Visita a John Deere en Granadero Baigorria

Con corazón argentino

Con la excusa del 50 aniversario de John Deere en Argentina, Campolitoral visitó y recorrió la planta modelo de Granadero Baigorria. Allí se fabrican los motores para tractores y cosechadoras de la marca líder.

Néstor Fenoglio

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Granadero Baigorria. Enviado especial.

Los motores que impulsan a tractores y cosechadoras de John Deere en todo el mundo se fabrican íntegramente en Argentina y luego se exportan, básicamente, a Brasil, donde la firma ensambla sus productos. “No es raro ver -confía Sergio Fernández, responsable de la planta de Granadero Baigorria- un tractor en Tailandia que es impulsado por los motores que hacemos acá, en la provincia de Santa Fe”.

Hace cincuenta años que John Deere, que lidera con amplitud el mercado tanto en tractores como en cosechadoras, está en el país y en ese lapso logró alinear la planta de Granadero Baigorria (que quedó “apretada” dentro de la explosión demográfica de Rosario y el Gran Rosario, pero, a su vez, en un punto estratégico de comunicación: a metros de la autopista a Santa Fe y a Buenos Aires; debajo del puente a Victoria, a metros de la ruta 34 y de la ruta 9, a metros de los puertos, entre otras ventajas...) y darle los mismos parámetros de calidad y control que todas las demás plantas del mundo.

Y en un año donde “se caen los soldados” y preocupa la crisis mundial, John Deere no sólo no despide gente sino que ratifica su plan de inversiones de más de diez millones de dólares, que permitirán duplicar la planta en breve, hacer motores de cuatro válvulas (comunes y vulgarizados en automóviles, pero no tanto en motores diesel pesados), con una tecnología de inyección que permita certificar determinadas emisiones y generar nuevos mercados.

Muchas de estas cuestiones que Aldo Torriglia, el presidente de la firma en Argentina, blanqueó en el acto del cincuenta aniversario, ya nos la había confiado a principios de año en Expoagro, en un aparte informal que compartimos en Armstrong, donde estaban además los ministros Sciara, Bonfatti y Farías. Ese estilo sustenta una calidad que es indiscutible y está aceptada en la gente de campo, que son los verdaderos medidores del éxito. “Es John Deere”, te dicen valorativamente. Y uno sabe que hay pequeñas y medianas metalúrgicas del interior que hacen sus implementos agrícolas y no tienen empacho en mandarle el “verde John Deere” que es tan aceptado y amigable a cualquier productor.

Clase mundial

Recorrer la planta es corroborar que John Deere pertenece a ese selecto puñado de firmas donde todo está medido, regulado, certificado, cuidado. Da la sensación que hasta los pasos que da un operario están contados -hablamos de una percepción, desde luego- y todo está en orden y todo es prolijo, previsible, tecnificado, robotizado y todos los ados que quieran agregarle.

Para que uno entienda de qué tipo de fábrica estamos hablando y qué cosas hacen y cómo las hacen, baste señalar que recibe partes del motor que fabrican de proveedores argentinos, mejicanos, estadounidenses y europeos; que luego hacen en Granadero Baigorria motores tanto para pequeños tractores como para los grandes “monstruos” y que prácticamente todo se exporta a Brasil -y también en forma directa, un pequeño porcentaje a Méjico y China- para alimentar las fábricas ensambladoras de Horizontina (cosechadoras) y Montenegro (cercana a Porto Alegre), de tractores. Y que desde Brasil esas máquinas con corazones argentinos viajan hacia los destinos más exóticos del planeta. Los John Deere de todo el mundo “laten” con corazón argentino, y santafesino especialmente.

Pero el efecto de la firma también derrama beneficios en los proveedores, porque muchos de ellos tuvieron también expansión mundial a partir de desarrollos conjuntos, como Basso en válvulas, GKN en bombas de aceite, Fundymac en inyección de aluminio, Taranto en juntas, por nombrar sólo algunas.

