El zaguero es un símbolo silencioso del equipo

En Colón es “touch and Goux”

“Pensar que a esta altura suponíamos que él iba a empezar de a poco a jugar en tercera y hoy fue figura en primera. Es un líder positivo”, dijo Mohamed.

Darío Pignata

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Un toco y me voy. O un toco y salgo. No es necesario ir a todos los tiros de esquina ni subir siempre. A veces, el efecto sorpresa tiene su bonus. Y eso le pasó a este capitán sin cinta que tiene Colón, que aprovechó que Banfield —miraron el video del gol a Central— se le fue encima al “Bichi” Fuertes, quedó el hueco, le pegó como venía y de empalme la mandó a la red del arquero-pateador Cristian Lucchetti. Todo el estadio quería abrazar a Marcelo Jesús Goux.

Y el zaguero se abusó de su particular segundo nombre para encargarle al de arriba un verdadero milagro. Es que en el torneo pasado, producto de un golpe con un jugador de Vélez en el Amalfitani, debió andar de clínica en clínica de Santa Fe a Buenos Aires. Primero acá, después allá en el post operatorio.

Ese choque con Somoza terminó en una palabra rara: “neumotórax”, algo que los facultativos sabaleros explicaron como “exceso de presión en los pulmones generado por el mismo impacto físico”. No es algo que habitualmente persiga a los futbolistas. Pero le tocó a Goux, y Marcelo se encomendó a Jesús. Si algo sorprendieron fueron las manifestaciones de preocupación de todos los que hacen el “mundo Colón”. Desde sus compañeros de vestuario, el cuerpo técnico, los dirigentes y hasta los hinchas que le colgaron banderas deseándole una pronta recuperación.

El patadón del paraguayo Aguilar en la cancha de River lo puso, impensadamente, adentro del equipo titular antes de tiempo al ex Gimnasia, Huracán y Belgrano de Córdoba. Sin embargo, recordando los 40 y pico de días tirado en una cama, no anduvo buscando las condiciones ideales. Que le faltaba fútbol, era cierto; que había jugado poco los amistosos preparatorios, también. Los mismos accidentes del fútbol que lo sacaron con Vélez le abrieron la puerta post River. Entonces, el zaguero se metió de cabeza entre los once.

Justo ayer que, rodeado de micrófonos, el “Turco” Mohamed habló de la palabra “compromiso” para explicar el porqué de este arranque invicto, con tres victorias en Santa Fe y dos puntazos en el Monumental y en el Parque de la Independencia, Marcelo Goux llegó al gol, empalmando como venía una pelota quieta de córner y fusilando a Lucchetti. No hay coincidencias: si se trata de comprometerse, Goux es abanderado.

Claro que, más allá del golazo, fue uno de los puntos altos del Triángulo de las Bermudas que Colón armó atrás, donde verdaderamente daba miedo entrar para los puntas de Banfield: Ferrero, Candia y Goux jugaron en un nivel para el aplauso permanente.

Primero, recibió el abrazo de todos sus compañeros, una vez que el balón besó la red de Lucchetti. Después, cuando volvía a su campo, miró el banco y apretó el puño. Allí, recibió la gran ovación de la platea oficial de Colón, donde algunos lo aplaudieron de pie.

El aplauso de un “touch and Goux” tiene varias explicaciones en una sola en el caso del zaguero. No estaban aplaudiendo sólo un gol... No estaban reconociendo apenas el rendimiento de un jugador... Estaban dándole un premio popular a uno de estos buenos tipos que hay en el fútbol y que Colón tiene adentro como líder silencioso. Goux, el capitán sin cinta de Colón.

En Colón es “touch and Goux”

No es casualidad que aparezcan ocho jugadores del plantel en esta foto encima de Marcelo Goux después del derechazo que puso el 1-0. Al zaguero lo quiere todo el mundo en Colón.

Foto: Pablo Aguirre

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EN NÚMEROS

15

Los goles de

Goux en la “A”

El hoy zaguero sabalero vistió las camisetas de Huracán (1995-1996), Colón (1997-2000), Belgrano de Córdoba (2000-2002), Gimnasia de La Plata (2002-2006) y desde el 2007 nuevamente la rojinegra de Colón. Acumuló un total de 258 partidos en el fútbol argentino y llegó a los 15 goles siendo defensor. Con Colón, además, jugó la recordada Copa Libertadores de América en la temporada ‘98. El derechazo de ayer, uno de los más gritados.

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ADEMÁS

Otra vez los cuchillos

En el contexto de una verdadera fiesta con miles y miles de sabaleros en las tribunas, además de una buena presencia de hinchas de Banfield que llegaron desde el sur del gran Buenos Aires en el sector visitante, el eficaz operativo de la policía santafesina logró detectar a dos hinchas de Colón que pretendieron ingresar a la cabecera de J.J. Paso con cuchillos camuflados en sus zapatillas. Los mismos, automáticamente, quedaron detenidos.

El Litoral, que pudo acceder rápidamente a la información, tuvo el privilegio de observar lo que registraron las cámaras de la Policía que paga Colón: eran realmente imponentes las dimensiones de los cuchillos. Esta vez, los violentos no lograron su objetivo.