Llegan Cartas

Señores directores: Apenas unas pocas horas de sol y el frío nos recuerdan que hoy es otro día de invierno. Esta estación tiene particularidades; se empeña en ser antipática y mezquina, pero no puede con la naturaleza; ésta de tanto en tanto saca una "carta de la manga" y produce un hecho feliz, y si no contemple al lapacho en flor que rivaliza con los durazneros, para ver quién mantiene más tiempo sus flores antes de que lleguen las hojas a cubrir con su velo la desnudez de sus ramas.

Torcazas en celos vuelan de aquí para allá, garzas blancas siguen al tractor y picotean a cuanto bichito descubre el arado, hombres y mujeres de piel bronceada inclinan su cuerpo al suelo en un ritual de laboreo constante: siembra, desmalezamiento, cosecha, dibujando parte de la realidad de Recreo, la ciudad joven.

Los días transcurren inexorablemente hacia el mes con "r", por eso la poda y la siembra de flores y árboles apura y no perdona a los distraídos y remolones.

Los primeros brotes del árbol coquetean primorosos y se muestran suficientes como ignorando el frío, sólo los pájaros bebiendo los cálidos destellos de sol, les hacen compañía.

Todo esto es nada más que un primer acto, una puesta a punto de lo que se viene, un recreo para retornar en verdor y primavera la esperanza del trabajo y de los sueños. Renace esta mística en cada ladrillo, en cada almácigo, en cada mano callosa que construye en paz, por sus hijos, los tuyos y los míos, para que juntos en armonía y con decisión retornemos al trabajo y la alegría, que sigue encendida en mucha gente que hace progresar y vibrar a Recreo, la ciudad joven.