Política: POLI-01
Alimentos y energía
Agregar valor a los productos
Con un país casi paralizado y quemando valor, la presidenta de la Nación insiste en dar lecciones sobre valor agregado a los productos argentinos. Paradojas del modelo K.

Ayer, con el interior del país casi paralizado, la presidenta Cristina Fernández estuvo particularmente locuaz y abundó en una de sus obsesiones: la necesidad de agregar valor.

"Siempre digo que cuando uno mata la gallina de los huevos de oro para ver si consigue más oro, lo único que consigue es un animal despanzurrado, pero no consigue más huevos de oro", dijo en una de sus apariciones. Era, claro, una crítica a los productores agrarios, pero bien podía ser una descripción de los resultados que de persistir- cosechará la política agropecuaria oficial o de los que ha venido consiguiendo la política energética.

Habló también de la "paradoja" de la huelga de los camioneros españoles que, sofocados por el altísimo precio mundial del petróleo, piden subsidio al combustible. "Una medida similar a la que tienen el transporte público y comercial en la Argentina", tradujo, para luego emprenderla contra la ceguera de los productores agrarios que "no ven o no quieren ver la oportunidad histórica ante la que están y todo lo que los argentinos estamos colocando en materia de cambio, de subsidio a los combustibles y de salarios".

Con apenas horas de diferencia, al anunciar un acuerdo sobre el precio del arroz, la presidenta se siguió explayando: "Hace pocos días cerramos un acuerdo con la industria de vacas conserva para agregar producto, para que no salga la vaca colgada fría del gancho. Si la hacemos en viandada en cubito o en esas cosas largas horribles que no sé como las comen, pero las comen -hay que respetar el gusto de todo el mundo, ¿por qué no?-, estamos agregando valor a nuestros productos y trabajo para los argentinos", dijo, casi graciosa.

Además, la presidenta negó que el largo conflicto del campo haya provocado un enfriamiento de la economía. "El consumo interno sigue aumentando pese a que también leí un titular de reducción; los datos del Banco Central nos hablan de un aumento de préstamos personales y de tarjetas de crédito de 42 por ciento interanual, de abril a abril, y de de mayo a mayo, de 45 por ciento", enfatizó.

"Basta ir a la calle y ver la cantidad de autos y camiones, tornando casi imposible entrar (a Buenos Aires)", se regodeó la jefa del Ejecutivo, pasando por alto que en los últimos cinco días el empalme entre piquetes de ruralistas y transportistas transformó las rutas argentinas en callejones sin salida y generó innumerables oportunidades de violencia.

Cristina dixit

La presidenta habla a menudo. Los discursos son una característica central de su gestión. Lo interesante, en todo caso, es contrastar sus palabras con la realidad y contra sus palabras de otros momentos.

Por caso, es cierto que el acuerdo para permitir la exportación de 10.000 toneladas mensuales de productos termoprocesados a partir de vacas de conserva "agrega valor". Pero más relevante que esa perogrullada es el a esta altura seguro incumplimiento de la cuota Hilton, de cortes de alto valor a la Unión Europea, prohijado por las regulaciones y chicanas del gobierno en el conflicto con el campo.

La presidenta parece apreciar mucho más un acuerdo que ensancha los negocios de la ahora brasileña Swift (su acción subió fuerte con el acuerdo de vacas conserva) que la pérdida de una porción de cortes de alto valor (cerca de 20.000 dólares la tonelada) prácticamente igual a la mitad de la cuota que tienen Uruguay y Brasil. La tarea de agregar valor a la carne no empieza en los frigoríficos, sino antes, y está dispersa a lo largo de toda la cadena, desde la selección genética, la cría, la alimentación, la sanidad animal, los cortes y el envasado.

En cuanto a energía, la Argentina está recorriendo raudamente el camino de la escasez. El miércoles pasado, la petrolera británica BP presentó su Statistical Review of World Energy 2008. Allí puede observarse que mientras hace diez años la Argentina producía más petróleo que Brasil, el año pasado produjo 62 por ciento menos.

En gas las comparaciones son aún menos favorables. La dispar evolución entre producción, consumo y exploración hizo que las reservas del fluido en nuestro país hayan caído en un tercio y equivalgan hoy a menos de diez años de nuestra menguada producción. Sólo tres (Alemania, Reino Unido y Baherein) de 49 países relevantes en materia de gas que identifica el informe tienen una relación reservas/producción inferior a la argentina. Trece tienen reservas equivalentes a más de cien años de producción, y la media mundial es de 60 años. Si es cierto, como dijo la presidenta, que el siglo XXI es de la energía cara, la Argentina va camino de pagar cada vez más (y cobrar menos) de esa cuenta.

Intercambios

Fue también paradojal el anuncio presidencial del jueves, cuando la presidenta presentó el programa de importación de lámparas eléctricas de bajo consumo desde Cuba, a cambio de alimentos para la isla. Las lámparas son chinas, pero los cubanos, explicó el ministro de Planificación, Julio De Vido, las venden más baratas.

No está muy claro cómo se valuará ese intercambio, pero ojalá que sea de un modo más sensato y más barato que el precio que la Argentina K paga por colocarle bonos a Venezuela. A cambio de los 1.000 millones de dólares que el amigo Hugo Chávez pagó por los títulos argentinos semanas atrás, nuestro país devolverá, en los próximos siete, un total de 2.339 millones. Si la Argentina sigue agregando valor y haciendo negocios así, todos los trenes seguirán pasando de largo.

Sergio Serrichio (CMI)