Región: REG-09
Ganados y carnes
Se amplían los feedlots
Mientras no baja la oferta de terneros, lo que impacta en el precio y en la renta del criador, el engordador se prepara. Está realizando inversiones para ampliar la capacidad instalada de los corrales, que hoy están sobrepoblados.

En todo el país se puede encontrar rodeos de cría, especialmente en campos alquilados, cuyos dueños viven de otra actividad y que hasta ahora han demostrado poder absorber pérdidas moderadas, sin mostrar la intención de salir del negocio. Tienen la cría como reserva de valor, o como parte de una cartera diversificada de inversión, y les cuesta salir de un negocio en el que la mayor parte de las veces por los alquileres que pagan pierden plata.

Muchos son productores de zonas mixtas, que alquilan el campo propio para agricultura y no quieren desprenderse de las vacas; con los 250 ó 300 dólares que reciben por hectárea por alquilar sus campos para soja, maíz o girasol, pueden pagar alquileres muy superiores al equilibrio económico en otras zonas ganaderas más pobres.

Cría por placer

Si se agregan a estos casos, el de los mega empresarios, industriales o de los servicios, que en el NEA y NOA siguen acumulando vacas sin mirar los números, y la enorme cantidad de weekend-ranchers que hacen cría por placer, estatus o recreación, se advertirá la difícil situación de los criadores que viven exclusivamente de la actividad, que a los actuales valores del ternero viven muy mal o se van comiendo las amortizaciones.

Hoy la seca está actuando regresivamente en este posicionamiento entre criadores por placer y criadores por necesidad: en todas las zonas asoladas por la falta de agua vemos que el criador que vive de la actividad, en especial el chico, malvende sus vacas o termina cuereando; mientras que el más grande traslada, o encierra o compra alimento, pero aguanta. En la Argentina hay todavía un stock de cría muy alto, cuyo número se está reduciendo, pero muy lentamente, y que ofrece al destete un número de terneros que el feedlot, que hoy supone el 70 por ciento de la demanda en la zona pampeana, no puede absorber totalmente.

Si la rentabilidad de la cría ha caído dramáticamente, lo lógico como ha sucedido siempre en la historia argentina, sería que se produzca una fuerte liquidación de vientres, para ajustar la oferta de terneros, y en el mediano plazo de carne, a la menor demanda que vía cierre de exportaciones plantea el Gobierno.

Demanda

Los feedlots de hotelería, cuyo número en realidad no pasa de 70, aseguran que la demanda por corrales supera en un 50 por ciento la capacidad instalada. La reducción del área de invernada pastoril, en realidad, ha sido mucho más drástica y fue en los últimos dos años más rápido que la instalación de nuevos feedlots o de la ampliación de los que ya están.

Si el número de terneros ofertado, por todo lo apuntado, no baja lo suficiente como para que se pague mejor y se recupere parte de la rentabilidad perdida, sólo quedaría que el feedlot se ampliara, cosa que está sucediendo, pero muy lentamente. Las inversiones son grandes y los engordadores no saben por cuánto tiempo más seguirán cobrando las compensaciones, sin las cuales deberían plantearse de vuelta todo el negocio.

Mientras tanto, se está produciendo una drástica reducción, como pocas veces vista, en la demanda internacional por las carnes sudamericanas, con bajas de precios, que en menos de 20 días superan 20 por ciento. Importadores rusos y europeos han parado las compras y hasta renegocian -a la baja- el precio de carne que está llegando a puertos europeos.

Incertidumbre

En setiembre, y lo que va de octubre, las exportaciones de Argentina, Uruguay y en menor medida, de Brasil tienden a paralizarse. Hay incertidumbre, caída de la demanda final (restaurantes, supermercados y procesadores) y monedas de países importadores que se deterioran semana a semana.

Ignacio Iriarte