Desafío estratégico

La Argentina necesita una plan maestro para su infraestructura energética

La clave es diversificar la matriz para que no sea tan dependiente del paradigma fósil. Los expertos estiman que la capacidad de generación eléctrica prácticamente debe triplicarse para el 2025.

Gastón Neffen

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Fotos: Archivo El Litoral

El gobierno todavía no anunció una estrategia de mediano y largo plazo para su parque energético, a pesar de que esta planificación debería ser la piedra angular, la referencia que oriente el desarrollo de todo el sistema eléctrico. Y sobre todo, el sendero más seguro para salir de la crisis.

Una forma rápida de comprobarlo es ingresar a la página web de la Secretaría de Energía (http://energia3.mecon.gov.ar/home/) y hacer clic en la sección “Planeamiento energético”.

Lo único que aparece es este texto: “El sitio que usted visita constituye un ámbito de trabajo interno entre la Secretaría de Energía y las instituciones que colaboran en la elaboración de un Plan Energético a largo plazo. Por favor ingrese su e-mail y contraseña”.

Una política de Estado —un plan maestro energético— es la forma más eficiente para ordenar las inversiones en centrales energéticas, en redes de transporte y en exploración de nuevas reservas de petróleo y gas. También es el eje a partir del que deben orbitar los planes de uso eficiente de la energía, los cambios de uso horario (que implementó el gobierno) y las políticas de estímulo a las energías renovables.

“Yo sé que se trabaja en una planificación en la Secretaría de Energía, pero aún no hay un plan estratégico implementado”, confirmó Daniel Bouille, vicepresidente de la Fundación Bariloche, a El Litoral. La culpa no sólo es de este gobierno. “Llevamos casi 20 años sin mirar para adelante en materia energética”, recordaron Julio Doyharzabal y Jorge Caminos, de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).

¿Hacía dónde hay que apuntar el largavista? Una de las primeras cosas que debe estimarse con precisión es la evolución de la demanda energética. Los últimos 20 años confirmaron que los argentinos consumen cada vez más electricidad.

“La demanda aumentó un 154 % en 23 años (1980-2003)”, precisa Francisco Carlos Rey, de la Comisión Nacional de Energía Atómica, en un trabajo sobre planeamiento energético (Boletín Energético Nº 15). El consumo de energía crece más rápido que la población (35 %) y que la economía (18,5 %) en este mismo período.

Esto sucede por la fuerte penetración de la electricidad en la vida cotidiana. “El consumo residencial ha crecido significativamente. Hace 20 años, sólo usábamos un televisor, una heladera y algunos ventiladores”, explicó Jorge Caminos (UTN). “Ahora en cambio —agregó Bouille— tenemos la PC prendida todo el día y usamos aparatos de aire acondicionado, pavas eléctricas, hornos de microondas y cientos de artículos recargables (celulares, reproductores de mp3, cámaras de fotos)”.

A ponerse las pilas

Si el consumo energético sigue creciendo al mismo ritmo, Rey estima que la Argentina va a necesitar 40.000 megavatios adicionales de generación eléctrica hacía el 2025. Es un desafío enorme, es casi el doble de la potencia instalada actual (24.000 mw). Y es indispensable consensuar cómo se van a producir.

“Hay que debatir cuál es el mejor equilibrio. Nosotros consideramos que hay que generar un tercio de la energía con centrales térmicas, otro tercio con hidroeléctricas y el mismo porcentaje con centrales nucleares. El resto se puede hacer con energías renovables”, opinó el Ing. Jorge Giubergia, que recibió a El Litoral en el Centro Atómico Constituyentes (Gran Buenos Aires).

En la actualidad, la Argentina genera algo más de la mitad de la electricidad con centrales térmicas, un 35 % con hidroeléctricas y cerca de un 7 % con las centrales nucleares (Atucha I y Embalse).

Giubergia trabaja en la oficina de Prospectiva y Planificación Energética de la CNEA. Su argumento se centra en que la estructura energética es mucho menos vulnerable cuando está diversificada y todos los caramelos no se guardan en la misma bolsa. Contó tres casos.

En Brasil hace ocho años casi el 90 % de la matriz energética dependía de la generación hidroeléctrica. Pero un largo período de sequía, los dejó sin agua en las represas y la falta de electricidad llegó a un punto crítico, con apagones y fuertes restricciones a la población.

“Otro ejemplo es México -agregó Giubergia-. En el Distrito Federal , la gente vive en una nube de contaminación porque la mayor parte de la generación se hace con centrales térmicas, que emiten gases efecto invernadero”.

