Iconografía del arte colonial

J. M. Taverna Irigoyen

La obra del Prof. Héctor Schenone, a más de vasta, responde a un rigor investigativo auténticamente ejemplar. Titular de la Cátedra de Arte Americano I en el Departamento de Artes de la Facultad de Filosofía y Letras, durante décadas su labor se sumó, en lo disciplinario y pedagógico, en el Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UBA y como Director del Instituto de Teoría e Historia del Arte. Dirige actualmente el programa Inventario del Patrimonio Artístico Nacional, de la Academia Nacional de Bellas Artes, corporación en la que numerosas investigaciones anteriores estuvieron dirigidas y coordinadas bajo su celo.

A partir de 1992, Schenone ha publicado tres libros de gran importancia, referido uno a la iconografía de Jesucristo y dos dedicados a los Santos, dentro siempre de la iconografía colonial. Ambas obras fueron editadas por la Fundación Tarea y constituyen un singularísimo aporte, fruto del trabajo de largos años de pacientes investigaciones, de viajes y estudio de repositorios y fuentes diversas.

La compilación del material fue realizada sobre la base de representaciones existentes en Iberoamérica a las que, lógicamente, se fueron integrando recopilaciones bibliográficas, documentos y archivos. Schenone admite que el plan seguido es similar -en este caso- al empleado por otros estudiosos, en particular Luis Réau. Así, en los volúmenes que integran Los Santos, el autor analiza la compilación de material existente en repositorios diversos, en archivos y fuentes bibliográficas, reuniendo no sólo las figuras destacadas del cristianismo y su correspondiente hagiografía, sino algunas de posible carácter secundario, veneradas en el continente. La iconografía y aspectos que entrañan la interpretación y análisis de las imágenes, contribuye asimismo a profundizar en épocas, estilos, corrientes, desde la valoración estética y su pronunciamiento simbólico.

La figura de Cristo

En 1998 salió a la luz Jesucristo, dentro de la citada colección de Iconografía del Arte Colonial. Otro magnífico aporte que, para Schenone, trata la iconografía de Cristo en el mismo ámbito geográfico e histórico, asunto en el que se entrelazan la Historia con las leyendas y la Teología con las creencias surgidas en el medio de la religiosidad popular. El autor define tres ciclos para resignificar su estudio: la Infancia, la Vida pública y la Pasión. Este criterio normativo, sumado sagazmente a dos capítulos que anteceden y cierran su proyecto investigativo: el destinado a reunir las representaciones de la figura de Jesucristo y el último, referido a los sucesos acaecidos entre la Resurrección y Pentecostés.

Schenone reconoce que -tanto como ocurriera en los estudios referidos a Los Santos- halló períodos de mayor riqueza, caso de la Pasión, frente a otros de limitado caudal de imaginería, como la Resurrección. Incluye asimismo al Niño Jesús, como tema iconográfico.

Santa María

Esta suerte de tetralogía del arte colonial religioso, se completa ahora con el tomo dedicado a Santa María, editado a fines de 2008 por la Editorial de la Pontificia Universidad Católica Argentina. Obra profusamente ilustrada y con un cuidado impresor y de diseño que la valorizan notablemente, la obra cierra todo un ciclo que Schenone se había propuesto desde muchos años atrás, quizá como un testimonio vivo de toda una vida dedicada con rigor y un fervor sin caídas al estudio y análisis de los patrimonios artísticos del continente.

El autor admite que, dada la vastedad del material existente, se vio en la imperiosidad de sistematizar lo que ofrecían las fuentes. En una primera parte, y en respuesta a ello, se agrupan las representaciones de María fuera del tiempo: es decir, del complejo asunto de su Inmaculada Concepción en la mente de Dios. En la segunda, y como una suerte de contrapartida, lo relativo a su historia personal en el tiempo (infancia, gozos y dolores, Tránsito y Glorificación). En la parte final, Schenone reúne con oportuno criterio las múltiples advocaciones que se han ido venerando en las más distantes regiones de América.

Registros sorprendentes

La obra es de una profundidad y de una tan abarcativa visión de María, en sus más opuestas concepciones, sincretismos y recreaciones, que no es extraño hallar en el texto figuraciones totalmente desconocidas, que a partir del imaginario popular representan en el culto la veneración y el esplendor de la Madre de Jesucristo. Países y pueblos de América aparecen en estos registros sorprendentes no sólo por su riqueza de imágenes e interpretaciones, sino a más, por el ínclito valor que poseen para sus naturales a lo largo de siglos. La Virgen de Guadalupe de Santa Fe, Argentina, merece un concienzudo estudio a partir del grabado anónimo del s. XVIII, hasta su actual estado icónico, después de la coronación de 1928. (Sólo por citar un mínimo ejemplo que nos concierne, dentro del amplísimo espectro del estudio general).

La esplendorosa ruta seguida por tierras de España y del Nuevo Mundo por religiosos, misioneros, predicadores, pintores de culto, imagineros, resume un tanto el formidable caudal iconográfico que representó a Santa María en altares y conventos, en humildes hornacinas familiares y suntuosas iglesias, capillas o lejanas basílicas. México y Perú, Colombia y Chile, Cuba y Bolivia, Argentina y Paraguay, Guatemala y Venezuela, Honduras y Nicaragua muestran a la Virgen que quizá trajeron españoles y portugueses arribados a estas tierras, tanto como tallistas y pintores nativos o viajeros de más allá del océano.

Estos admirables aportes de Héctor Schenone (por cuya concreción el autor agradece a colaboradores diversos que conforman o no su equipo, desde Isaura Molina y Adela Gauna, de la Academia Nacional de Bellas Artes, hasta teóricos e investigadores como Rosanna y Lisy Kuon Arce, de Perú, y Nelly Sigaut y Jaime Cuadriello, de México, entre otros), nos devuelven la fe en la noble tarea de preservación, estudio y revalorización de los patrimonios artístico-religiosos, que tanto hacen a la historia de los pueblos y del mundo.

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La Virgen de Guadalupe de Santa Fe, Argentina, merece un concienzudo estudio por parte del Prof. Héctor Schenone, a partir del grabado anónimo del s. XVIII, hasta su actual estado icónico, después de la coronación de 1928.

Foto: ARCHIVO EL L ITORAL