Medio Ambiente: MED-03 El avestruz andino, a punto de desaparecer
La caza y la expansión ganadera están haciendo desaparecer al avestruz andino: habitante tradicional de las zonas de alta montaña, el "suri" se ve obligado a emigrar a lugares cada vez más elevados e inhóspitos.

De nombre científico Pterocnemia pennata , el suri es un ave de plumaje marrón con manchas blancas. Mide 1,40 metros de altura y, como el avestruz, ha perdido su capacidad de volar, pero corre al igual que su prima hermana africana a gran velocidad: 70 kilómetros por hora.

Sólo en Perú, la población de este ave sagrada de los incas y testigo de la evolución de la Cordillera de los Andes se ha reducido a 447 ejemplares distribuidos en las regiones sureñas de Moquegua, Puno y Tacna, según un censo realizado este año por el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena) y que se realizó en paralelo a otro en Chile.

Si bien esta cifra es un poco más alta que los 300 ejemplares que se calculaban en Perú, se trata de "una especie sumamente amenazada en situación crítica o en peligro de extinción", confirmó el coordinador nacional del censo Miguel Lleellish en una entrevista con EFE.

Para el biólogo de Inrena, la población debería ascender a unos cinco mil ejemplares para pensar en una recuperación de esta ave cuya particularidad es que los machos son los que empollan los huevos.

Pero para ello, se debe evitar la expansión descontrolada de la actividad ganadera ya que la crianza de llamas y alpacas obligan a las aves andinas a buscar refugio en zonas cada vez más altas y agrestes.

Prueba de este desplazamiento es, por ejemplo, los dibujos de suris hechos por antiguos pobladores peruanos en las cuevas de Arequipa, situadas precisamente a menos de 4.000 metros de altura y en lugares donde ya no se registra la presencia de estas aves corredoras.

Proyectos para la conservación

Otro problema es que los habitantes de las zonas altoandinas peruanas, precisamente las más pobres de este país, cazan este ave por su carne y grasa, y además roban sus huevos para alimentarse.

Por ello, los científicos peruanos abogan por que se tomen medidas de conservación para que la población de suris pueda reproducirse en estado libre y con tranquilidad, y por la concienciación de los habitantes de las zonas altoandinas para que ellos mismos se conviertan en guardaparques y los protejan.

El suri, al que también llaman "ñandú petiso", habita zonas de más de 4.000 metros sobre el nivel del mar de Argentina, Bolivia, Chile y Perú, y tiene un papel clave en la conservación de los escasos pastizales de la puna (la región más alta y árida de los Andes).

Y es que el suri es diseminador de frutos y semillas.

Una vez recuperada la especie, podría pensarse en el valor agregado de los suris, como por ejemplo su inclusión en el mercado gastronómico. Pero por ahora y con los niveles tan críticos, "eso es imposible", acotó el biólogo peruano.

El biólogo de Inrena también explicó que se cree que en Perú existen tres subespecies de suris y por ello se necesitan estudios genéticos y de monitoreo para despejar las dudas.

Así, hizo un llamado a científicos e instituciones para que contribuyan con estas investigaciones y con los esfuerzos para proteger al avestruz cordillerano.

El suri, que desde hace 20 millones de años vive en la puna suramericana, fue de gran importancia en el Imperio incaico, donde se utilizaron sus plumas para adornos de las altas jerarquías y rituales.

Su figura también fue vista en el firmamento, en la constelación de las Pléyades, por alguna tribu que todavía suele ver su pata de tres dedos reflejada en la inmensidad del cielo y representando la vida eterna, de acuerdo con el etólogo Héctor Ferrari, citado en un portal de Internet.

Rocío Otoya. EFE