Exposición en el Palacio de los Inválidos

París descubre un Napoleón

inédito a través de sus cartas

Luis Miguel Pascual

Agencia EFE

El general atento a cada detalle de la batalla, el soldado que arengaba a sus tropas, el estadista preocupado por el gobierno de su pueblo, el apasionado enamorado..., Napoleón Bonaparte aparece reflejado en sus cartas inéditas que, por primera vez, están expuestas en París.

Se trata de 1.500 manuscritos ocultos hasta ahora en los archivos de un coleccionista de Boston y que, por primera vez, salen a la luz en una exposición abierta hasta el próximo 1 de marzo en el Palacio de los Inválidos, a dos pasos del mausoleo que alberga los restos de Bonaparte.

El emperador pasaba más tiempo pegado a su pluma que a su espada y si su obra militar marcó el inicio de la era contemporánea, los testimonios escritos que dejó reflejan una personalidad contradictoria y excepcional. “A través de estas cartas se ve tanto al estadista como al ser humano, más allá de su carácter conquistador, había un hombre sensible, atormentado por la muerte de su hijo, el rey de Roma”, afirmó a EFE el actual propietario de la colección, Gérard Lhéritier.

Además de un “evidente estilo literario”, Napoleón otorgaba a sus escritos un “toque” personal, particularmente importante cuando sus cartas estaban dirigidas a mujeres, a “quienes sabía hablar y conquistar, como conquistaba territorios”, según el francés.

“Cuando se hace abstracción del lado guerrero del personaje, aparece el padre, el enamorado, el financiero, el hombre de Estado,...”, afirmó Lhéritier, quien recordó que Chateaubriand solía decir que Napoleón era “un poeta en acción”.

Pero no todos los originales son cartas privadas, algunos son documentos destinados a su lectura pública.

“¡La opresión y la humillación del pueblo francés están fuera de su alcance! Si entran en Francia, encontrarán su tumba!”, arengaba a sus tropas Napoleón en vísperas de la batalla de Waterloo, de acuerdo a un manuscrito firmado de su puño y letra.

“Para todo francés con corazón, ha llegado el momento de vencer o morir”, escribía cuatro días antes de su derrota más sangrienta y definitiva, preámbulo de su abdicación y su exilio.

En otros documentos, Bonaparte aparece como un agudo estratega que se ocupa de los aspectos más insignificantes de sus campañas, prestando una atención particular a la intendencia de su tropa.

Pero el general victorioso, en la cima de su gloria, también muestra su lado más humano, la soledad del poder, cuando desde Milán, donde acaba de derrotar a las tropas enemigas, escribe, de su puño y letra, a su esposa Josefina: “Daría 20 años de mi vida por tenerte cerca de mí”.

Cargada de ternura, la carta se refiere al hijo que cree que está gestando Josefina, una invención de la esposa del emperador, para no acompañarle en las campañas de Italia.

“Adiós, mi adorable dulce amiga. Vivir para no estar a tu lado, ese es el destino de mi vida”, acaba la misiva de Napoleón.

No son muchos los documentos de esta exposición escritos por el propio Napoleón; la mayor parte son cartas dictadas y firmadas y sólo nueve son fruto de su puño y letra.

“De todas formas, él escribía muy poco, su letra era ininteligible incluso para él mismo. Por eso se rodeaba de una veintena de secretarios, a quienes dictaba”, dijo Lhéritier.

Entre los documentos que salieron de su pluma, figuran los comentarios que hizo tras la lectura de “La Riqueza de las Naciones”, de Adam Smith, considerado uno de los primeros libros sobre economía moderna.

Era un joven teniente de poco más de 20 años y “ya denotaba una visión aguda de la política y la economía”, por lo que escribió hasta 13 páginas de comentarios de la obra, señaló el comprador de la colección.

Tampoco faltan las cartas en las que Napoleón, ya recluido en Santa Helena, se negaba a recibir cuidados médicos de los galenos ingleses, por miedo a ser envenenado.

Correspondencia intercambiada con sus más fieles generales y consejeros, donde destila su idea del Estado, sus críticas a la República y sus planes para asaltar el poder también figuran en la amplia colección de manuscritos.

La correspondencia del Gran Corso incluye los más variados temas: el amor, la política, la economía y, por supuesto, la guerra. Las misivas, 1.500 en total, estaban en manos de un coleccionista particular de Boston.

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Llena de tachaduras y enmiendas, la carta de Napoléon a su amada Josefina, refleja la agitada relación que unía a ambos. La pieza está exhibida en Los Inválidos.

Foto: Agencia EFE

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“Napoléon en Fontainbleau”, una de las imágenes más conocidas del emperador francés, obra de Paul Delaroche. A casi 200 años de su muerte, Bonaparte todavía sigue sorprendiendo a Francia y al mundo. Ahora lo hace con cartas inéditas que estaban en manos de un coleccionista de Estados Unidos.

Foto: Archivo El Litoral

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Un hombre múltiple

Napoleón Bonaparte (Ajaccio, 15 de agosto de 1769, Santa Elena - 5 de mayo de 1821) fue un militar y gobernante francés, general republicano durante la Revolución y el Directorio, artífice del golpe de Estado del 18 de Brumario que lo convirtió en el primer Cónsul de la República el 11 de noviembre de 1799; cónsul vitalicio desde el 2 de agosto de 1802, el 18 de mayo de 1804 fue proclamado Emperador de los Franceses y coronado el 2 de diciembre; proclamado Rey de Italia el 18 de marzo de 1805 y coronado el 26 de mayo, ostentó ambos títulos hasta el 6 de abril de 1814 y, nuevamente, desde el 20 de marzo hasta el 22 de junio de 1815.

Napoleón es considerado como uno de los mayores genios militares de la historia, habiendo comandado campañas bélicas muy exitosas, aunque con ciertas derrotas igualmente estrepitosas. Sus agresivas campañas de conquista se convirtieron en las mayores guerras conocidas hasta entonces en Europa, involucrando a un número de soldados jamás visto en los ejércitos hasta entonces.

Durante el período de poco más de una década, adquirió el control de casi toda Europa Occidental y Central por conquistas o alianzas y sólo fue tras su derrota en la Batalla de las Naciones cerca de Leipzig en octubre de 1813, que se vio obligado a abdicar unos meses más tarde. Regresó a Francia en lo que es conocido como los Cien Días y fue decisivamente derrotado en la Batalla de Waterloo en Bélgica, el 18 de junio de 1815, siendo exiliado a la isla de Santa Elena, donde falleció.

Aparte de sus proezas militares, a Napoleón también se lo conoce por el establecimiento del Código Napoleónico y es considerado por algunos un “monarca iluminado” debido a su extraordinario talento y capacidad de trabajo. Otros, sin embargo, lo consideran un dictador tiránico, cuyas guerras causaron la muerte de millones de personas, y uno de los personajes más megalómanos y nefastos de todos los tiempos.

Indudablemente, es el personaje que marcó el inicio del siglo XIX y la posterior evolución de la Europa contemporánea.

Sus soldados lo llamaban el Pequeño Cabo; en tanto que los ingleses se referían a él con el despectivo Boney y las monarquías europeas como el tirano Bonaparte, el Ogro de Ajaccio o el Usurpador Universal.