Internacionales: INTE-01
Los países emergentes, pertenecientes al G-5, consideraron insuficientes las medidas tomadas para luchar contra el cambio climático
G-8 se compromete por primera vez a disminuir emisiones contaminantes
Ésta es la primera vez que Estados Unidos acepta una meta de reducción de gases con efecto invernadero, ya que la primera economía mundial nunca adhirió al Protocolo de Kyoto, que expira en 2012, y hasta ahora buscaba un acuerdo más amplio que incorporara a grandes economías emergentes como China e India.

AFP-EFE-Télam

Los ocho líderes más poderosos del planeta se comprometieron hoy, por primera vez, a reducir en al menos 50 % las emisiones de gases contaminantes para 2050, una meta inédita para Estados Unidos pero insuficiente para Brasil, México y otros grandes países emergentes.

Reunidos en Toyako, un remoto enclave montañoso en el norte de Japón, los líderes del G-8 también acordaron por primera vez definir metas nacionales, a mediano plazo, para reducir los gases y luchar contra el progresivo calentamiento de la Tierra, aunque sin un calendario preciso.

Los jefes del club de los más ricos se palmeaban mutuamente la espalda tras alcanzar el acuerdo, pero los líderes de las grandes naciones emergentes, nucleados en el G-5 (Brasil, México, China, India y SudáfricaÄ, lo consideraron insuficiente.

"La comunidad internacional ya no podrá escapar a sus responsabilidades", dijo la canciller alemana, Angela Merkel. "Pasamos a un nivel vinculante. Es un verdadero progreso", se congratuló, por su lado, el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

Ésta es, además, la primera vez que Estados Unidos acepta una meta de reducción de gases con efecto invernadero.

Hasta ahora, Washington, que nunca adhirió al Protocolo de Kyoto, se negaba a adoptar cualquier compromiso que no incluyera a China, India y otros grandes emergentes, mientras Brasil y el resto del G-5 insistían en que los más desarrollados deben dar el ejemplo.

El año pasado, en su cumbre celebrada en Alemania, el G-8 sólo pudo ponerse de acuerdo en "considerar seriamente" la meta de reducir las emisiones en al menos 50 % para 2050.

La Casa Blanca se congratuló en Toyako por la declaración del G-8 sobre clima, y dijo que muestra "progresos sustanciales" en relación con el acuerdo logrado en la última cumbre.

Hacia el 2009

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, se declaró "feliz" y destacó que esto "mantiene al mundo en camino para lograr un acuerdo mundial en 2009", con referencia a la conferencia de la ONU sobre clima que tendrá lugar el año próximo en Copenhague, para decidir qué seguimiento dar al Protocolo de Kyoto.

Pero el G-5, que se reunió hoy en Sapporo, a 150 km del sitio de la cumbre del G-8, le reclamó mayores esfuerzos, más rápido.

"Es esencial que los países desarrollados asuman el liderazgo para lograr ambiciosas reducciones de los gases con efecto invernadero", después de que expire el Protocolo de Kyoto, dijeron los líderes del G-5 en un comunicado.

Las reducciones de gases de los países ricos deben ser "al menos de 25 a 40 % para 2020", en relación con 1990, y "de entre 80 y 95 % por debajo de esos niveles para 2050", insistieron.

"Nosotros, de nuestro lado, estamos comprometidos a llevar a cabo acciones nacionales para mitigar" la emisión de gases, dijeron los líderes del G-5, pero pidieron al club de los más ricos "una financiación adicional significativa" para emprender la tarea.

Sudáfrica, uno de los grandes países emergentes que no integra el G-8, consideró que el acuerdo es "un eslogan vacío" que no salvará al planeta del calentamiento global, dijo su ministro de Medio Ambiente, Marthinus van Schalkwyk.

"Aunque la declaración puede parecer un paso adelante, estamos preocupados de que pueda en efecto ser una regresión de lo que se necesita para hacer una contribución significativa para enfrentar los desafíos del cambio climático" afirmó.

Los ambientalistas tampoco están muy contentos.

La ONG Greenpeace consideró que el G-8 "aplazará la acción una vez más", para quien este compromiso "no impedirá el caos climático".

A este ritmo, opinó a su turno Oxfam, "el mundo se habrá cocido en el 2050", mientras WWF lamentó sobre todo la ausencia de objetivos con números y plazos a mediano plazo.

El tema del clima volverá a ser abordado mañana, último día de la cumbre del G-8, en una sesión ampliada junto a Brasil, México, China, India, Sudáfrica, Australia, Corea del Sur e Indonesia, 16 países que representan un 80 % de las emisiones contaminantes del mundo.

Alimentos y petróleo

En el plano económico, los líderes del G-8 advirtieron, asimismo, que los precios récord del petróleo y los alimentos que desatan fuertes protestas en el mundo en desarrollo plantean un "serio desafío a la estabilidad del crecimiento mundial".

Esta escalada de precios "tiene serias implicancias para los más vulnerables y aumenta la presión inflacionaria en el mundo", dijeron.