En el otro extremo está Francia que genera más del 70 % de la electricidad con centrales nucleares. “Como no conviene detener su funcionamiento, por cuestiones técnicas, los franceses están obligados a hacer turnos continuos de trabajo, lo que en su momento fue una discusión gremial compleja. Tener una sola fuente nunca es bueno”, insiste Giubergia.

Además hay otro cuello de botella. Los científicos advierten que las reservas fósiles son un callejón sin salida (se reducirían drásticamente a partir del 2050). Y en la Argentina, la matriz energética gira en torno al paradigma fósil.

“El 90 % de la energía que consumimos para transporte, electricidad y calefacción es petróleo, carbón y gas”, afirmó el Dr. Jaime Moragues, experto en energías renovables.

Sustentabilidad

Para salir de esta encrucijada “no hay que tenerle miedo a nada”, dijo Caminos. “Tiene que crecer la energía nuclear, hay que invertir para desarrollar las energías renovables y también apostar en serio por las políticas de eficiencia energética”, insistió.

Esto supone una discusión seria y responsable sobre la sustentabilidad económica y ambiental del sistema energético.

“Hay que entender que el estilo de vida y el confort de las sociedades actuales tiene un impacto sobre el medio ambiente”, destacó Giubergia. En la misma línea, polemizó Bouille.

“Santa Fe se declaró libre de energía nuclear. Si otras provincias se declaran libres de energía hidroeléctrica. ¿Qué hacemos? Apagamos la luz y nos vamos. Son decisiones que miran al mundo desde el ombligo”.

“Todas las centrales contaminan —sostuvo Moragues— y para saber cuánto, hay que analizar su ciclo de vida”. Las hidroeléctricas suelen anegar tierras y desplazar población (por los embalses), las térmicas generan dióxido de carbono y las nucleares residuos radioactivos que deben ser almacenados cuidadosamente.

“Las granjas eólicas y las microturbinas hidraúlicas tienen un impacto menor”, destacó Moragues. Pero —por el momento— sólo pueden complementar la matriz energética. “La meta es que para el 2016 aporten el 8 % de la energía que consumen los argentinos. Pero el gobierno no tiene implementado un plan para conseguirlo”, avisó este experto en energías renovables.

¿Qué hacen los países del primer mundo? Invierten e investigan en energías renovables, construyen más centrales térmicas e hidroeléctricas y retoman sus planes para construir centrales nucleares (Estados Unidos, Japón, China, etc.). Lo consideran una cuestión absolutamente estratégica.

En febrero del año pasado, lo reconoció la presidenta Cristina Fernández cuando dijo que la energía era un tema central del siglo XXI. Lo que ahora falta saber es cuál va a ser el plan de la Argentina para afrontar este desafío.

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“Es clave diversificar la matriz energética”

Jorge Giubergia

Comisión Nacional de Energía Atómica

CENTRAL HIDROELÉCTRICA SALTO GRANDE

 

Entre Ríos

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Genera energía eléctrica desde 1979. Su potencia bruta instalada es de 1890 megavatios.

CENTRAL TÉRMICA MANUEL BELGRANO

 

Campana, Buenos Aires

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Se inauguró el año pasado. Cuando opere con toda su capacidad va a poder generar 800 megavatios de energía eléctrica.

CENTRAL HIDROELÉCTRICA AMEGHINO

 

Trelew, Chubut

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Funciona desde 1994. Tiene dos turbinas que generan 50 megavatios.

 

CENTRALES NUCLEARES ATUCHA I Y II

 

Zárate, Buenos Aires

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Atucha I tiene una potencia de 357 megavatios y comenzó a operar en 1974. Atucha II se terminaría en los próximos dos años (750 megavatios de potencia)

CENTRAL NUCLEAR EMBALSE

 

Río Tercero, Córdoba

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Funciona desde 1984 y puede generar 648 megavatios de energía eléctrica.

CENTRAL HIDROELÉCTRICA PICHI PICÚN LEUFÚ

 

Límite entre Río Negro y Neuquén

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Genera 270 megavatios de energía eléctrica.

CENTRAL HIDROELÉCTRICA EL CHOCÓN

 

Límite entre Río Negro y Neuquén

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Empezó a generar energía en 1972. Potencia 222 megavatios.

CENTRAL HIDROELÉCTRICA YACYRETÁ

 

Corrientes

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Puede generar 3.200 megavatios de energía eléctrica (a la Argentina le aporta 1.800 mw).

Mapa.eps
ReferenciasMapa.eps