Opinión: OPIN-03
Al margen de la crónica
Deseos y presiones de un pibe

Muchos piensan que Lionel Messi tiene que decirle a los dirigentes del Barcelona: "Déjenme ir con mi selección o me voy sin su permiso". Ni lo va a hacer ni lo debe hacer. Barcelona es el club que le paga y que lo hace uno de los futbolistas mejores pagos de la Tierra. Además, muchas cosas han cambiado en el concierto futbolístico mundial como para suponer que el deseo de un jugador puede ser tomado en Europa como una orden para quienes tienen el poder que les otorga el nombre y el dinero.

Messi no tiene que decir si quiere jugar en la selección. No es Maradona, porque tampoco éstos son los tiempos en los que jugaba Maradona. Pasaron 20 años, lo cual es lo mismo que decir que pasó una eternidad, desde aquéllos tiempos de Diego, cuando jugaba el domingo para el Nápoli, se tomaba un avión y venía a jugar un amistoso el miércoles para la selección y luego se volvía para jugar ese sábado o domingo para su equipo.

Si Messi debe expresarse, seguramente dirá que quiere ir a los Juegos Olímpicos. Pero si Messi lo dice, no sólo que nadie le asegurará que los dirigentes del Barcelona lo dejen ir, sino que se pondrá en contra de esos poderosos que lo han convertido en uno de los mejores pagos del planeta.

Messi va a jugar o no los Juegos Olímpicos porque lo peleará la AFA y lo decidirá la Fifa. Y, en definitiva, lo deberá aceptar o no el Barcelona, que luego se las entenderá con la Fifa. No será porque él tenga que levantar polvareda con declaraciones que de poco servirán, casi nada agregarán y es posible que le creen un problema para el futuro.

Eso sí, al paso que vamos, todo parece indicar que en el futuro será cada vez más difícil ver campeonatos de selecciones con todas las figuras. O bien, armar los calendarios en función de los europeos. Ellos tienen el dinero. Y está claro que es lo que gobierna al mundo.