que ceder y lo que no interpreta esta gente es que el campo viene cediendo hace dos años: primero cedió cuando le pusieron un 10% de retenciones para exportaciones y le dijeron que era una cuestión temporaria para salir de la crisis. En realidad lo único cierto fue que ese 10% era temporario porque luego aumentó al 20% y el campo volvió a ceder. Después del 20% se incrementó al 27,3% y el campo volvió a ceder y allí se sembró la soja. Luego se acrecentó al 35% y el campo nuevamente no dijo nada.

El campo ha cedido con los cereales, con la carne, con el peso mínimo de faena, con la intervención de los mercados, con los precios máximos en la góndola y en el ganado en pie, con el cierre de las exportaciones, con la intervención de los mercados, con el apriete de los consignatarios. Y el campo cedió, cedió, cedió, cedió...

(*) Presidente de la Sociedad Rural de Rosario