Rogelio Alaniz
Se trata del diálogo entre dos profesionales: un periodista de reconocida trayectoria en la región, Roberto Trevesse, y una historiadora de prestigio, Amelia Galetti. En el programa radial "Cuenta conmigo" de FM ciudad de Paraná, conducido por Trevesse, el periodista y la historiadora dialogan sobre los diferentes problemas que incluye la reflexión histórica: la relación entre el presente y el pasado, la corta y la larga duración, la importancia de las fuentes y la interpretación, las competencias de la historia en el campo de la política, la denominada historia de tiempo presente, los acuerdos y las diferencias entre el periodismo y la historia, las responsabilidades de uno y otro.
Sobre estos temas, los historiadores y los cientistas sociales en general discuten en el campo académico. La novedad de Trevesse es que pone en conocimiento de los lectores no profesionales esta temática indispensable para pensar el presente con un mínimo de solvencia. Lo hace con un lenguaje claro, con preguntas precisas, a las que Galetti responde con precisión, con un lenguaje agradable que no degrada el conocimiento, ni lo somete a las necesidades del rating.
Sabemos que las relaciones entre el periodismo y la historia han dado lugar a importantes reflexiones teóricas. Timothy Garhon Ash, por ejemplo, ha escrito libros muy interesantes sobre este tema. Al concepto tradicional de que el historiador reflexiona sobre un pasado más o menos lejano, Garthon Ash lo interpela planteando que es posible hacer historia en tiempo presente. Es en este punto en donde las relaciones entre el historiador y el periodismo se hacen más ricas. También más complejas.
Las preguntas a responder en estos casos, las preguntas que con solvencia Galetto responde son más o menos las siguientes: ¿Es posible reflexionar sobre la historia presente? ¿Es justo hablar de una historia presente, cuando el tema de la historia es el pasado? ¿La historia es el estudio del pasado o es el estudio de la relación entre el presente y el pasado? No hay una exclusiva respuesta a estos interrogantes, pero todas las que conozco son interesantes, ayudan a reflexionar sobre la realidad, abren espacios a la imaginación y la inteligencia, cumplen en definitiva, la función de ayudar a pensar.
El libro de Trevesse y Galetti, publicado por Editorial Dunken, colabora en esa dirección. Un periodista que pregunta con profesionalidad y, por lo tanto, con conocimiento de causa, y una historiadora que se esfuerza con inusual talento por responder a temas complejos para un público no académico.
En tiempos en que se considera que la historia de divulgación está habilitada a manipular o degradar el conocimiento histórico en nombre del rating o el mercado (léase Pigna o Lanata) este libro se esfuerza con notable eficacia para demostrar que es posible discutir los temas de la historia con el gran público sin necesidad de verse obligado a pagar el precio de la vulgarización o la propia corrupción del conocimiento. Las lecciones de profesionalidad de Galetti se corresponden con las exigencias éticas de Trevesse, los requerimientos de un periodismo que no está dispuesto a ceder a las tentaciones del sensacionalismo, la demagogia y el mal gusto, las diferentes coartadas morales a las que recurren periodistas corruptos e ignorantes para justificarse o justificar sus ingresos.