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MODA
Para estar bien abrigados
Tendencias en tejidos. La calidez y suavidad del tejido protege de los fríos días de la temporada invernal. Más allá del clásico suéter, se impone en vestidos, largos cárdigans, capas tamaño XXL e, incluso, polainas. Todo en variedad de opciones, desde las más exclusivas hasta las más comerciales. textos de Georgina Lacube.

Desde la época del Imperio romano el cashmere fue considerado un símbolo de riqueza, tanto pecuniaria como sensual. Las damas con alto poder adquisitivo lo preferían por ser un tejido ligero, vaporoso y muy suave.

Diana Vreeland, influyente jefa de redacción de la revista Vogue (1962-71), comparó el lujo con el cashmere y, coherente a su declaración, vistió un suéter en este exquisito material cada vez que podía.

Con el tiempo, el desarrollo textil desplazó al cashmere de la cima del podio del lujo. La fibra de vicuña y de guanaco orgánica junto a la lana fina y extra fina merino, son las nuevas fibras preciosas, y se producen en la Patagonia.

Codiciadas por todo el mundo, hoy las exportaciones de lanas y cueros lanares ascienden a 172 millones de dólares anuales. "La Argentina, en sus 2.797.000 kilómetros cuadrados de superficie, con la gran variedad de climas que posee, está en condiciones de producir toda clase de lana, desde la más fina (merino) hasta la más gruesa (lincoln y criolla)", explica la Federación Lanera Argentina.

Textiles orgánicos made in Argentina

Guenguel, una empresa de la familia Mazquiarán, produce fibra de guanaco orgánica y otras fibras naturales como la lana fina y extra fina merino. Comprometidos con la producción sustentable, incorporó a su método de trabajo conceptos vinculados a conductas ambientalmente responsables.

"El guanaco es un animal de la fauna autóctona de la Patagonia, se cría respetando su estado silvestre y se los esquila vivos. Además, la tecnología empleada se aplica bajo estrictas normativas de calidad a nivel de producción como del procesamiento de la materia prima y la prenda terminada. Las fibras obtenidas se utilizan para elaborar artículos de tejidos de punto, tejido plano artesanal e industrial que devienen en tres líneas de productos diseñados por Alicia Meschini", detallan en la firma.

Cuentan con una línea Premium que resulta de la combinación de fibra de guanaco con lana merino extra fina y otra de pura lana merino extra fina y una tercera línea artesanal de artículos hechos a mano, inspirada en la cultura tehuelche. A todas se las puede encontrar en el local que Guenguel inauguró en El Calafate.

Otro caso es South Latitude Argentina, una productora de prendas de tejido de punto del sur del país que elabora y diseña los suéteres orgánicos Koshkil (vientos patagónicos) con lana orgánica que se destaca por su suavidad y calidad. Exportan a Chile, Francia y Japón y fabrican prendas orgánicas a pedido (para marcas como La Dolphina y Cardón).

Bien autóctono

En el otro extremo del territorio argentino, en el pueblo catamarqueño de Santa María, la artista plástica y diseñadora Manuela Rasjido elabora prendas donde lo ecológico es una cualidad implícita. Utiliza en sus colecciones materiales autóctonos como la lana virgen de oveja y de llama y algodón orgánico. Descarta cualquier proceso químico.

"La lana es hilada a mano, tejida en telares rústicos y al final teñida personalmente por mí. Utilizo vegetales como raíces, resinas, flores, tallos, cortezas, hojas jarilla, palo azul, algarrobo, churqui, grana cochinilla, etc. También tiño con óxidos minerales extraídos de las montañas, siempre utilizando los recursos de la naturaleza, pero sin perturbar su equilibrio", dice Manuela.

Sus diseños incluyen faldas, chaquetas, blusas, tapados, sacos, chalecos y capas. Completa con una línea de accesorios, bufandas, chales y fajas.

Un hit, tejidos de punto

Si otros inviernos ocuparon gran parte de estantes y cajones del ropero, esta temporada habrá que buscarles un lugar adicional. Las prendas tejidas suman volumen y rescatan motivos ya olvidados, como el punto con ochos y trenzas.

En la colección del diseñador Rafael Garófalo, las prendas realizadas en tejido de punto ganan espacio. En distintos largos, algunos con mangas murciélago, poleras, twinset, sacos, capas y tapados en tejido irlandés. También propone algunos equipos cancheros de chalecos a la rodilla y polleras plisadas tejidas.

¿Colores? Se destacan los tonos negro, gris, violeta, amarillo, rojo, crudo, chocolate y azul.

Quien también se hizo eco de la tendencia fue la marca Wanama con su línea de amplios suéteres desestructurados y gorros en formato maxi. Todo, en una paleta de verde, violeta, negro, gris, chocolate y azul.

La firma de indumentaria femenina Aridza no dejó pasar la oportunidad. Incluyó una línea de capas y abrigos de lana jackard italiana en tonos violeta, obispo, gris y negro.

El suéter

El suéter no surgió hasta fines del siglo XIX e incluso entonces sólo lo usaban los atletas. La idea era que una prenda de lana tejida ayudaba a los atletas a sudar copiosamente, lo cual era considerado saludable en ese entonces.

Antes de la Primera Guerra Mundial ya existían algunos cárdigans voluminosos, estilo chaqueta, hechos para mujeres, pero no era elegante. La leyenda cuenta que un día fresco en el campo de polo, Chanel le pidió prestado el suéter a uno de los jugadores, se lo puso y le agradó como le quedaba. Comenzó a hacer y vender suéteres que eran arrebatados por sus clientas. Pero las mujeres en general no comenzaron a usar suéter hasta 1918, cuando, después de cuatro años de tejer medias y bufandas para los hombres que estaban en la guerra, decidieron tejer prendas para sí mismas.

En la década de 1920, la moda se relajó y el suéter realmente se impuso.