EDITORIAL

Irresponsabilidad y caos frente a las escuelas céntricas

Todo vale y pocos parecen preocuparse por los riesgos de accidentes. La situación se asemeja a la ley de la selva, donde el más fuerte -¿o irresponsable?- se impone. Las zonas que circundan a las escuelas de gran parte de la ciudad se transforman, cada mañana y cada tarde, en el paradójico escenario de la más cruda falta de educación. Y los responsables no son los alumnos, sino los padres.

Antes de que el sol aparezca, decenas de miles de padres de familia se lanzan a las oscuras calles en una frenética carrera por llegar a tiempo a las escuelas. Cada esquina de la ciudad es una zona de riesgo. Muy pocos respetan las velocidades máximas y los frenos son puestos a prueba en cada momento.

La Municipalidad acaba de anunciar la implementación de un programa tendiente a ordenar el tránsito durante la entrada y salida de chicos de los establecimientos educativos del centro de la ciudad, en una iniciativa que se encuentra enmarcada en el Plan Integral de Educación Vial.

Frente a este contexto, se elaboró un listado en el que figuran veinticinco escuelas, ubicadas en las principales avenidas y calles céntricas más transitadas.

En general, el problema se plantea porque la mayor parte de los alumnos llega prácticamente sobre la hora de ingreso a los establecimientos y, todos o casi todos los padres, intentan estacionar lo más cerca posible de las puertas de las escuelas. Así se generan los embotellamientos y dificultades en el tránsito que desembocan en la violación constante de las normas, en insultos y en un riesgo creciente de accidentes que, si aún no se produjeron, fue sólo por casualidad.

La realidad indica que los controles municipales son insuficientes. De hecho, más allá del anuncio oficial, el caos sigue reinando cada mañana y cada tarde en las escuelas céntricas.

El municipio adelantó que comenzará a elaborar un programa tendiente a que las autoridades de los colegios y los propios alumnos se involucren en forma directa en el control y el respeto de las normas viales. Los “Detectives del Tránsito” (así se llamará a esos alumnos), comenzarán a trabajar en diez escuelas, que el año pasado firmaron el “Manifiesto por la Seguridad Vial”.

Más allá de este problema puntual vinculado con el tránsito en horario de ingreso y salida de las escuelas, la situación demuestra una permanente falta de respecto por las normas, que viene desgastando a esta ciudad desde hace ya muchos años. El descontrol y el caos generalizados se han apropiado de una comunidad que no siempre parece dispuesta a acatar las reglas, ni mucho menos a reconocer su grado de responsabilidad en esta decadencia.

Esta violación a las normas legales y de convivencia se produce en el centro de la ciudad, en muchas de las escuelas donde asisten hijos de los sectores de mejor condición social, económica y educativa. Un dato clave, que habrá que tener en cuenta.