Opinión: OPIN-01 La renuncia de Alberto Fernández golpea a los Kirchner

La renuncia de Alberto Fernández era previsible. Sin embargo, provocó tensiones en el interior del gobierno. Se aleja del poder uno de sus hombres clave. Se aleja desgastado en lo personal y en lo político. Cinco años de permanente exposición pública defendiendo en muchos casos lo indefendible provocan estos resultados.

El ex ministro no sólo fue una pieza importante en el tramado del poder kirchnerista hacia la sociedad y las instituciones; también desempeñó un rol decisivo para mantener unido al gobierno. Fue un hombre de confianza de la pareja gobernante y, en más de una oportunidad, sus intervenciones fueron útiles para zanjar o suavizar rencillas entre ellos.

Como muy bien lo señala un analista, Fernández fue el más negociador de un equipo de gobierno que se ufanaba de hacer exactamente lo contrario. Dirigentes ruralistas lo consideraban un hombre dialoguista e inteligente, pero con escaso margen de decisión. Cuando ese margen se achicó al mínimo, el funcionario consideró que había llegado el momento de dar el paso al costado.

Para algunos analistas, su dimisión es una señal para que los Kirchner promuevan la renuncia de los funcionarios más cuestionados del oficialismo. Por otro lado, es un secreto a voces que las diferencias de Fernández con Julio De Vido eran cada vez más agudas. Lo mismo ocurría con Ricardo Jaime, Carlos Zannini y Guillermo Moreno.

La posición del gobierno después de la renuncia sigue siendo incómoda. La designación de Sergio Massa es apenas una expectativa en un tiempo de crisis demasiado acelerado. Para los Kirchner, desprenderse en esta coyuntura de sus funcionarios de confianza se parece más a un salto al vacío que a una renovación más o menos controlada. Además, no se muestran dispuestos a desplazar a los funcionarios señalados por sus opositores más enconados.

Se asegura que Fernández fue uno de los operadores que trabajó con más empeño para impedir que los Kirchner renunciaran al poder luego de la derrota en el Senado. Fue él quien a través de Chacho Alvarez logró comunicarse con el presidente de Brasil, Lula, para que éste los convenciera de continuar. No deja de ser paradójico que el principal artífice de la continuidad en la Casa Rosada de los Kirchner sea el funcionario que primero presenta la renuncia.

Se sabe que los equipos de gobierno están integrados por personas, pero que, previo a los cambios de las personas, lo que en verdad importa son las políticas que se deben instrumentar. En este punto el gobierno está hoy bajo un gran interrogante. Por lo pronto, la reacción después de la derrota en el Senado no alienta las mejores expectativas. La resolución que "limita" al decreto 125 está precedida de consideraciones políticas e ideológicas inusuales en un documento de esa naturaleza. Por otra parte, suplantar el verbo "derogar" por "limitar" es algo más que un juego de palabras.

Hacia el futuro, al oficialismo no se le escapa que deberá prepararse para afrontar desafíos fuertes en un momento de debilidad política. Dispone a su favor de las expectativas de una sociedad que, a pesar de la cuestionable performance de los Kirchner, está decidida a respetar las instituciones.