DE RAÍCES Y ABUELOS

Sacrificios compartidos para salir adelante

Salvador y Carmela Fusco junto a seis de sus 13 hijos.

Sacrificios compartidos para salir adelante
 

La numerosa descendencia de Salvador Fusco y Carmela Mele -6 hijos vivos, 24 nietos (2 fallecidos), 42 bisnietos y 13 tataranietos- se reunió para rendirles homenaje.Textos de Mariana Rivera

“Respondiendo a la invitación que ustedes realizaron en la revista Nosotros del diario El Litoral envío en nota adjunta la historia simple de mis abuelos maternos. Esperando que este relato sea aprobado y publicado, los saludo muy cordialmente”, decía la nota que mandó a nuestra redacción Norma Leonarduzzi Fusco a De Raíces y Abuelos.

La carta provenía de la ciudad de Santo Tomé y narraba la historia de Salvador Fusco y Carmela Mele, inmigrantes italianos, quienes habían emigrado siendo niños y se habían radicado en Santa Fe, aunque luego vivirían cruzando el puente carretero.

La historia enviada luego fue completada con una charla que pudimos concretar con Norma y Clorinda Fusco, una de sus tías, la hija mayor de Salvador. En esa oportunidad, recordaron que “el pasado sábado 11 de octubre, en el Club Argentino de la ciudad de Santo Tomé, nos reunimos en una muy concurrida cena los descendientes de una tradicional familia santotomesina: Fusco-Mele. Este matrimonio, formado por Salvador Fusco y Carmela Mele, formó una familia muy numerosa, ya que tuvo 13 hijos: Rosa Carmen, Miguel Ángel, Salvador Félix, Juana, María Inmaculada, Carlos Alberto, Humberto Manuel, Yolanda Carmen, Nicolasa Elena, Alfonso Antonio, Nélida Mabel, Zunilda Emilia y Clorinda Norma. De los 13, ocho eran mujeres y cinco eran varones, pero sólo quedan vivos actualmente cinco mujeres y un varón”.

Y continuaron: “En 1915, Salvador tenía en Santa Fe una empresa constructora que le permitía a él y su familia vivir cómodamente. Pero a raíz de algunas maniobras fraudulentas que había realizado un socio, la empresa colapsó y Salvador debió buscar otros rumbos. Por este motivo, emigró a Santo Tomé con su familia y, con grandes sacrificios, compró un campo en la zona oeste de la vecina ciudad. En él comenzó a realizar tareas agrícola-ganaderas pero, paralelamente, y ayudado por algunos de sus yernos, instaló un horno de ladrillos”.

fueron años duros

“Tuvieron que comenzar todo de nuevo. Las hijas eran grandes y estaban casadas y los yernos también ayudaban. Así fueron saliendo de nuevo, progresando. Fueron años muy duros pero con mucha fe y mucha esperanza, trabajando duramente junto a toda su familia, lograron salir adelante”, comentaron Clorinda y Norma.

Pero el destino le jugó una mala pasada a Salvador y, en 1949, falleció imprevistamente, siendo muy joven. Entonces, sus hijos varones compraron la empresa de transporte de pasajeros Línea Central San Carlos, que une Santa Fe con las tres localidades sancarlinas: Sur, Norte y Centro.

En este sentido, Clorinda y Norma aclararon que “la empresa progresó pero posteriormente fue vendida y los hermanos se acogieron a la jubilación”.

Durante el relato de la historia de sus abuelos Fusco-Mele, Norma quiso aportar “un detalle anecdótico muy interesante: cuando viajaron de Italia para la Argentina, ambos tenían 5 años y, casualmente, lo hicieron en el mismo barco. Además, cuando llegaron a Santa Fe se instalaron en el barrio sur a muy pocas cuadras de diferencia. Todo esto lo supieron muchos años después, cuando se conocieron”.

Por otra parte y respecto al encuentro familiar, tía y sobrina comentaron que “fue mucha gente, cerca de 100 personas pero faltaron muchas otras”.

Asimismo, recordaron con nostalgia que “en general, las reuniones familiares siempre se hacían en la quinta que tenían los hermanos varones, incluso las despedidas de soltera de las mujeres. En las ollas negras se hacían los estofados, pero tampoco faltaban los asados, luego de lo cual todos iban a la cancha de bochas a compartir la tarde. Otros juegos eran las bolitas de barro o la taba”.

Por último, expresaron que “con cada encuentro familiar que organizan los Fusco e -incluso- con la publicación de esta nota en la revista Nosotros, sus numerosos descendientes desean rendirles un sincero y merecido homenaje a Salvador y Carmela y demostrarles que -a pesar de los avatares de la vida, de sus luchas y sus desvelos- todo el amor que ellos sembraron está reflejado en esta hermosa familia que supieron formar. Por eso, todos unidos levantamos nuestras copas y dijimos ¡gracias, queridos nonos!”.