Granadero Baigorria,

con los deberes hechos

La planta de Granadero Baigorria emplea a más de 600 personas, tiene casi 100 proveedores directos y más de 400 de insumos y servicios y entre sus “deberes hechos” se destaca la certeza de haber alineado los procesos internos con los corporativos: idénticos parámetros de desarrollo de productos, manufactura y de calidad que el resto de las operaciones de la firma. Esos procesos, además han permitido ser más flexibles a la planta que pudo trascender la mera fabricación por lotes: hoy, ajustes mediantes, pueden fabricar cualquier modelo en cualquier momento de acuerdo a la demanda casi sin inventario.

En los últimos dos años Granadero Baigorria duplicó prácticamente en cincuenta por ciento la dotación de personal, al calor de la enorme demanda que hizo de 2008 -a contrapelo de conflictos y sequías, aunque haciendo la aclaración de que toma el efecto arrastre de fin de 2007- un año récord en cualquier estadística que se mire.

Por lo mismo, se ratificó el plan a cinco años de inversiones que permitirá también casi duplicar la capacidad instalada. En la firma creen que habrá una lógica retracción en estos meses, pero que el aluvión de soja de primera a la que toda la región se vuelca, dará en marzo nuevo impulso a todos los productos relacionados con el agro.


En un año en el que preocupa la crisis mundial, John Deere ratifica su plan de inversiones superior a diez millones de dólares.

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historia y actualidad

 

La firma también derrama beneficios en los proveedores, muchos tuvieron expansión mundial a partir de desarrollos conjuntos, como Basso, GKN y Fundymac.

 
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“La demanda de granos en el mediano y largo plazo será sostenida. El mundo va a seguir comiendo y habrá más personas que alimentar; seguirá requiriendo energías renovables, como es el biodiésel. Ahora bien, en todos los tiempos hay que ser prudentes; y en épocas de mercados tan volátiles, hay que ser doblemente prudentes. Entonces, nuestra estrategia de mediano y largo plazo no cambia, pero iremos ajustándola a la coyuntura”.

Aldo Torriglia

Presidente de John Deere en Argentina

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en la región

Una marca con respaldo

Dante Martinelli (Contratista rural. Franck)

En el “94 empezamos con el boom de la rotoenfardadora con una vieja Mainero. Vimos que iba a ser un buen negocio y pasamos a una John Deere 535 al año siguiente. Periódicamente, año por medio, fuimos cambiando la máquina (cada 7.500 rollos por año), estando todavía en condiciones óptimas para alguien que lo haga en una menor escala. Ya llevamos 7 enrolladoras, y todas se desempeñaron de la mejor manera. Ahora tenemos una 568 que es lo último que hay en la zona. Nos dedicamos a hacer una gran cantidad de rollos, brindando el servicio a tiempo en el campo directo al productor.

Estas máquinas no pierden el valor de reventa y son muy confiables, hablando tanto de enrolladoras, tractores y cosechadoras. Nosotros venimos trabajando con Remonda Castro desde hace más de 15 años, y ésa es una lección que aprendimos. Por eso ellos confiaron en nosotros para abrir esta nueva concesionaria en Franck.

Esta es una zona muy amplia y competitiva, en donde el productor conoce de fierros y sabe las virtudes de la marca. La gente quiere trabajar con John Deere por el respaldo que brinda, el cual está en tiempo y forma cuando se necesita. Se pueden reponer y el servicio está a disposición del productor.

La seca viene pegando duro. El trigo se sembró poco y con nada de humedad. No obstante estamos trillando hasta 20 qq/ha. Todavía esperamos la lluvia para sembrar la soja, pero lo que más sufre es el girasol, el maíz y las pasturas, que condicionan la alimentación para el invierno.

Esta es una esquina líder para los productores, pienso que nos va a ir bien porque disponemos de todos los servicios.John Deere 50 Años-13.jpg