Economía: ECON-02 Desequilibrio fiscal, síntoma de una patología más profunda

"El tema fiscal forma parte de una patología histórica y constante de la Argentina que ha sido la reiterada neutralización del Congreso de la Nación como la "gran arena' para la negociación del reparto territorial de los recursos", sostuvo Edward Gibson, profesor asociado de Ciencias Políticas en el Centro Internacional de Estudios Comparado en la Universidad de Northwestern.

El orador norteamericano de origen pero que había vivido varios años en la Argentina en su juventud, disertó en Rosario en el marco del Precoloquio Centro organizado por Idea.

"Un sistema con el corazón arrancado (el Congreso) no funciona", reflexionó el académico para decir luego, que deben "funcionar las instituciones existentes del federalismo para ver dónde se deben hacer las rectificaciones".

Gibson abordó el federalismo desde la óptica de un observador externo y de una perspectiva comparada. Partió de explicar que el federalismo, en una vertiente, "es la organización territorial del país" y en otra, el régimen político institucional que adopta. Agregó que el federalismo no era "más democrático que el unitarismo" pero sí necesario y consideró que "la organización territorial de la Argentina desde los orígenes fue un problema" y se refirió a los debates pre constitucionales sobre la forma de institución que diera respuesta a la diversidad del país.

El orador recordó, por ejemplo, que en 1827 Bernardino Rivadavia había hablado de "hacer la unidad a palos" e indicó que después de casi 200 años se tenía "un régimen de unidad a palos".

Observadores externos

Gibson refirió que cuando los observadores externos analizan a la Argentina y la comparan con otras naciones suelen decir que es uno de los países más federales del mundo porque consideran que tiene una alta descentralización, gobiernos formales en provincias y una Cámara de Senadores de la Nación con igualdad de participación por distrito, pero a continuación recordó una conversación con el ex presidente Fernando de la Rúa, quien le había señalado que el país era "federal en teoría y unitario en la práctica" .

Para Gibson, la respuesta es distinta a su vez cuando se habla del régimen fiscal. Consideró que salvo Rusia, no hay ningún país federal que centralice tanto los recursos fiscales, manipule las decisiones y los disponga con tanta discrecionalidad. "La práctica del federalismo fiscal anula la teoría", agregó.

Luego reseñó que para las provincias que se benefician con la distribución de recursos, el federalismo funciona muy bien. En tanto, para las que contribuyen con más fondos que los que luego vuelven por coparticipación, lo consideran como una apropiación de los recursos locales.

"La realidad -aseveró- es que hay muchas Argentina y no hay un talle a medida que una a todas", precisó, para decir luego que el tema fiscal era "el síntoma de un problema más profundo: la falta de "una arena' para dirimir los problemas". Atribuyó, además, como otra arista del problema que opera contra el federalismo "la subordinación permanente de los municipios". Entonces consideró que "la solución debe ser política y se la tendrá que ver provincia por provincia".

En la parte final de la exposición, aludió a que las instituciones del federalismo debían funcionar con los roles que se les había asignado, situando al Congreso "en el centro de la organización, "la gran arena' para la renegociación del reparto territorial de recursos".