Distintos en el espacio. Uno con relevancia nacional, el otro limitado al pago chico. Uno político, el otro artista. Ambos enfermos y tal vez en el ocaso de sus vidas públicas. Ambos reconocidos y con homenajes en vida para que sepan el aprecio y la relevancia que muchos le adjudican a su hacer en la vida.
Las imágenes de la televisión mostraron a un Raúl Alfonsín diferente. Sentado y leyendo un discurso en la Casa Rosada donde emplazaron su busto junto a los presidentes de la Nación. Uno de los mejores oradores políticos leyendo un discurso es la síntesis de las dificultades que plantea el paso de los años y alguna enfermedad para la cual todavía no están los antídotos necesarios. Con dificultades para pararse, pero sembrando respeto como todo su paso por la vida político, incluso debiendo entregar antes el poder para preservar la vigencia de las instituciones y del sistema republicano. La historia le reservará un lugar importante en la consolidación del proceso democrático al radical nacido en Chascomús.
En su patria chica, este jueves, la Cámara de Diputados le tributó un reconocimiento a Juan Arancio, y sus trabajos se exponen en el hall del palacio Legislativo.
Arancio es un artista local que nunca dejó el pago y sus reproducciones sobre la temática costera son un clásico santafesino. Pero la obra cultural de Arancio es mucho más que eso y en el reconocimiento, se recordó su tarea como creador de historietas que no sólo encontraron su lugar en El Litoral sino también en los clásicos de la segunda mitad del siglo pasado como las revistas Tony, Intervalo y otras. Jorge Luis Borges siempre ponderó la ilustración del Martín Fierro que hiciera el vecino santafesino.
Hoy, también Arancio encuentra dificultades para su tarea, desplazamiento e incluso para el habla debido a que padece Mal de Parkinson. Sin embargo, su fuerte voluntad le permitió agradecer el homenaje en un recinto al cual ingresaba por primera vez pese "a haber nacido, quedado y no estar dispuesto a irme de esta querida Santa Fe".