Opinión: OPIN-06
Llegan Cartas
Trabajar en el campo

Señores directores: Quiero contestarle al señor Fernández por su nota del día 24/07 en esta sección. Me hubiera gustado aprender algo de lo que dijo, pero ni él sabe lo que escribió, o bien, el libreto no estaba bien escrito, o tal vez no estudió bien la letra. Lo único destacable, es su actitud descalificativa y un compendio de palabras que provienen de los voceros presidenciales y de las carpas "K", que precisamente casi todo el país sabe, no son ejemplos de trabajo, aunque para usted, ellos sean sus referentes.

Nací, me crié y trabajo desde siempre en el campo, aquí en la provincia de Santa Fe. Si hablo de la "cultura del trabajo", no toco de oído, es porque lo tuve que hacer para poder ir a la escuela y sentarme a la mesa para comer. Desde aquel entonces he trabajado, producido y generado alimentos para la mesa de los argentinos; lo sigo haciendo porque para mí todos los días del año son iguales.

Para asistir a la escuela, el medio era el caballo y así iba "enancado" con mi hermano y como los demás alumnos del campo. Dentro de los trabajos estaba el ordeñe de vacas, todos los días a la intemperie. Trasladar esa leche en carros a la cremería, recorriendo varios kilómetros de distancia, soportando heladas (porque no conocíamos los guantes) y de medias, unas bolsas de arpillera para cubrir los pies. Los días de lluvia, no todos tenían impermeable; en el verano era pasable, pero en el invierno todo el cuerpo temblaba.

Trabajar con la horquilla levantando parvas de oleaginosas, alfalfa, rastrojos y tantas cosas más. Levantar y apilar fardos, cargar y descargar camiones, hombreando bolsas de cereales. Juntar maíz con las clásicas maletas, donde en invierno las espigas tenían las escarchas por las heladas y los dedos de las manos se cuarteaban y sangraban. Sólo había una medicina casera que era orinar encima de las heridas y aliviar el dolor, envolviéndolo con pedazos de tela para poder continuar trabajando.

Como podemos apreciar, yo le respondo a su actitud descalificativa, con trabajo, producción, alimentos.

Siempre creí que sólo aquellos que estudiaban podían recibirse y poseer un título; pero yo no pude estudiar porque me quedé en el "versículo" del Gral. Perón: "Alpargatas sí, libros no"; él sabía que si la gente se capacitaba, era más difícil someterla. Sin embargo, me otorgaron tres diplomas; gracias a los próceres del trabajo en vida, como son D'Elía y Bonafini, ahora soy un golpista, un atorrante y un delincuente.

Oscar Colombo.DNI. 9.104.067.