Area Metropolitana: AREA-05
Prevención de riesgos laborales
Protegiendo a los que trabajan
María Elena Martínez-Ledesma es una santafesina que hizo carrera en España como especialista en la prevención de accidentes y patologías en el rubro de la construcción. De visita en la ciudad, relató las características de una disciplina no tan desarrollada en el país.

Ignacio Andrés Amarillo

María Elena Martínez-Ledesma Fontana (Mariel para los amigos) es santafesina y arquitecta. Casada con un español, llegó a Barcelona en 1999, donde se interesó por la prevención de riesgos laborales, especialidad en la que se formó en un instituto dependiente de la Generalitat de Catalunya, y que ejerce ahora en una importante consultora de alcance internacional.

De paso por Santa Fe, donde llegó para visitar a su familia, charló con El Litoral sobre su labor cotidiana.

Ä¿En qué consiste tu trabajo?ÄLo que nosotros hacemos es un servicio de prevención ajeno. Vos podés montar seguridad, higiene y ergonomía (que son las especialidades de riesgos laborales y medicina del trabajo) en la empresa o contratarlo, que es lo que hacemos nosotros. Esto incluye formación a todos los trabajadores, asesoramiento a la empresa, evaluación de los riesgos y luego tratar de prevenirnos o eliminarlos.Tenés el tema de la seguridad que es lo primordial porque son los riesgos más graves; algo de higiene, como puede ser un riesgo químico; y tenés los posturales que son de ergonomía, que uno los deja siempre de lado. Ä¿Hace cuánto que empezó esto en Europa?ÄEn noviembre del "96 salió la ley de riesgos laborales y se empezó a aplicar. Las normativas (allá les llaman reales decretos) se va a actualizando permanentemente. Ä¿Cómo te llegó el interés por esta actividad?ÄCuando llegué a Barcelona en 1999, me comentaron que lo que está en auge en ese momento era esto, y en 2003 me puse a estudiar la carrera. Lo que sí aprovecharon era el tema de mi formación: como yo tengo formación de arquitecta me aboqué al tema de seguridad en obras. Se ve algo de higiene, algo de ergonomía, pero la seguridad es lo primordial, porque es increíble la cantidad de muertos en las obras en construcción. El riesgo más grande en construcción es la caída de altura, tanto si estás del nivel del suelo para arriba como en una zanja. Tratamos de formar a la gente: gente que es albañil desde hace 40 años y te dice "a mí no me vas a enseñar nada". La costumbre hace que no tengan en cuenta imprevistos: "No me va a pasar, porque tengo tantos años", y ahí es cuando ocurre.Mi tarea es ir a las obras, verificar cómo está todo, las máquinas; ver cómo están trabajando y retarlos si lo están haciendo mal. Después, para la empresa se detectan cuáles son los riesgos tanto en la obra o en el depósito, donde también se pueden caer o pueden cortarse, puede haber explosiones... Es todo un mundo que por ahí yo lo tenía como en segundo plano: estaba más en el proyecto. Pero se dio vuelta y me encanta.

Presiones contrapuestas

Ä¿Se choca a veces con las ganas de ahorrar de la empresa?

ÄEl problema más grande es concienciar al empresario de que invierta en seguridad. Se rompe una red (allá se trabaja mucho con redes: a distintos niveles las vas colgando para que sostenga al trabajador si cae), entonces tiene que invertir periódicamente, es lo más difícil de conseguir: saber que la inversión que hacés no cae en saco roto, sino que lo vas a amortizar, que es en pro del bienestar general, no solamente del trabajador. Porque al empresario después le cae una multa, que son carísimas, y le sale más caro que haber previsto.

