Opinión: OPIN-04
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"Galaxia Flaubert"

Innumerables y ciertamente secretas son las razones por las que un autor sobrevive en el tiempo renovando la conquista de los lectores a través de las distintas generaciones. Gustave Flaubert y, especialmente, su obra más renombrada, "Madame Bovary" (si bien tantos amantes de la literatura prefieren su "Bouvard y Pécuchet", o su "La educación sentimental"), no pueden ser reducidas a los lugares comunes del objetivismo y ostentación de la palabra justa. En "Galaxia Flaubert" Eduardo Berti compila una serie de textos de espíritus cercanos a Flaubert, "desde la sombra de su ídolo Victor Hugo hasta las páginas de algunos de sus hijos espirituales como Maupassant o Zola (desde el romanticismo hasta el naturalismo), pasando por sus amigos o más cercanos interlocutores".

El primer texto, en efecto, es un breve cuento, casi una viñeta, de Hugo, a quien Flaubert conoció, y de quien tomó más tarde distancia, sobre todo después de publicarse "Los miserables", que Flaubert rechazó de plano. Como señala Berti en la introducción que antecede a cada texto, Mario Vargas Llosa contraponía a los dos grandes escritores franceses y juzgaba que "Los miserables" era la última gran novela clásica, y "Madame Bovary" la primera gran novela moderna.

Siguen textos de Louise Colet, Sainte-Beuve, Charles Baudelaire, George Sand, Iván Turgueniev, Jules y Edmond de Goncourt y Henry Bridoux, entre otros. Como escribe el compilador: "Maupassant, que llegó a conocer a Flaubert como pocos, sostuvo que su maestro tenía horror al movimiento y que su misantropía no era natural, sino consecuencia de un feroz desprecio por la tontería humana. Quienes integran esta galaxia encarnaron, sin dudas, una excepción a este desprecio, lo mismo que otros amigos como Théophile Gautier, Georges Feydeau o Catulle MendŽs. Por lo demás, lo mejor sea acaso citar lo que le escribiera Flaubert a Louise Colet en 1852: "íQué admirable invento del diablo son los vínculos sociales!'". Publicó Adriana Hidalgo.