Opinión: OPIN-02
Apuntes de política provincial
Cuando la solución no pasa por jugar al truco
Hermes Binner y Ricardo Spinozzi. Dibujo: Cejas.

Teresa Pandolfo

¿El justicialismo clausuró decididamente la reforma tributaria que propuso el gobierno Äcomo lo ha expresado el presidente del PJ, Ricardo SpinozziÄ, o sólo la frenó, aprobando un proyecto propio en el Senado?

La respuesta dependerá del nivel de diálogo y negociación que procure la Casa Gris, y el socialismo en particular, con el peronismo de la provincia. Hasta ahora lo viene evitando sobre el tema de marras. Hubo un ofrecimiento de Norberto Nicotra, pero fue desoído.

El justicialismo impuso su holgada mayoría en el Senado. El Frente Progresista cuenta con ella en Diputados. En esta Cámara, merced a un trabajoso tejido llevado adelante por el diputado radical Carlos Fascendini, se logró emitir un dictamen de mayoría, que habilita el tratamiento de la propuesta del gobierno para la próxima semana.

Para ello fue necesario introducirle reformas no menores al mensaje del P.E.

Además, en la Cámara Baja hubo un dictamen de minoría que estuvo en línea con la postura asumida en el Senado por el PJ, donde se votó un proyecto propio, estableciendo como única reforma para el año en curso "un incremento en el Impuesto Inmobiliario Urbano, Suburbano y Rural de un 25% respecto del gravamen determinado para el año fiscal 2008, a liquidarse en una sola cuota". Se dispone, asimismo, que lo recaudado por este concepto fuera distribuido a municipios y comunas en forma directa y automática.

No es un empate

Parecería que las posturas están empatadas pero, objetivamente, no es así. El justicialismo fijó en una reunión realizada hace veinte días en su sede partidaria una posición contraria a la reimplantación de Ingresos Brutos para la industria y la construcción. Fue consecuente con este ideario.

Quizás el gobierno debió haber prestado mejor atención a este mensaje y dispuesto un canal de relaciones con su oposición, antes de que las posturas se plasmaran en hechos. De uno y otro lado se levantaron las apuestas.

El oficialismo nunca consiguió consenso para las modificaciones que procura introducir. Tampoco los aliados de los socialistas estuvieron inicialmente de acuerdo con la propuesta del Ejecutivo. Llegar a un consenso obligó tanto a la intervención personal del doctor Binner como a la realización de varias reuniones para acordar visiones y reclamos de las bases.

Conocida la media sanción del Senado al proyecto PJ, el propio ministro de Economía, Ángel Sciara, concurrió a Diputados e insistió con la propuesta del gobierno. En una apuesta aun superior, informó que el mensaje que contenía el presupuesto 2009 incluye en su confección el cálculo de los fondos previstos por la reforma impositiva.

El Poder Ejecutivo persigue como propósito contar con una mayor autonomía de recursos respecto de los provenientes de la coparticipación nacional, y de esta forma asegurar las políticas prometidas por el Frente Progresista. Entre el tiempo de la campaña y el presente, la Argentina cambió y el mundo quedó encerrado en una espiral de inestabilidad. No se conoce hasta dónde llegará el cambio en el sistema financiero mundial ni tampoco los límites temporales de la crisis.

Internamente, al conflicto del gobierno con el campo Äa punto de reemprenderseÄ le siguió la profundización de la sequía, con sus consabidas consecuencias para la ganadería y los granos, amén de la caída de producciones tradicionales como la lechería, por la falta de políticas con horizonte. El campo en estos meses no ha encontrado ninguna solución y eso se siente en la actividad económica.

La administración de Binner ha quedado encerrada entre las señales cada vez más nítidas de que poco deberá esperar de la Nación en materia de inclusión de Santa Fe, en programas de infraestructuras y la posición asumida por el PJ, que maneja el Senado.

Por otra parte, es un hecho que los Estados federales han quedado ahogados ante la centralización de recursos que hace la Nación. La masa coparticipable está en los niveles más bajos, en décadas.

Causas que obligan al diálogo

Al socialismo se le modificó, sustancialmente, el escenario en estos nueve o diez meses; pero también a los contribuyentes.

Los valores de los servicios públicos se han movido, las tasas de origen municipal también y la espiral inflacionaria golpea sin piedad y sin reconocimiento a la hora de ajustar ingresos, en un sinnúmero de actividades. En este mosaico de elementos ¿cabe una mayor presión fiscal? Esta periodista piensa que una menor presión impositiva atraería inversiones, y como provincia nos diferenciaría de Buenos Aires y de Córdoba, que exhiben un alto endeudamiento de arrastre.

Pero el gobierno de Binner entiende que debe hacerse "un esfuerzo propio" para que la provincia crezca, pero también que pueda brindar una mejor calidad de vida a los ciudadanos. Sciara estima que ese propósito es lo que legitima el incremento tributario.

La respuesta nuevamente se torna compleja, porque obliga a determinar hasta dónde podemos ser más solidarios para el conjunto de la población, según sus necesidades de servicios elementales o de mayor actividad económica.

El proyecto votado por el Senado beneficia a comunas y municipios. Esta base de reclamos está cubierta para hacer frente a políticas municipales. Pero las demandas sociales van más allá de las posibilidades de los gobiernos locales. El Estado provincial atiende otro nivel de requerimientos: la seguridad, la infraestructura del servicio de Justicia o la calidad de la educación, por citar algunos.

¿Cuál es el margen que dejan las posiciones enfrentadas del gobierno y la oposición? Por lógica, debería encontrarse a partir de dos cursos de acción: uno, sentarse para conciliar con el justicialismo cómo procurar más recursos sin que ello resulte gravoso para una mayoría ciudadana y, en segundo lugar, alcanzar consensos en cuanto a propuestas de obras e inversiones. Difícilmente los tendría; como por ejemplo la construcción de los centros cívicos en las ciudades cabeceras de los nodos regionales, porque hasta ahora las regiones son una abstracción sin ningún soporte legal. La sola mención de la reforma constitucional eriza la piel peronista, y no es momento para ello.

En política, a la oposición le resulta difícil ser generosa y al oficialismo ser permeable y no soberbio. El peronismo recién se está rearmando, luego de una alternancia gubernativa que nunca estuvo en sus planes.

Una vez se dijo desde "Apuntes..." que el PJ consideraba como intrusos a los socialistas en la Casa Gris; aunque no recordar que las urnas dieron su veredicto para todas las categorías de cargos sería otro yerro. Esto es tanto para el Ejecutivo como para el Senado.

Los mismos motivos que se aportan para interrogar si resulta hoy procedente esta reforma debería servir para analizar, como hombres de Estado, con qué recursos se pueden financiar las soluciones que el territorio espera: acueductos, gas natural, políticas activas para la economía agrodependiente, el Nuevo Puerto para el Gran Santa Fe u otros proyectos que generen puestos de trabajos sustentables en el tiempo, y la extensión de caminos y servicios en el Gran Rosario, entre otros.

Frente a una delicada situación política, se impone deponer actitudes inflexibles y buscar una salida en conjunto. Si hubo una lectura equivocada de los hechos nada impide volver atrás la hoja y empezar de nuevo el capítulo. Lo que nos rodea es demasiado grave como para que internamente Santa Fe no pueda aportar un ejemplo de convivencia política.