ÄO les cae un juicio...ÄEso es mucho más lento. Hay arquitectos e ingenieros presos por este tema: ya no es un error de cálculo, "se me vino abajo el edificio", sino que son tan responsables los empresarios como quien lleva el proyecto.Nosotros tenemos que presionar: no es meramente que decimos "yo te aconsejo esto" y ya está; pasamos periódicamente verificando que lo que se le ha dicho esté hecho.Como técnicos, tenemos responsabilidad también, dentro de la cadena. Los riesgos pueden ser desde el muy grave hasta el leve, hay escalas. Podés haber dicho "bueno, éste es moderado", y resulta que se mata la persona. A lo mejor no pasa nada, porque fue una imprudencia del trabajador, pero vas a caer en la mira. Ä¿Hay apoyo de los sindicatos?ÄHay mucho apoyo y mucha presión de Comisiones Obreras y UGT (Unión General de Trabajadores): nunca es suficiente desde el punto de vista de ellos y es cierto. Llegás a pensar que en el momento en que te estirás para poner la red ya estás en peligro. En ese momento, el trabajador tendría que estar con un arnés y atado por la espalda con una línea de vida.Hay mucho control: vos hacés una denuncia y al otro día está la inspección ahí. Hay un accidente, por mínimo que sea, y todas las empresas que están trabajando ahí, desde los que levantan la tierra hasta los que ponen la electricidad tienen que presentar toda su documentación: tienen que haber pasado los reconocimientos médicos (las revisiones), para saber si ese trabajador puede estar. Te encontrás con trabajadores que tienen un problema de vértigo y están subidos, se vienen abajo seguro.Muchas veces se hace formación y te dicen "no, porque ese día tengo que entregar tal planta, y no me pueden llevar a un trabajador para hacer el curso". Se ha reducido mucho la siniestralidad, pero todavía se mata mucha gente. Ä¿Por qué?ÄLa mesa de sierra tiene un resguardo, una protección que la levantan, porque no ven. Pasás de cortarte a que te salte una astilla, puede haber un riesgo eléctrico, pueden estar los cables pelados sobre un charco. Entonces te dicen que para qué van a parar y secar, cambiar el cable, o cambiar el disco, que tiene una vida útil y después estalla y reparte esquirlas. Pero dicen "lo llevo al máximo". Pero te pasa en casa también, decís: "agarrá la sartén con la agarradera, si no te quemás".Vos le decís al albañil: "agachate flexionando las piernas" y ya se creen que son unas niñas; y las lesiones en la columna por haber levantado peso sin flexionar las piernas son tremendas.Siguen ocurriendo accidentes porque se niegan a ponerse un guante, por las distracciones o el exceso de trabajo: la ley te dicen que son jornadas de ocho horas, pero sin embargo se trabaja mucho más. Entonces llega un momento en que están cansadísimos, siempre la misma rutina de cortar y poner, y el ser mecánico hace que estés confiado.

En este lado del mundo

Ä¿Cómo ves la situación en la Argentina?

ÄVeo cómo trabajan acá, y digo "todo el soporte estructural allá es metálico, y acá tienen todos los sostenes de madera". Y es un laburo tremendo hacerlo en madera: tardan más en preparar todo esto que en hacer la obra. Sé que aquí están las ART, pero ahí asegurás a tu trabajador; allá el seguro es otra cosa.

Ä¿Por qué acá no se pude tener un sistema así?ÄSupongo que no hay medios tecnológicos y económicos. Yo vengo cada año, y ya veo una mejoría de hace tres años a esta parte: tanto en obra nueva como en restauraciones ya veo un poco más de seguridad. Si bien la ley aquí no es muy posterior a la europea, lo veo más lento. Pero veo más conciencia que hace unos años atrás.

Problemas con los inmigrantes

ÄLa gente de afuera la convencés con menos dinero: con tal de llevar algo a su casa... el español no te iba a trabajar por determinada plata. Son todos problemas que al final caen en el tema. O el tema del idioma: me he pasado dando clases a rumanos, a marroquíes, pakistaníes... Te entienden algo: con dibujos, con gestos, con muecas, con fotos.

Acá viene gente de afuera, de Bolivia, Paraguay, pero es el mismo idioma. Allá con los africanos es tremendo; hay muchos chinos trabajando en la construcción y parece que no vieran el riesgo, se piensan que son de goma, que si se caen van a rebotar (risas).

Hay empresas que a lo mejor tenés que formar a 60 personas mezcladas, y vos decís: ¿qué les digo? Por eso, tenemos cursos para extranjeros, que son con más dibujos: los dibujos son universales, y decís: esto sí, esto no.