Zapata cerró desde 50 metros la chapa frente a Talleres
Unión gritó un golazo desde la mitad de la cancha
Fue 3-0, con tantos de Guerra, Zapata y Márquez. El capitán fue figura y César Pereyra jugó un gran partido: el Tate, a 5 puntos de la Promo.
La corrida del festejo, con dedicatoria a familiares y amigos en la Redonda. El capitán, Martín Zapata, marcó uno de los goles más lindos de los últimos tiempos en el 15 de Abril.
Foto: Pablo Aguirre
Darío Pignata
Hubo que empezar a buscar en el baúl de los amarillentos recuerdos. Porque todo está guardado en la memoria. Y porque, al toque que la pelota de Martín Zapata —ayer figura y ahora capitán de Unión— agarró un paracaídas para volar por encima de la cabeza del arquero cordobés Brasca, empezaron las anécdotas.
Porque, bien allá, se habla de los cañonazos del “Gringo” Bonacossa, que le pegaba de cualquier lado en los años ‘60. Porque muchos retienen, un par de años más acá, el zapatazo del “Gringo” Héctor Scotta, en un infartante 5-4 a Los Andes, colgándolo a Barbossa. Y porque, un poco más cerquita de estos tiempos modernos, apareció el recuerdo del “Loco” José Luis Marzo, en un remate largo frente a Rosario Central. Y hasta otros respondieron: “El zurdo Lorenzo Frutos, en la época de Silguero”. Lo que está claro es que, un poco más allá o un poco más acá en el tiempo, el 2-0 con el cual Unión pudo cerrar un partido sin equivalencias frente a Talleres fue un verdadero golazo. Con todas las letras.
El fútbol moderno muestra algunas rarezas: la pelota es mucho más rápida, los arqueros tienen varios vicios técnicos y, sin embargo, no se patea tanto al arco desde lejos. Claro que lo de Zapata ayer está mucho más emparentado con la viveza del potrero que con el gesto técnico. En realidad, se dieron las dos cosas: poder “leer” la jugada y saber cómo llevarla a la práctica en el poco tiempo que había para resolver, con un arquero retrocediendo que no pudo llegar a sacarla... ni siquiera a tocarla.
Apenas pasando el límite de cal del anillo central, esa línea que remarcaron por la lluvia los auxiliares rojiblancos antes del partido, el capitán de Unión le pegó desde unos 50 metros y lo colgó a Brasca. Hacía mucho tiempo que no se veía un gol tan espectacular en el 15 de Abril.
Antes del golazo de la fecha, Unión estaba con once y Talleres se arrastraba con nueve. Pero, así y todo, le faltaba dar el toque de gracia al equipo de Quiroz. Enfrente, la T daba las gracias y se ilusionaba con algún centro a la olla que buscara las cabezas de Stang, Lussenhoff y Salmerón.
DARÍA LA IMPRESIÓN DE QUE LOS REFUERZOS QUE TRAJO QUIROZ HAN SIDO PARA MEJORAR LO QUE EL EQUIPO DEJABA INSINUAR COMO ASPECTO DEFICITARIO EN LA PRIMERA PARTE DE LA TEMPORADA, MÁS ALLÁ DE QUE PEREYRA Y ZAPATA FUERON LAS FIGURAS.
A esa altura, Unión con dos más y ganando 1-0, muchos de los presentes en el 15 de Abril deben haber pensado: “Si no lo cerramos, nos embocan, como pasó varias veces”.
Unión ganó, gustó y goleó. Se enamoró mucho más de la pelota, porque Nico Diez hace jugar al equipo desde la base y porque Arrieta —aún lento y pesado— tiene técnica de sobra. Entonces, Unión juntó tres o cuatro buenos pasadores de pelota. Le agregó profundidad con un Pereyra imparable y con Guerra volviendo al gol.
Si Unión consigue algo con esta campaña —jugar una Promo, por ejemplo—, el partido se recordará como un “quiebre”. Si con el equipo no pasa nada, el golazo desde la mitad de la cancha de Zapata quedará en el baúl de Unión. Junto con los de Bonacossa, el “Gringo” Scotta, el “Loco” Marzo y Lorenzo Frutos.