Escenarios & Sociedad: SOCI-06
SEÑAL DE AJUSTE
De potrillo a ganador
Por Roberto Maurer

Matías Alé acaba de debutar como conductor de un programa de televisión en el canal Magazine. Es un premio a la persistencia, y al cual no es ajena la lotería del amor. Hace ocho años, el anónimo notero fue bendecido por una famosa que lo sobrepasaba en años, experiencia y cartel, quien, según las interpretaciones maliciosas, lo había escogido con el propósito de probar que todavía podía. A pesar del pronóstico de relación efímera, fueron ocho años de vida en pareja con Graciela Alfano, una duración que, en estos tiempos de inestabilidad, puede ser envidiada por quienes siguen confiando en la monogamia como estilo de vida. La ruptura, hace unas semanas, a pesar de los lobos de la televisión de la tarde, y aún con gran exposición mediática, se produjo en un marco civilizado de respeto y dignidad ausente en las últimas décadas hasta en la familia real de Inglaterra.

Cuando la pareja sufría lo que suele llamarse "el natural desgaste", y recién entonces, apareció la azafata. Mara es 34 años menor que Graciela Alfano, y resulta evidente que se trata de una desconocida de Comodoro Rivadavia que se ha colgado de Matías Alé para lograr presencia mediática, o sea que hace lo mismo que él hizo en su momento. Es un trencito donde los vagones van siendo enganchados, garantizando el alimento para los lobos: se trata de la sabiduría invisible de un ecosistema que asegura a la farándula la perpetuación de la especie.

CAMINO AL ÉXITO

Como se sabe, la personalidad artística -el idioma no ofrece demasiadas alternativas- de Matías Alé se modeló entre el pesebre de Alfano y la incubadora de Tinelli, donde los esfuerzos histriónicos del joven provocaron más emoción que asco, ante sus desempeños de monigote descerebrado, es decir, utilizando una fórmula de acceso directo a la popularidad. También fue posible pensar que, con esos recursos, no habría servido para animar fiestas infantiles, ni siquiera.

Pero ya dio sus primeros pasos profesionales, en el teatro y "Patito Feo", y hace unos días inauguró el restaurante propio. Ahora, ha debutado como conductor en un humilde programa en el cable, en un estudio tan grande como una casilla de guardabarreras, y con una cámara fija que lo toma de etiqueta y con los pelos parados, sin libretistas, tratando de compensar las carencias de la producción con gritos y movimientos hiperkinéticos. Es una puesta en escena que resulta familiar y la pista es "Todo x dos pesos". Matías Alé, de cualquier modo, puede ironizar sobre sí mismo y su programa, al cual anuncia como "la gala más esperada de la televisión".

Se trata de la prolongación del ciclo que salía en la tele abierta, titulado "El podio de la TV", una de las incontables recopilaciones de momentos idiotas de la pantalla chica de todos los tiempos, organizada temáticamente por ternas y donde se elige a un ganador.

INVITADOS Y AMIGOS

Pero la rutina cuenta con el refuerzo de invitados en la conducción, quienes, se presume, aceptan por cariño, ya que Matías parece un muchacho bueno y querible y, visiblemente, plata no hay y tampoco interesa la difusión de ese modesto canal de cable.

Empezó con Ileana Calabró, quien, como él, llegó al estrellato haciéndose la tonta en el establo de Tinelli, luego de intentarlo por otros caminos. La siguió Adriana Aguirre, con quien ningún cirujano plástico hasta el día de hoy se ha dado por vencido, abandonándola a los gerontólogos. Se vio un video donde la vedette aparece dándose un porrazo contra el piso mientras bailaba en "Finalísima", cuando Leonardo Simmons aún estaba vivo, si se quiere entender cómo ha pasado el tiempo para Adriana Aguirre y también para todos quienes sentían ratones recorriendo su cuerpo cuando la veían. A todos ellos, Matías Alé podría empezar a ofrecerles un lugar en el negocio de su familia (*).

Luego, aparecieron los dos pajarracos que hacen muecas como en un dibujo animado, es decir, las hermanas Xipolitakis, que se popularizaron como las "mellizas griegas". La invitada para el cierre fue la niña Laurita Esquivel, compañera de Alé en "Patito Feo", quien, luego de Adriana Aguirre, con su presencia procuró una ampliación notable de la franja etaria de un programa que se basa en momentos ridículos de la tele, aportando los propios. Como en un espejo, otros ciclos similares en breve nos mostrarán los pasajes más ridículos de este programa.

(*) La familia de Matías Alé posee un cementerio privado en Bella Vista, provincia de Buenos Aires.