Nosotros: NOS-07
DE RAÍCES Y ABUELOS
Fructíferas tertulias de navegantes genoveses I
Unión y Benevolenza Dante Alighieri. Hace 135 años, inmigrantes italianos crearon una institución en nuestra ciudad para preservar sus orígenes y ayudar a los connacionales que tuvieran necesidades. Actualmente, se dedica a la enseñanza de niños y jóvenes, que no necesariamente son descendientes de italianos. textos de Mariana Rivera.

No es fácil contar 135 años de historia de una institución creada por un grupo de inmigrantes italianos que pretendieron dar ayuda (económica y sanitaria) a sus connacionales pero, principalmente, reunirse para no olvidar la patria que dejaron y, asimismo, afianzar el futuro de todos en las tierras que los cobijaron.

La Unión y Benevolenza Dante Alighieri celebrará mañana sus 135 años de labor en nuestra ciudad, afianzada por aquellos pioneros que -reunidos en largas tertulias- apostaron por mancomunarse para prosperar. Pero la fecha también incluirá el festejo de los 25 años de la Escuela Primaria que posee la institución, dedicada principalmente -en los últimos tiempos- a las actividades pedagógicas.

Por este motivo, De Raíces y Abuelos compartirá con sus lectores una reseña de esta historia que empezó un 1´ de abril de 1861 y que continúa ferviente hasta nuestros días, con una entidad madre, dos escuelas (primaria y secundaria) y una escuela de idiomas, a las que se sumarán próximamente un museo propio.

Y la historia comienza así, según la institución: el 1´ de abril de 1861, un grupo de navegantes genoveses fundó la "Unione e Benevolenza", primera institución de carácter mutualista de nuestra ciudad. Su finalidad era prestar asistencia médica y farmacéutica; atender las necesidades de los socios mediante préstamos de dinero, evitando que estos recurrieran a los usureros; fomentar la cultura italiana en la ciudad y la unión de la colectividad.

Las reuniones constitutivas se realizaban en el domicilio de Emmanuele Perdomó, en calle del Comercio Nº Cívico 143 (hoy San Martín). El 14 de abril de 1861 asume la primera Comisión Directiva, formada de esta manera: presidente, Giuseppe Gandolfo; vicepresidente, Emmanuele Parma; tesorero, Giovanni Rosso; secretario, Enrico Palmarini; consejeros, Antonio Arrena, Francesco Forte, Antonio Solari, Bernardo Maspoli, Giuseppe Solari, Giuseppe Predolini, Giovanni Battista Vico.

El incipiente arraigo a estas tierras de esperanza, la cotidiana lucha en busca de horizontes, su empeño en aprender el idioma y las costumbres lugareñas no consiguieron hacer olvidar al inmigrante italiano, las vicisitudes de su patria natal.

Cuando el 15 de diciembre de 1866 el Rey Vittorio Emanuele declaró a Italia libre del dominio extranjero, si bien quedaban irredentes Trento y Trieste, el acontecimiento llenó de júbilo el corazón de los italianos residentes en el país. Es así que se promueve un movimiento destinado a recolectar fondos para ayudar a la lejana y exhausta patria.

La Unión y Benevolencia de Santa Fe destinó la mitad de los fondos sociales, reunidos con sacrificios para atender a sus asociados, al Comité que -para organizar la colecta- se había formado en la Capital Federal. La sociedad continuó su labor social, sin pausas hasta 1869. Sin embargo, discordias internas que el fogoso temperamento italiano no logró controlar hicieron que la entidad se disolviera, destinando los 800 pesos fuertes de los fondos sociales al Hospital Italiano de Buenos Aires, y los muebles a la Sociedad Italiana "Unione e Fomento" de Esperanza (provincia de Santa Fe), entidad recién fundada y a la que pasaron también muchos de los asociados. Estas discordias debían ser más tarde olvidadas, y en 1873 se fundó nuevamente la Sociedad, sobre bases más sólidas, iniciando su marcha ascendente, sin prisas, pero sin interrupción hasta nuestros días.

Recuerdos y futuro

La necesidad espiritual de comunicación con sus connacionales y la nostalgia por la patria movieron a estos italianos a agruparse, a formar tertulias donde se mezclaban los recuerdos con el deseo de afianzar el futuro para sus familiares en estas tierras que todo prometía pero que sólo daba a fuerza de trabajo y sacrificios.

Y nuestros inmigrantes, que llegaron al país buscando nuevos horizontes en su actividad, decidieron volver a fundar aquella "Unione e Benevolenza", olvidando viejas querellas y resquemores con la innata bohonomía de su espíritu latino.

Con esa intención, el 28 de septiembre de 1873, con la presidencia provisoria de Antonio Pizzorno, se reunió un grupo compuesto por Alfonso Grilli, Carlo Belli, Cristoforo Brano, Domenico Gervasoni, Gaetano Tarelli, Angelo Tettamanti, Giuseppe Buracco y Carlo Fantoli, dando inicio así a la nueva etapa de la Sociedad.

En esta reunión preparatoria, se nombraron dos comisiones para invitar a los italianos de Santa Fe a formar parte de la Sociedad. Se dividió la ciudad en dos zonas: norte y sur, con el fin de organizar la conscripción de socios y se dio inicio a la tarea propuesta.

