Opinión: OPIN-04
ANOTACIONES AL MARGEN
Último crédito para el héroe noctámbulo
Por Estanislao Giménez Corte - [email protected]

LUEGO, UN DÍA, EMPECÉ A ESCRIBIR, SIN SABER QUE ME HABÍA ENCADENADO, DE POR VIDA, A UN AMO NOBLE PERO DESPIADADO. CUANDO DIOS NOS OFRECE UN DON, AL MISMO TIEMPO NOS ENTREGA UN LÁTIGO Y ÉSTE SÓLO TIENE POR FINALIDAD LA AUTOFLAGELACIÓN. TRUMAN CAPOTE (1)

I

En "Moisés y el Monoteísmo" (1938), Freud, con prosa exquisita, discute el rol de la religión en las sociedades; numerosas veces alude a la obra "El mito del nacimiento del héroe" (1914), de su otrora discípulo Otto Rank. Las dificultades en la concepción y el parto; la anunciación de la venida; las enemistades que asimila éste (el héroe), desde antes incluso de su llegada, se reflejan en la denominada "teoría tipo", allí elaborada.

Sobrevuela a aquellas condiciones para la heroicidad, basadas fundamentalmente en mitos tradicionales (y por extensión relacionadas con la noción de héroe en cualquier circunstancia), una misma consideración general sobre los grandes hombres: aquellos que se destacan, que se imponen, que consiguen modificar el curso de las cosas (Un héroe es quien se ha levantado valientemente contra su padre, terminando por vencerlo, ha escrito el célebre Sigmund). Lo que sobrevuela es la naturaleza esencialmente trágica de su existencia.

El héroe cumple una misión, en muchos casos inmolándose; está destinado a morir y/o a sufrir terriblemente porque es diferente; porque la naturaleza de su misión conlleva, inherente, la destrucción de cimientos muy arraigados pero paralelamente el desfallecimiento de sus energías. El triunfo del héroe, así, es más el triunfo de los que lo sobrevivirán (y que lo ungirán como mito). El héroe da muerte al status quo, pero éste lo mata, a la vez, como a Hamlet.

II

Los héroes contemporáneos, luminarias multiplicadas por el crecimiento exponencial de los medios electrónicos, son asumidos por el público, no ya con la entidad pura de los mitos clásicos, sino con una secular consideración: en tanto seres convencionales, son iguales a cualquiera (atormentados, enfermos, adictos, corruptos), pero, a diferencia de todos, ostentan algunas excepcionalidades. Éstas lo justifican todo. El héroe, porque es diferente, cuestiona, pelea, colisiona, cae y se yergue; se enloda o toca el firmamento, todo el tiempo, en tiempo real, simultáneo, inmediato; haciéndose pasado al instante, muriendo de olvido o de moda y, poquitas veces, resucita.

III

El héroe argentino, sí, ése, tan en boga hoy mismo, redimido, apenas ayer trazaba, perfecta, su parábola de la gloria al ostracismo. Pobre, marginal, talentoso, tocado lo mismo por el genio que por la desmesura, fue rico y volvió a la ruina y volvió a la riqueza. Pero su flagelación, su autoflagelación porque en Argentina nada es como en el mundo, pareciera haber concluido ahora. Ayer nomás era una lacra. Antes de ayer fue el superhombre. Hoy, eludido de súbito el ocaso, el héroe ídolo pugna, sin saberlo, por darle a la "leyenda tipo" un anexo propio ...

1) Capote, T. Prefacio de "Música para camaleones" (1980), RBA Editores, Barcelona, 1994.