Sucesos: SUCE-11
Habrá una misa en homenaje por la tarde
Un año sin respuestas para la familia de Mario Laracca
El joven comerciante murió de un disparo en la cabeza, justo la mañana del Día del Padre. A un año del ataque, la Justicia parece estar cada vez más lejos de los asesinos. Mañana a las 10 los vecinos se reunirán en la esquina del crimen en señal de apoyo.

Mañana se cumple el primer año del crimen impune de Mario Laracca, un comerciante de 32 años de esta ciudad, acribillado en la calle y de un balazo en la cabeza. Ocurrió un mediodía de domingo, cuando se dirigía junto con su esposa e hijo, a celebrar el Día del Padre con la familia.

En su homenaje habrá una misa, a las seis y media de la tarde, en la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, a pocos metros de donde los Laracca tienen el negocio. Además, con el apoyo de los vecinos, convocaron a una reunión para las 10 de la mañana, en la esquina de las avenidas Fray Cayetano Rodríguez y López y Planes.

El 17 de junio del año pasado, poco antes de la una de la tarde, dos delincuentes se lo encontraron a la salida de la carnicería que está en la esquina de su negocio cuando se escapaban tras consumar un robo. Uno de ellos estaba armado y ejecutó a Mario, tal vez porque lo confundió con un policía, porque creyó que intentaría detenerlos o por el simple desprecio a la vida.

Minutos antes, el comerciante había pasado por el negocio de venta de herrajes que la familia tiene en Fray Cayetano Rodríguez, a metros de la avenida López y Planes. "Volvió a buscar unas moneditas para los chicos que están en el semáforo", recordó Felipe, su papá, a los pocos días del crimen.

La marcha

Cinco días después de la fatal agresión, la policía allanó dos casas del barrio Barranquitas Oeste -en Artigas y Perú al 4200- y detuvo a dos jóvenes de alrededor de 20 años.

Ambos estuvieron cuatro días tras las rejas, pero pronto debieron ser liberados porque no fueron reconocidos por las víctimas del robo y los testigos ocasionales que esa mañana estaban en la carnicería. Tampoco encontraron el arma homicida.

Entretanto, el lunes 25 de junio hubo una marcha bajo la consigna: "Justicia para Mario Laracca". "Venimos porque nos mataron nuestro hijo", dijeron Felipe y Ana María esa tarde de llovizna. El diario de la fecha consignaba que participaron "alrededor de 800 personas" en la caminata que unió el lugar del crimen con la Comisaría 6ta., ubicada en López y Planes al 4300.

En la seccional el ex jefe de la Unidad Regional I, Juan Faustino Ruiz, esperaba a los familiares de la víctima para darles las únicas noticias con las que contaba, que era la detención de dos sospechosos. Hacía apenas unos días que había asumido el cargo y le tocaba enfrentar un caso de alta resonancia pública.

Ocho meses después, el juez de Instrucción Penal de la Primera Nominación, Pedro Guevara, hizo un pedido público a la comunidad, convocando a quienes puedan aportar pruebas o elementos para su esclarecimiento.

Sin embargo, y a pesar de que varias personas se acercaron y llamaron por teléfono al juzgado, todas las pistas se derrumban ante el testimonio del principal testigo y víctima del asalto, que hasta la fecha no pudieron reconocer a ninguna de las personas que le pusieron enfrente.

Carta del hijo

Valeria Migliano, la esposa de Mario Laracca, envió este domingo una carta a la Redacción para el Día del Padre, de parte de Francisco, su hijo de 4 años.

"¿Sabés, papá? Me gustaría estar sentado en tus rodillas, como antes, para que me expliques las cosas que no entiendo", dice en uno de sus fragmentos. Y continúa con una crítica entre abierta y solapada para quienes deberían contribuir al esclarecimiento: "Escucho que la gente grande comenta cómo unos asesinos te mataron en la puerta de casa, cómo la policía no encontró a los culpables, cómo la Justicia camina tan lenta que parecería que no se mueve, cómo algunos vecinos miran para el costado porque tienen miedo de hablar y cómo otros, en cambio, nos acercan su cariño para que tu ausencia duela menos. Y claro, yo soy muy chiquito y muchas palabras se me escapan. ¿Qué es la Justicia, papá? ¿Entiende ese señor que está sentado frente a un escritorio en Tribunales lo que nos pasó? ¿Nadie se anima a preguntarle por qué no se puede encontrar a los asesinos...? ¿Y la Policía, papá? ¿No me enseñaste que ellos nos cuidan y nos protegen? ¿Dónde estaban ese domingo? ¿Dónde están, ahora? ¿No tienen miedo de que a sus hijos les pase lo mismo que a mí?".