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“Mujeres, entre

la casa y la plaza”

Sexo y género no es lo mismo, según marcó el feminismo en las décadas del ‘60 y del ‘70. En líneas generales, podemos decir que se fue estableciendo que sexo es el término que se limita a dar pautas de las características biológicas -anatomofísicas y fisiológicas- de mujeres y varones, mientras que género pasó a indicar los condicionamientos sociales y culturales -producidos históricamente- que terminan conformando características femeninas y masculinas. Partiendo de consideraciones de este tenor, Dora Barrancos en “Mujeres, entre la casa y la plaza”, que acaba de editar Sudamericana, ofrece una síntesis de la historia argentina a partir de las últimas décadas del siglo XIX hasta finales del XX, centrándose en las relaciones de género y estudiando los ámbitos laborales, luchas y conquistas de las mujeres. En declaraciones de la propia autora, el estudio intenta “contribuir a renovar la interpretación sobre nuestro pasado y presente desde la perspectiva de la diferencia sexual haciendo significativa la condición femenina”.

Analiza así la sociedad, mujeres y feministas desde fines del siglo XIX y primeras décadas del XX, con temas como la participación de las mujeres en los movimientos anarquistas y la aparición de los primeros derechos femeninos; se continúa con los cambios sociales y las mujeres entre 1930 y 1955, y con las transformaciones de las décadas del ‘60 y ‘70, para concluir con los progresos y reveses de fines de siglo.

“La igualdad humana supone el reconocimiento de las diferencias, condición esencial para una sociedad democrática que no se concibe sin el más completo respeto a la diversidad. Las mujeres han padecido, y aún padecen, de un estatus secundario y de tratos discriminantes basados en una concepción que, desde el fondo de los tiempos, predica que “naturalmente’ no son sólo diferentes, sino inferiores. De este modo los varones se han ocupado de lo público y valioso, y las mujeres de lo privado e intrascendente. Este libro puede ayudar a convencer de que enfrentamos un tiempo en que ya no es posible sostener ese dislate. El camino hacia la igualdad por parte de las mujeres reclama que de derecho se acorten las distancias entre la casa y la plaza, tal como de hecho no ha dejado de ocurrir”, afirma Barrancos.