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CALIDAD DE VIDA
Todos los colores en la mesa
Alimentación sana. Además de mejorar la presentación de tus platos y "alegrar" la cocina, incluir en la alimentación frutas y verduras de diferentes tonos puede ser una gran ayuda para prevenir, e incluso mejorar, algunas enfermedades. A cada color, un beneficio. fuente: agencia EFE y alimentacion-sana.com.ar + por Daniel Galilea

¿Sabías que el betacaroteno de color naranja de las zanahorias reduce el riesgo de sufrir un infarto? ¿O que la clorofila de las espinacas mitiga el progreso del cáncer estomacal? El morado de las berenjenas, el rojo del tomate y el amarillo del maíz también tienen sus cualidades protectoras y curativas.

El color de una fruta o de una verdura refleja en buena medida sus propiedades beneficiosas. Ello se debe a su contenido en una serie de sustancias naturales denominadas fitonutrientes, las cuales no sólo le confieren sus pigmentaciones características a los vegetales comestibles, sino que además poseen importantes cualidades saludables.

Existen cientos de fitonutrientes en la naturaleza, cada uno de los cuales favorece al organismo de alguna manera, mejorando su pleno funcionamiento o ayudándole a combatir mejor las infecciones y a luchar contra dolencias que lo amenazan.

Para que un menú reúna los máximos beneficios, debe incluir alimentos de todos los colores: los platos y la mesa deben parecerse a la paleta de un pintor, aunque en este caso la mayor "obra de arte" a la que se aspira es la que conjuga salud y vitalidad.

Propiedades para cada uno

Los alimentos rojos son un escudo contra el cáncer: los tomates, cerezas, fresas, frambuesas, sandías, pomelos oscuros, ciruelas, remolachas, y rabanitos, contienen dos fitonutrientes fundamentales, que le confieren su característico color rojizo. Son el licopeno y el betacaroteno, que tienen propiedades anticancerígenas. Distintos estudios muestran que el licopeno inhibe el desarrollo del cáncer, sobre todo el de páncreas, mientras que el betacaroteno tiene un efecto protector contra los tumores de pulmón, colorrectal, mama, útero y próstata, y protege de las radiaciones solares.

Los azules y morados tienen poder antiinflamatorio. Arándanos, ciruelas, lombarda, grosella, berenjena, moras y uvas. Todas estas frutas y hortalizas, contienen abundantes fenoles, fitonutrientes que tienen la capacidad de bloquear la acción de unas enzimas causantes de la inflamación. Los compuestos fenólicos ayudan, además, a evitar la oxidación de las células, a que se aglomeren las plaquetas en la sangre y ejerce un efecto anticancerígeno. Los vegetales de color azul-morado contienen sustancias que los hacen útiles para aliviar la cistitis y defender el estómago de las infecciones.

Más opciones

Naranjas y amarillos son fuente de juventud. Las naranjas, calabazas, melones, limones, mandarinas, zanahorias y piñas, deben su color y cualidades saludables al betacaroteno, un compuesto antioxidante que protege la piel del sol y al organismo del cáncer. Cuánto más intenso es el naranja de un alimento, más betacaroteno contiene.

Además, las frutas y verduras de este color tienen un elevado contenido en vitaminas C y A, que reducen el daño celular del organismo protegiéndolo del envejecimiento precoz y el crecimiento tumoral, y algunas de ellas, sobre todo la piña, contienen bromelina, un fito-nutriente capaz de depurar y proteger el páncreas y suprimir el proceso de inflamación.

Verde es sinónimo de máxima vitalidad. Tocoferoles y tocotrienoles; así se denominan los fitonutrientes más saludables y protectores que contienen las hortalizas de color verde como lechugas, espinacas, acelgas, brócolis, espárragos, pimientos verdes y paltas. Estos alimentos no sólo son anticancerígenos y antiinflamatorios, como muchos nutrientes vegetales, sino que además tienen cualidades energéticas gracias a su clorofila; contienen vitamina C que protege de las infecciones y ayudan a prevenir las enfermedades de la vista, gracias a otro compuesto, el glutatión.

Una mención especial merece el brócoli, considerado el vegetal comestible número 1 en cuando a su efecto protector contra el cáncer. Sus fitonutrientes son tan potentes, que ya se está investigando su posible empleo farmacológico.

Un menú equilibrado

Saber combinar.

A la hora de pensar en un plato o una comida, trate de combinar los alimentos correctamente, tratando de llegar a un equilibrio cromático. Tenga en cuenta que la mayoría de las veces las proteínas son rojas, las hortalizas, verdes; y los carbohidratos naranjas. Por eso, lo más recomendable es que cuando la base de una comida sea un filete de carne, es decir, proteína roja, lo combine con una buena cantidad de verduras de colores naranja, amarillo y verde. Lo mismo debe hacer con un plato de carbohidratos como arroz o pasta. No deje de acompañarlo con alimentos de color verde.

Aunque quizá no sea completamente consciente de ello, el color y los alimentos están íntimamente ligados. Tanto es así que según el color que tenga un producto, esperamos que tenga un sabor u otro. Esto es, por ejemplo, lo que sucede con las manzanas: el ácido sabor de las verdes no tiene nada que ver con el dulce de las rojas. Pero el gusto no es el único indicativo que nos ofrece la tonalidad de los alimentos. Según la denominada nutrición holística, los colores son algo así como el modo que tiene la naturaleza de indicarnos qué nutrientes contienen.

Según esta teoría, los alimentos rojos, naranjas y amarillos ejercen un efecto energizante y estimulante, mientras que los azules, verdes y púrpura resultan refrescantes y tranquilizantes. De este modo, el secreto de una buena alimentación y una dieta equilibrada no es otro que la buena combinación entre alimentos de distintas gamas de colores, ya que cada uno aporta unos beneficios concretos.