Opinión: OPIN-01 El conflicto con Uruguay

Desde hacía meses, por no decir años, que en Uruguay la oposición y el oficialismo no coincidían políticamente como lo están haciendo hoy gracias a las torpezas diplomáticas de los Kirchner. Esta curiosa coincidencia se está dando en estos días porque el presidente Tabaré Vázquez ha anunciado que su gobierno no apoyará la candidatura de Néstor Kirchner a la presidencia de la Unión de Naciones del Sur (Unasur). El hecho merece destacarse porque la política en Uruguay suele ser muy facciosa y no es habitual que oficialismo y oposición cierren filas detrás de una estrategia común.

Por su parte, el gobierno argentino considera que ha sido injustamente agraviado y fiel a su estilo, sospecha que es víctima de alguna conspiración urdida por el gobierno de Tabaré Vázquez y la oposición política argentina. Especulaciones al margen, lo cierto es que por el momento las reuniones se han suspendido y todo parece indicar que el deseo de algunos operadores locales de encontrarle un trabajo al señor Néstor Kirchner deberá postergarse para mejor oportunidad. Por lo pronto, la iniciativa que en su momento propusiera el presidente de Ecuador, Rafael Correa, para que Kirchner presida la Unasur, deberá archivarse hasta que soplen vientos más propicios en el Río de la Plata.

Sin duda, el conflicto con las papeleras y la indefendible posición del gobierno argentino de consentir, y en algunos casos alentar, el corte de las rutas internacionales ha sido determinante para la decisión del gobierno de Vázquez. Los líderes de los tradicionales partidos Blanco y Colorado, Lacalle y Batlle han dicho no sólo que comparten la decisión del presidente, sino que consideran que lo que está en juego en este caso es el orgullo nacional.

El corte de ruta promovido por un puñado de vecinos de Gualeguaychú lleva ya dos años. La empresa Botnia está funcionando y las tragedias que pronosticaban los militantes ambientalistas no se han precipitado. Con todo, ninguna de estas consideraciones ha alterado la decisión de mantener el corte. Impávidos, indiferentes, poseídos de un sentido acomodaticio de la inercia, los piqueteros de esa ciudad mantienen el corte en una situación que humorísticamente recuerda la de aquellos guerreros japoneses que cuarenta años después de concluida la guerra seguían agazapados en sus guaridas esperando ansiosos un nuevo ataque de los marines norteamericanos.

El caso que nos ocupa cuenta con una nueva y singular vuelta de tuerca. En realidad quienes se hacen cargo de hacer cumplir el corte de la ruta son las fuerzas de seguridad. El desprevenido automovilista que llega a Gualeguaychú con el ánimo de seguir hasta Fray Bentos descubrirá para su asombro que el que le informa que no puede avanzar es un policía o un gendarme, no los piqueteros que platican muy cómodos en los bares de la ciudad y sólo se movilizan para las cámaras de los medios nacionales.

Visto desde esa perspectiva, la situación se parece más a un enredo kafkiano que a un plan de lucha. Las causas que la intentaron justificar en su momento hoy han desaparecido o han perdido actualidad. Sin embargo, el corte continúa y el encargado de hacerlo cumplir es el Estado nacional. ¿Se entiende ahora por qué el gobierno de Uruguay está fastidiado en serio con el régimen de los Kirchner?