El G-8 llamó a los países productores de petróleo a "aumentar a corto plazo" las capacidades de producción y refinación, así como a expandir las inversiones en la exploración, la producción y la refinación a mediano plazo.

El precio del petróleo alcanzó un récord histórico a más de 146 dólares el barril la semana pasada, más del doble hace un año, y hoy se cotizaba en torno a los 142 dólares.

El G-8 también concluyó que el mundo necesita un acuerdo sobre la Ronda de Doha de liberalización del comercio mundial para seguir creciendo.

"Una conclusión exitosa de un acuerdo ambicioso, equilibrado e integral de la Ronda de Doha es crítico para el crecimiento y el desarrollo mundiales", dijeron los líderes.

Ayuda a África

En tanto, el G-8 se fijó por primera vez un plazo de cinco años para otorgar a África 60.000 millones de dólares, prometidos para luchar contra la malaria, el sida y la tuberculosis, y reafirmaron su compromiso de duplicar su ayuda al continente para 2010.

"Reiteramos nuestro compromiso de continuar nuestros esfuerzos, de trabajar con la meta de suministrar al menos un estimado de 60.000 millones de dólares en cinco años para luchar contra las enfermedades infecciosas y fortalecer la salud", dijeron los líderes del G-8 en una declaración sobre África.

El G-8 anunció en su cumbre de Alemania en 2007 que desembolsaría 60.000 millones de dólares al continente para ayudarlo en su lucha contra estas enfermedades, pero sin fijar una fecha límite de entrega.

Los líderes prometieron, asimismo, suministrar a África 100 millones de mosquiteros impregnados de insecticida hasta fines de 2010 para detener el avance de la malaria en los países en desarrollo.

También confirmaron su promesa realizada en la cumbre del G-8 en Gleneagles, Escocia, en 2005, de aumentar la ayuda al continente en 25.000 millones de dólares por año hasta 2010, lo cual implica duplicar el nivel de 2004.

Los países africanos invitados ayer a la sesión del G-8 presionaron a los líderes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia para que mantuvieran sus promesas.

Acuerdo de Bush

El presidente de Estados Unidos, George Bush, abandonó su resistencia a que se fije un objetivo a largo plazo para la protección del clima, en la segunda jornada de la cumbre del G-8, que se celebra en la ciudad japonesa de Toyako.

Los jefes de Estado o de gobierno de las siete naciones más ricas del mundo (Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, Francia, Italia y Japón) más Rusia acordaron reducir al menos a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí al 2050.

Hace apenas un año, Bush sólo se había comprometido a evaluar las perspectivas de este objetivo para mediados del siglo presente.

Bien lejos de la crisis alimentaria

Los líderes más poderosos del planeta dejaron de lado el debate sobre la crisis alimentaria mundial para disfrutar de un banquete de delicias japonesas en Hodo, al norte del país, conocido mundialmente por sus exquisitos pescados y mariscos.

Los líderes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Rusia y Japón se sacaron los zapatos y se sentaron en tapices japoneses (tatamis), anoche, para una cena de gala de ocho platos que marcó el comienzo de su cumbre de tres días.

Los jefes de Estado y de gobierno viajaron a Toyako, al norte de Japón, para debatir cómo solucionar los mayores dolores de cabeza del planeta, empezando por la crisis alimentaria desatada por la escalada del precio de los alimentos, que causa estragos entre los más pobres.

"Bienvenidos a Toyako", dijo el primer ministro Yasuo Fukuda a los líderes y sus cónyuges en este espectacular enclave montañoso, al comienzo de la cena convocada bajo el lema "Hokkaido, bendición del mar y la tierra".

La cena comenzó con champaña francés y sake japonés, y entradas de maíz relleno de caviar y salmón ahumado, mini tartas de cebolla tibia, bulbos invernales de lirio y erizo de mar.

Demostrando sus habilidades con los palillos, los líderes también comieron carne vacuna fría de Kyoto, conocida como shabu-shabu, trozos de carne grasa de atún crudo, cangrejos "peludos" o kegani y sopa de cangrejo del mar de Ojost, frente a las costas rusas, servidos en una bandeja con forma de abanico.

Entre los platos principales figuraba una cazuela de cordero alimentado con leche y aderezado con hierbas y mostaza, así como cordero asado con hongos y trufas negras, todo regado con vinos franceses, californianos y húngaros.

Para terminar, diversos postres integrados en una "Fantasía del G-8" y quesos, miel de lavanda y nueces caramelizadas.

Las primeras damas disfrutaron, asimismo, de una tradicional ceremonia japonesa del té más temprano, siguiendo las instrucciones de la esposa de Fukuda, Kiyoko, y presenciaron demostraciones sobre cómo plegar y vestir un kimono y sobre caligrafía nipona.

"La gente realiza la ceremonia del té para desear buena salud a la familia y a los amigos, y para desear la paz mundial", dijo Kiyoko a las esposas de los demás líderes, según un funcionario japonés.