Hablaron de “zonas liberadas”

Curas alertan por la droga en las villas y critican al Estado

“Hay funcionarios y jueces que desconocen el tema”, sostuvo hoy el coordinador del Movimiento de Sacerdotes para las Villas de Emergencia. Y recordó que “los narcotraficantes no viven en las villas”.

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Un grupo de sacerdotes porteños de la Villa 31 aseguró que en esos asentamientos, la despenalización de la droga es un hecho.

Foto: DyN

De la redacción de El Litoral

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DyN

El coordinador del Movimiento de Sacerdotes para las Villas de Emergencia, José María Di Paola, aseguró hoy que “no hay que relacionar la villa con la droga”, destacó que “hay funcionarios y jueces que desconocen el tema” y criticó al Estado por “estar ausente” de la problemática.

El sacerdote objetó también a quienes piden “mano dura” para combatir la inseguridad, al afirmar que quienes opinan sobre la problemática de la droga y los delitos “son parte de la gente que desconoce totalmente la realidad”.

“La inseguridad tiene sus raíces en la inseguridad social”, enfatizó Di Paola en declaraciones a radio Mitre, al aludir a expresiones del obispo Miguel Hesayne realizadas como parte de una homilía. Reclamó, en ese sentido, “ser un poquito más amplios y medir toda la realidad, porque a un chico de un barrio pobre que cayó en el paco, hay que mirarlo como si fuera uno de sus hijos y no un monstruo”.

“No hay que relacionar la villa pobre con la droga. El verdadero narcotraficante jamás viviría en una villa, porque es un barrio donde no llega la ambulancia y si llega lo hace tarde. Es un lugar donde hay aguas servidas y un narcotraficante multimillonario no vive en un lugar así”, argumentó.

El equipo de sacerdotes de villas de emergencia dio a conocer ayer un documento en la Villa 21 de Barracas, vinculado con esa problemática. “Es una mirada nuestra particular, porque vivimos en la villa, compartimos momentos diariamente con la gente. Muchas veces cuando se escuchan soluciones, son para otras latitudes, nos encontramos con que la gente necesita respuestas concretas de un Estado que muchas veces está ausente”, subrayó.

¿Quién pone el arma?

Lamentó que “es de larga data desentenderse de estos graves problemas, que tienen que ser los más importantes y estar en la agenda de todos los gobernantes”. Por otra parte, se preguntó: “¿Quién pone un arma en la mano de un adolescente?” y agregó: “Hablamos de los chicos que precozmente cometen un delito y en un país serio no puede ser que haya un adulto que pone un arma en las manos de un chico”. “Lamentablemente, hay funcionarios que no conocen el tema. Hoy día un juez o un funcionario de cualquier rango y de diferentes áreas tienen que caminar estos barrios para darse cuenta de las dificultades que tienen, porque si no, pueden conocer el tema como lo conoce un señor o señora por la televisión”, afirmó Di Paola.

Puntualizó que en general “no hay conocimiento sobre la situación” y pidió “tomar conciencia que a veces los que hablan lo hacen desde su relación con la clase media que es otra realidad, que hay que escuchar, pero que no debe ser tomada como parámetro de toda la sociedad”.

“El argentino tiene que sentir pena que exista esta realidad y la solución no está en la mano dura. Nosotros no estamos con la mano dura ni con el desentendimiento del Estado. Hay una responsabilidad del argentino, que tiene que ayudar a solucionar esta realidad”, argumentó el sacerdote.

 

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ADEMÁS

Turismo contra la pobreza

Un grupo de expertos en turismo coincidió en señalar que esta actividad tiene la capacidad de contribuir efectivamente al crecimiento de los países cuando se lleva a cabo en forma sostenible y a favor de las comunidades locales.

Autoridades de la Secretaría de Turismo (SecTur), la Universidad de Lanús (UNLa) y el Instituto de Cooperazione Económica Internazionale (Icei) debatieron en el seminario internacional “El rol del desarrollo turístico en la reducción de la pobreza”.

“Es un tema sobre el cual hay muchas ideas e hipótesis, pero pocas experiencias y escaso conocimiento de cómo están funcionando”, explicó el presidente del Icei y miembro de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Alfredo Somoza.

En ese marco, tanto los funcionarios presentes como las autoridades académicas y del Icei destacaron la necesidad de profundizar la asociación entre desarrollo turístico e inclusión social, aún más en el contexto global económico. “El turismo desde que ha nacido y sobre todo desde los ‘80 pareciera estar condenado a ser un fenómeno de grandes números. Es decir, grandes cantidades de turistas, grandes inversiones y grandes infraestructuras. Pareciera que la única dimensión del turismo es la grandeza”, indicó Somoza.

En la misma línea, el director de la Licenciatura de Turismo de la UNLa y co-director del Centro Internacional de Estudio de Turismo y Desarrollo (Cietyd), Julián Kopecek, sostuvo que “no hay turismo viable si un alto porcentaje de la población residente no puede vivir en forma digna”.