Gustavo Weiskal trabajó en la exposición internacional

La Expo Zaragoza en la visión de un arquitecto santafesino

Desde el 14 de junio hasta el 14 de setiembre, se desarrolló en la ciudad española, la mayor fiesta del agua del mundo. Aquí, la experiencia laboral de un profesional local.

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La totalidad de los visitantes llegó a 5.700.000, algo así como 62.000 personas por día, con picos de 125.000.

Foto: Agencia EFE

De la redacción de El Litoral

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Gustavo Weiskal es un arquitecto santafesino recibido en la UNL. En 2003 se radicó en Barcelona y desde junio de 2006 trabaja para la Expo Zaragoza, que se realizó este año entre el 14 de junio y el 14 de setiembre, como jefe de Área de Expografia, es decir, como máximo responsable de los Contenidos y Exposiciones de la Muestra Internacional. Se trató de una exposición amparada por BIE (Bureau Internacional de Exposiciones), con la participación en su capital del estado español, el gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza.

Expo Zaragoza fue la mayor fiesta del agua del mundo. En la organización, trabajaron alrededor de 2.500 personas, de las cuales 489 estuvieron a cargo del Arq. Weiskal. En el área bajo su dependencia, las principales funciones se pueden dividir en cuatro etapas. La primera es Diseño y Producción: desde junio de 2006 a mayo de 2008. Diseño y Producción de exposiciones temáticas, de 3 pabellones colectivos, para América Latina (17 países) y la Segib -Secretaria General Iberoamericana-, para la Comunidad del Caribe -Caricom- (14 países) y África Subsahariana (13 países).

Las exposiciones temáticas fueron Agua Extrema, Ciudades de Agua, El Faro, Sed, Oikos, y Agua compartida, junto con Agua para la Vida de la “Torre del Agua” y Agua recurso Único en el Pabellón “Puente de Zaha Hadid”, que fueron realizadas como la producciones de películas, con un director científico o un grupo de ellos, de prestigio internacional. Participaron representantes de la Unesco, de la ONU, de universidades, etc.

El mismo proceso se siguió con los países y los pabellones colectivos, con la diferencia de que el contenido se estableció entre el país y la Expo Zaragoza 2008, y no existió la figura del guionista o director científico.

La segunda etapa es Montajes: este proceso se superpone al anterior desde septiembre de 2007 a junio de 2008: parte del equipo se dedicó a la producción propiamente dicha de las exposiciones y de su construcción. Weiskal se ocupó directamente de esa gestión, con la ayuda de la ingeniera francesa Stephanie Lemercier. En este proceso, “se debatió entre la coordinación con la Dirección General de Construcción, encargada de realizar el Contenedor para que nosotros instalemos el contenido. Es decir, la responsabilidad de la construcción del edificio era de ellos, pero todo el diseño, excepto Pabellón Puente y Torre del Agua, era de Expografia”.

La tercera etapa se denominó Operación. Para el arquitecto santafesino “fue el proceso más divertido y complicado a la vez. De abril a mayo de 2008 se incorporaron unas 400 personas al área, que se repartían la responsabilidad de gestionar de cara al público las exposiciones, estableciendo unidades operativas para la gestión de espacios diferentes. Fue divertido por la relación con todos los participantes y las personalidades que visitaron la Expo, por la responsabilidad y la oportunidad de vivir un acontecimiento que transforma una ciudad”.

La cuarta etapa fue Desmontajes y Liquidación, el último proceso. Las tareas consistieron en el desmontaje de los contenidos, en el caso de los países, la retirada de su personal y de todo el material que llevaron a Expo Zaragoza, y posteriormente el desmontaje técnico y luego el de obra civil. Una vez completados, se procedió a la liquidación de los contratos y devoluciones de garantías contractuales.

La planificación, eje esencial

Weiskal no disimula su entusiasmo a la hora de recordar la intensidad de lo vivido. “El tiempo y las urgencias sacaron lo mejor de cada una de las personas que participaron. El estrés y las horas dedicadas incluso hicieron, por momentos, difícil dedicarse a uno mismo. La planificación fue fundamental, los acontecimientos se desarrollaron muy rápido, y cien mil personas un día pasan por la puerta, y todo comienza”.

“Profesionalmente fue un trabajo único, se aprendió día a día, decisión tras decisión, se gestionaron obras que muy pocos tuvieron el privilegio de conocer por dentro y mucho menos de ver crecer desde cerca y se trató con lo mejor de la tecnología audiovisual, las mejores empresas del mundo en exposiciones. También se atendieron las necesidades de 104 países, conocimos gente de todo el mundo, y principalmente, se preparó y trasformó una ciudad entera. Nos embarcamos en un trabajo especial, único. Cada exposición es diferente pero su funcionamiento y formas de crecer son siempre similares, lo que hace que una vez que concluye una, ya se esté pensando en la siguiente”.

Con fecha de vencimiento

Cuando se advierte la envergadura de la realización de la Expo Zaragoza, que tuvo trascendencia mundial, le preguntamos a Weiskal sobre cómo sintió la experiencia. “Realmente es difícil de comprender, al principio que uno trabaja en una empresa con fecha de vencimiento. Cuando llegué, faltaban dos años y medio para que abriera sus puertas. Al final hubo 5.700.000 visitas, algo así como 62.000 personas de promedio por día, con picos de 125.000. Pero a medida que pasó el tiempo, uno se da cuenta de que tiene que ser así. Todo es muy dinámico, y la gestión debe ser exacta, para que todo funcione a la perfección”.

El santafesino seguirá en ese mundo de las exposiciones, las oportunidades, “por lo específico del trabajo y la experiencia que se adquiere, son muy importantes. No he decidido aún dónde me radicaré después de Zaragoza”. Seguramente tendrá mucho que ver en esa decisión, alguna de las ofertas recibidas tras el éxito de este desempeño.

AB

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ADEMÁS

El futuro

La Exposición inició, tras su clausura, un largo proceso de transformación que abarcará sus 25 hectáreas en el plazo de dos años para erigirse en el parque empresarial más moderno de España, con una inversión inicial de 120 millones de euros.

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EL DATO

Presupuesto

El Área de Expografia gestiona una partida presupuestaria de 47.000.000 de euros, con exposiciones que han costado, algunas de ellas, cerca de 7.000.000 de euros en construcción, audiovisuales y contenidos. Fue uno de los presupuestos más grandes de Expo Zaragoza.

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La belleza en la construcción de los pabellones de cada país fue otra de las notas distintivas. Aquí, el que representó a Dinamarca.

Foto: Agencia EFE

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El pabellón de Polonia fue uno de los más visitados, sobre todo por los chicos.

Foto: Agencia EFE