Paralelamente, se formó otra comisión para revisar, y si fuera necesario, reformar el reglamento existente. El 15 de febrero de 1874, los recientes socios se reunieron en asamblea, luego de aprobado el estatuto social, y se nombró la primera comisión directiva. Estaba formada de la siguiente manera: presidente, Francesco Zucchi; vice, Antonio Pizzorno; secretario, Gaetano Tarelli; tesorero, Angelo Tettamanti; consejeros Giovanni Frigerio, Giuseppe Buracco, Matteo Occhi, Marcello Mazzuchelli, Cesare Andreoni, Giuseppe Casella y Salvatore Brusa.

La sociedad se abocó inmediatamente a su función social: "...lo scopo che si propone Ž di avvicinare ed unire tutti gli italiani residenti in questo paese, di realizzare la fratellanza universale, soccorrendo ai soci bisognosi, promovendo la moralit‡ ed il benessere sociale".

Sede propia

Las reuniones se sucedieron con la presencia cada vez más numerosa de asociados, que pretendieron compartir ideas e inquietudes. El 5 de abril de 1874 se comunicó la aceptación del Dr. Nicanor Molina como primer médico de los asociados, los que no debían ser menores de 12 años ni mayores de 55, gozar de una sana constitución física y tener una buena conducta moral.

El rápido crecimiento del número de socios hizo necesaria la incorporación de otro profesional: el Dr. Adolfo Goutillaul.

A medida que la sociedad iba creciendo surgió la necesidad de contar con un local propio, motivo por el cual se nombró una comisión encargada de buscar un terreno. Las reuniones por entonces se realizaban en el domicilio de Antonio Pizzorno. El aporte de 38 socios que pagaron por adelantado sus cuotas sociales permitió ir recaudando fondos que se destinarían al edificio propio.

El 22 de febrero de 1875 se compró un solar ubicado en la "calle 25 de Mayo, al norte de la Plaza principal". El 1´ de mayo de ese año se colocó la piedra fundamental del edificio social y al año siguiente se terminó parte de sede, con la colaboración de los socios albañiles y en 1879 se construyeron las columnas y la verja del frente, que aún hoy embellecen la fachada de puro estilo neoclásico. El 8 de agosto de 1885 y el 27 de noviembre de 1900 fueron adquiridos los terrenos lindantes para ampliar aquel solar (situado en 25 de Mayo 2569).

La música, tan cara al espíritu italiano, no podía estar ausente en las ambiciones de estos hombres y, en 1875, se formó la Banda de Música, dirigido por Battista Buracco. Esta banda acompañó a todas las fiestas sociales y sus conciertos populares alegraron las plazas de la ciudad. Fue disuelta en 1885.

El 10 de agosto de 1877, la sociedad fue honrada con la visita del Ministro de Su Majestad, el Rey de Italia, Marqués Spinola acompañado del Secretario G. Verassio y el Señor E. Gualterio, Segundo Comandante de la Cañonera Italiana "Confienza". El objetivo de la visita de tal eminente personaje era informarse personalmente sobre el trato que recibían los italianos aquí residentes por parte de las autoridades argentinas.

En esta visita se solicitó al Marqués Spinola que estudiase la posibilidad de procurar un agente consular con residencia en nuestra ciudad para que tutelase los bienes y los derechos de los connacionales. Ante el gran número de asociados, el Ministro aconsejó la creación de una escuela, inquietud que ya estaba fermentando en el ánimo de estos pioneros, pero la sociedad tenía otras prioridades, como cancelar la deuda por la compra de los terrenos para el edificio social.

Los primeros maestros

Siglo XIX

Una vez que el problema económico de esta institución fue resuelto, el consejo directivo nombró una comisión encargada de dar los primeros pasos tendientes a la concreción del proyecto de creación de la escuela.

En 1889 consiguió resolver el problema educacional para los hijos de los socios al inaugurar la escuela con 35 alumnos. En 1892, los alumnos eran 66 y estaban divididos en tres clases y una sección inferior. El primer maestro -también director del establecimiento- fue Marcelo De Philipps.

En 1895 fue nombrada la primera maestra, Delia Del Curto, para atender la sección inferior, y unos meses después, como maestra ayudante, la señorita Olga Sbroscia, la que debía aliviar la tarea abrumadora del maestro Carlo Passamonti de enseñar a más de 100 niños.

El maestro Passamonti recibía un sueldo mensual de 125 pesos moneda nacional, y las maestras 70 pesos moneda nacional. Estos estipendios se reducían a la mitad en época de vacaciones. Dichos sueldos, además de libros y cuadernos que se entregaban a los alumnos, eran afrontados con la cuota que se abonaba mensualmente por la enseñanza, y si bien ésta era gratuita, se aceptaban en las aulas los huérfanos y/o hijos de socios necesitados. De esta manera, la institución cumplía con el sentido social y la divulgación de la cultura que se había propuesto.

La escuela estaba bajo la supervisión de inspectores escolares y miembros del consejo directivo, quienes tenían por función controlar el desempeño de los maestros y tomar los exámenes finales al alumnado.