Opinión: OPIN-02 En el centenario del fallecimiento del brasileño Machado de Assis
Monumento al gran escritor brasileño, autor de cuentos memorables y de la novela "Memorias póstumas de Bras Cubas". Foto: Archivo El Litoral

(EFE)

Brasil recuerda este año el centenario de la muerte de Machado de Assis, el más universal de sus escritores y un clásico de la lengua portuguesa, con una serie de homenajes y la revisión de una obra monumental y vigente. Diversos actos y exposiciones en entidades académicas y culturales se llevan a cabo en Río de Janeiro, mientras un aluvión de textos en varios medios reivindica la figura de este mulato autodidacta que en una época de esclavos y fuerte segregación racial fue el primer presidente de la Academia Brasileña de Letras.

Joaquim María Machado de Assis nació en 1839 en Río de Janeiro, entonces capital del imperio brasileño. Era nieto de esclavos libertos e hijo de una lavandera y un pintor. Murió en 1908 cuando ya se había hecho inmortal de las letras y asegurado su espacio en la historia.

Considerado un "escritor tardío" que forjó sus mejores obras después de los 40 años de edad, hasta hoy es un misterio para muchos estudiosos la forma cómo evolucionó culturalmente para superar las limitaciones materiales de su origen humilde hasta consolidar una densa formación cultural. Este clásico de la literatura universal legó una obra compuesta por nueve novelas, 200 cuentos, más de 180 poemas y una serie de crónicas y piezas de teatro.

La lista de homenajes incluye entre otros la exposición "Machado Vive" en la Academia Brasileña de Letras, que el autor de "Don Casmuro" presidió durante diez años. La muestra incluye fotografías, libros, ediciones especiales, manuscritos y efectos personales del autor. La Biblioteca Nacional presenta también la exposición "Cartografía Inacabada", con otras 200 piezas entre manuscritos, periódicos, libros y cartas de su acervo.

Uno de los módulos, "Temas para un Diccionario Machadiano", aborda las diferentes facetas del autor como crítico, cronista, dramaturgo, novelista y hasta funcionario público en un despacho del Ministerio de Agricultura.

La trascendencia de un artista universal que superó las fronteras de una ciudad de 200.000 habitantes de la que nunca llegó a salir físicamente es recordada también con una relectura de sus obras más emblemáticas.

"Memorias póstumas de Bras Cubas", considerada hasta hoy por los críticos como "la novela más innovadora y divertida escrita por un brasileño" y de lectura obligatoria en los colegios del país, es la más conocida. En el ciclo dorado de su madurez también redactó "Quincas Borba", "Esaú y Jacó" y "Memorial de Aires", además de decenas de cuentos magistrales y afiladas crónicas que fueron fieles frescos de una sociedad en transición entre la monarquía de raíces europeas y una naciente república que consolidaba una nueva elite social.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, por su parte, aprovechó de la ocasión para animar a hacer la "revolución del libro y de la lectura" para extender la cultura a los pobres y evitar que se pierdan genios como el escritor Joaquim María Machado de Assis. "No me cabe discurrir sus métodos literarios. Voy a destacar el aspecto central: hijo de lavandera, nieto de esclavo, pocos estudios regulares, aprendió a trabajar como aprendiz de tipógrafo", resumió Lula en la ceremonia que conmemoró el centenario del escritor. El presidente señaló que Assis "debe inspirar al país" para que "ofrezca oportunidades para todos", "incluso a los talentos más improbables" e indicó la lectura como un camino para reducir desigualdades.