Lengua viva

¿La clase media...? existe

Evangelina Simón de Poggia

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No hace mucho tiempo, escuchaba a un medio de comunicación, en cuyas conversaciones se plantearon preguntas, en un tono un tanto tragicómico, como ¿Qué es la “clase media”? ¿Cómo la podríamos definir hoy? No hubo respuesta, pero me quedé pensando. Mi ánimo se nubló ante la realidad de que ya nos cuesta reconocernos y que nos reconozcan. A pesar de todo, mi convencimiento es fuerte al respecto y mi respuesta interna fue ¡Existe!

Sin duda, la organización de las sociedades está siendo un tanto injusta tanto en nuestro país como en el mundo. Cada vez la franja de los estratos más bajos y marginales es mayor y lo mismo ocurre con los más altos, los conquistadores, los poderosos, los agazapados o no, para nuestra ignorancia sobre todo lo que refiera a la parafernalia del mundo de las finanzas. Hablaba de la “clase media”, esa clase cuya franja se achica inevitablemente, pero que su aparato energético sigue funcionando a costa de sacrificios, porque ocurre que todavía “quiere ser”, quiere “su lugar en el mundo”. Es esa clase que tiene la osadía de pretender la dignidad del trabajo remunerado con equidad, de tal suerte que pueda educar a sus hijos y cubrir la salud y alimentación de la familia, y pretende que la Ley se cumpla con idoneidad y premura sobre quienes roban, matan, violan, maltratan, obstruyen el cumplimiento de sus responsabilidades por no querer recordar que “el derecho de uno termina donde empieza el del otro”, y construyen corralitos con la mayor impunidad, barriendo con sus ahorros y los de sus padres de toda una vida.

Esta clase social es la que pretende tener proyectos de crecimiento, de evolución, no importando los sacrificios que requieran, es la que piensa en un presente y futuro promisorios y lucha para lograrlo, es la que todavía tiene sueños y utopías, como tener la casa y el auto propios, con acceso a un crédito posible, con intereses justos, pretende una vacaciones merecidas con la familia y que para lograrlo no tenga que renunciar a necesidades básicas, es la que paga sus impuestos y servicios, cuyo valor no condice con sus magros ingresos, pero que lucha por cumplir, aunque tenga que agregarle horas extras a su trabajo. ¡Así fue educada!

La clase media es la que empuja al carro de la vida, aunque choque con paredones de injusticias y sienta que hay que volver a empezar, es la que todavía, a pesar del cansancio, del agobio y de la incertidumbre, deja de lado su racionalidad para observar su universo cotidiano y preservar lo que Sábato llama “el sentido oculto de la vida”: la esperanza.

La clase media en nuestro país todavía ¡¡¡“ está presente”!!!