Economía: ECON-04
Casos
El papel del buen cartón
Con una reciente inversión que alcanza al millón de dólares, Cifive, empresa fabricante de cartones radicada en Recreo, apuesta a duplicar su producción en los próximos años. Ya exporta a países vecinos. Pero se queja porque la inflación le resta competitividad.

Félix Canale

Según el Indec, la producción de papel y cartón aumentó 3,8 por ciento en mayo con respecto a abril y 1,8 por ciento interanual. En los primeros 5 meses del año el crecimiento fue de 2 por ciento. Siguiendo la serie estadística de los últimos 5 años, la producción y la venta de este sector siempre fueron en aumento, excepto por algunos retrocesos puntuales en determinados meses, pero siempre mantuvieron un ritmo interanual positivo.

Se trata de un rubro muy segmentado, que incluye distintos tipos de papeles y cartones. Para comprender su magnitud, baste decir que sólo la demanda de cartón corrugado durante 2007 obligó a quienes lo fabrican a trabajar con el 85 por ciento de la capacidad instalada, para una facturación de 950 millones de dólares.

Pero hay otros tipos de cartón distintos del corrugado, donde compiten empresas como Cifive (Compañía Industrializadora de Fibra Vegetal), fundada en 1942 e instalada en Recreo, orientada a la fabricación de cartón gris, cartón blanco y kraft, de característico color marrón, con una producción mensual total de unas 850 toneladas. En una época se fabricaron cartones de colores que se mantenían en stock, pero ahora sólo se hacen a pedido.

A su vez, esos productos se abren en una gama que va desde los 0,5 mm de espesor hasta los 3 mm. "Somos la única fabrica del país que tiene toda esa cartera. Hay fábricas que hacen cartones finos, otras que producen cartones gruesos; pero somos los únicos fabricantes nacionales que tenemos esa amplitud", explica Ignacio Ferraro, gerente general de la empresa.

Las molazas

En los comienzos, la producción era en base a bagazo de trigo o de arroz, con lo que se obtenía lo que para la época se llamaba cartón paja, un producto muy rústico, utilizado para la encuadernación de libros y algunos embalajes. Con el tiempo, la demanda del mercado fue variando y la compañía, también.

Más de 60 años de historia empresaria son difícilmente reductibles a algunos pocos hitos; sin embargo, uno de ellos se registra en la década de los '50, cuando comienza a utilizarse como materia prima el recorte de papel, dejándose de lado las fibras vegetales. Otra referencia importante se encuentra en los años '70, al ampliarse la línea de producción con la incorporación de una batería de secadores (que quitan humedad a la pasta inicial), permitiendo fabricar cartones de mayor espesor.

"Constantemente se hicieron inversiones en equipamientos menores, como bateas y prensas. Pero el salto más grande se dio en 1992, cuando se inició la construcción de una segunda planta. Ahora tenemos 2 líneas de producción. La primera hace cartón estándar, que presenta las dos caras rugosas, tipo caja de pizza . La segunda línea tiene la particularidad de que le otorga al cartón una cara alisada o con brillo y eso permite, por ejemplo, la impresión directa en offset", explica Ferraro.

Y aquí surge un detalle curioso, que el ejecutivo narra así: "El proceso comienza cuando los recortes de papel se cocinan en grandes autoclaves. Allí se forma un pasta que luego debe ser depurada y refinada. Para esa segunda parte del proceso nosotros utilizamos grandes molazas (ruedas de piedra), que es una tecnología tan antigua que nuestros visitantes se sorprenden al ver que todavía esté funcionando eso. Sin embargo, esas molazas son una ventaja competitiva en términos de calidad, porque le dan al cartón una depuración que no logran otras fábricas locales. En la Argentina somos los únicos que tenemos molazas".

Cabría agregar que ambas líneas debían ser alimentadas con un solo juego de trituradoras, lo que obligaba a detener una si la otra estaba funcionando, con el consecuente límite de producción. Eso se solucionó cuando este año la empresa compró... íotro juego de molazas! "Es insólito Ädice FerraroÄ porque ya no existen. Pero la conseguimos en una fábrica que cerró en Buenos Aires" .

Más producción

La idea central es conservar la antigua tecnología en el comienzo del proceso y acoplar en los siguientes pasos las nuevas tecnologías. Ruedas de piedras aparte, lo concreto es que el último tramo de las inversiones, que arrancaron en octubre pasado y con fondos propios, alcanza al millón de dólares.

Ambas líneas de producción estarán funcionando a pleno en el último cuatrimestre de este año y el cálculo es que se pasará de la actuales 27 ó 30 toneladas diarias a unas 40 ó 45. En el largo plazo, y dependiendo de cómo evolucione el mercado, la expectativa es crecer entre 80 y 90 por ciento sobre la producción actual.

Hoy por hoy, el 85 por ciento de lo producido descansa sobre el cartón gris. El producto va principalmente a la industria gráfica y editorial, la industria del embalaje, el empaque de alimentación y un porcentaje menor, "pero nada despreciable", a la fabricación de juguetes. La empresa da trabajo a 85 personas.

La cartera de compradores incluye a unos 400 clientes activos y el 67 por ciento de las ventas se cierra en Buenos Aires, en tanto el resto se registra en Rosario, Córdoba y el noroeste. La empresa no tiene vendedores directos, pero sí gestores a comisión. El principal comprador es un fabricante de envases radicado en Mar del Plata, que se lleva cerca de 7 por ciento de la producción. El diagrama de Paretto muestra que, del total producido, el 40 por ciento se dirige a unos 12 clientes.

Vender afuera

Según cuenta Ferraro, durante años la empresa tuvo un perfil férreamente conservador, que la llevó a desechar la posibilidad de exportar. Con el paso del tiempo sobrevinieron los cambios generacionales en la conducción, más las crecientes oportunidades exportadoras surgidas tras la devaluación.

"Exportar se dice fácil, pero hacerlo es más complejo. Una empresa que nunca exportó no puede comenzar de un día para otro. Hay que armar el mercado y hay que armarse como empresa. No sólo la producción, sino también lo logístico y administrativo, para mantener continuidad. Hay que capacitarse para poder exportar y eso fue lo que hicimos", repasa el gerente.

En el rubro donde se mueve, el transporte es decisivo, porque se cobra por volumen y no por peso. "Eso nos impidió y nos impide, ahora que somos menos competitivos, ir más allá del Mercosur. El flete hoy vale 50 por ciento más que cuando comenzamos a exportar y no podemos tocar los precios de nuestros clientes externos", se lamenta.

Aun así, en el 2007, el 17 por ciento de la facturación anual de unos 17,5 millones de pesos (que venía creciendo entre 5 y 7 por ciento interanual) provino de las exportaciones. De ellas, 85 por ciento tienen como destino a Chile; entre 7 y 8 por ciento, a Uruguay, y el resto, a Bolivia.

"Venimos creciendo, pero nos agarró esta etapa donde estamos perdiendo competitividad, porque tenemos inflación aún en dólares. Si hoy el precio del cartón se pasa a dólar, está más alto que antes de la devaluación. Pero tenemos que seguir pese a las dificultades. No podemos esperar a que el tipo de cambio nos favorezca. Debemos intentar crecer por nuestros propios medios, con más producción y agregando valor al producto", dice con fe.