Istvan Schritter, ilustrador y escritor de libros infantiles

Tijeras y retazos de papel para crear los sentidos de la infancia

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Portada del libro “Boca de león” (EDeBé, 2006).

Foto: Gentileza I. Schritter

El reconocido autor -cuyas ilustraciones son creadas con recortes de papel- visitó Santa Fe para llevar a cabo una serie de actividades lúdico-educativas. “Hoy la escuela es más consciente del valor pedagógico que tiene la combinación palabra-imagen”, afirmó.

Luciano Andreychuk

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“Difícil de pronunciar, ¿no? Es Ist-van, de origen húngaro; Schri-tter, sonoramente alemán”, dice con gracia y soltura. Inquieto trotamundos, ha viajado de país en país buscando misterios, desvelando musas, persiguiendo formas, en un peregrinar incansable que dedicó a la investigación sobre la literatura infantil ilustrada. Nació en Madrid en 1968, pero se radicó de pequeño en la Argentina; se reconoce en sus gestos esa extraña melancolía que se respira en Buenos Aires, ciudad donde reside desde hace tiempo. Dice de sí mismo que es ilustrador, escritor y editor de libros infantiles, pero sus obras gráficas -creadas por la técnica de papeles recortados, superpuestos, plegados- hablan mejor de él: Istvan es un hacedor de infancias posibles.

El autor -cuya obra ha sido publicada en varios países, y al que se lo reconoce como un precursor del género en la Argentina- arribó a nuestra ciudad invitado por la UNL para llevar adelante una serie de actividades lúdico-artísticas y educativas. Dictó un seminario sobre la ilustración en los libros para niños, presentó la muestra “Papel, tijera, ciudad” y desarrolló un taller para alumnos de la Escuela Primaria de la UNL. Esta iniciativa pedagógica se enmarcó en el denominado “Plan Lector” cuya propuesta apunta a fomentar la lectura en los chicos.

“Siempre me interesó mucho la investigación sobre la imagen. Al principio empecé reflexionando sobre cómo los niños leían la imagen, cuáles eran esas operaciones de lectura que subyacían. Esto fue un trabajo de años que me llevó a escribir un libro de investigación y a dictar seminarios, sobre todo para docentes”, comentó Istvan durante una entrevista con El Litoral.

“Actualmente hay una reflexión profunda sobre la importancia de la imagen, pero hasta no hace mucho todo lo que rodeaba a la literatura infantil pasaba exclusivamente por las palabras, por el texto escrito. A mí me interesa reflexionar sobre dónde la imagen crea lectura a la par del texto y no siendo subsidiaria de éste”, explicó a El Litoral el ilustrador, para quien los niños desarrollan una capacidad muy especial “de construir lecturas sobre el mensaje de los libros. A través del texto ilustrado, yo trato de llegar hasta esa libertad pura de la infancia, donde no hay restricciones, donde ese cúmulo de saberes que se tiene en la edad temprana todavía no está mediatizado por las instituciones, aún no ha sido frustrado”.

El libro-objeto

—La ilustración de libros en combinación con la palabra escrita ¿es hoy la puerta de entrada más viable para introducir en la práctica lectora a los niños? Tengamos en cuenta el imperio de la imagen, las nuevas tecnologías digitales, el cambio generacional en los esquemas cognoscitivos y en la recepción de mensajes...

—Creo que el objeto libro en su totalidad es esa gran puerta. En la interacción de todas las partes de la obra literaria -texto, imagen, diseño y edición- se constituye el discurso total del libro ilustrado, es lo que se vuelve la gran herramienta que permite a los niños ingresar a la práctica lectora. Ellos sí saben cómo asimilar todos los discursos que confluyen en el libro-objeto. Muchas veces los adultos se sienten muy perdidos frente a esto.

Istvan ha hecho de su oficio un culto al recorte y la pegatina. Cada lustración suya es una cuidada combinación de papeles cortados y recortados, plegados y superpuestos. “No trabajo ni con pinceles ni con lápices, que es lo más tradicional: sólo con tijeras y papel. Tampoco utilizo técnicas digitales para las ilustraciones, me generan mucha aversión”, confiesa. “Me parece una herramienta fantástica la computadora, pero ya está tan masivizada que quizás por un mecanismo de preservación interno y del género, me quedo en este empecinamiento de usar los materiales de tablero”.

Ilustraciones en la escuela

—¿Hoy la escuela necesita de más libros ilustrados para que se pueda enseñar mejor?

—Yo creo que hay un cambio que se viene operando en la institución escolar, cambio que fue impulsado por los propios ilustradores de libros infantiles, a partir del cual la escuela empieza a tener más conciencia pedagógica de la imagen. Creo que actualmente se toma más en serio dentro de la institución escolar a la imagen como discurso, de su valor pedagógico y social que tiene en la construcción de sentidos y significados.

Por otro lado, pienso que lo que está pasando en la escuela en este momento es que el descubrimiento de la imagen y de su poder está haciendo olvidar un poco que los textos son importantes. Hay tanto apasionamiento en saber cómo funciona la imagen en los procesos de enseñanza y aprendizaje, que nos estamos olvidando de las palabras. La cuestión central pasa por combinar y nivelar ambos discursos.

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Una ilustración del libro “El ratón más famoso” (Editorial Del Eclipse, 2003).

Foto: Gentileza I. Schritter

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ADEMÁS

Estrategias de autor

—¿Cuáles son las estrategias narrativo-ilustrativas que utilizás con más frecuencia para “conquistar” a ese lector tan particular como es el niño? ¿Qué guiños cómplices, giros argumentativos, usos del vocabulario, etc.?

—Creo que lo central es el concepto de libro como proyecto gráfico, como todo integrador. Reconociendo esta entidad total, busco algo que sorprenda, que obligue a ese lector que desconozco a sentirse cautivado por ese libro-objeto.

Por ejemplo, hay un libro mío cuya arquitectura es muy compleja, pero a la vez muy simple. Se pliega de tal manera que se construye y deconstruye en otro nuevo, un pequeño libro de poesía. Y los chicos no dudan en armarlo y desarmarlo. Hay una experiencia parecida que desarrollé con una banda de moebius. Por otro, en los códices tradicionales, busco que cierta imagen tenga algo que descoloque al lector en su centralidad.

A veces juego con la idea de que un concepto o una imagen genere un conflicto en el lector, esto bien entendido: es ponerlo en aprietos, incomodarlo, lograr que se distancie del texto. La literatura infantil que viene a serenar no me interesa. Sí busco que el niño quede inquieto, conflictuado en tanto lector, y que a partir de ahí busque sus propias soluciones. Y si pierde el interés que abandone el libro, porque ese renunciamiento es una toma de posición. Todo ello implica una forma de leer y de aprender.

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la figura

El entrevistado

Como ilustrador, diseñador y escritor de sus propios textos, Istvan Schritter recorrió el mundo y publicó obras en países de culturas diversas, como México, Francia, España, Suiza, Colombia, Venezuela, Estados Unidos y Corea. También ha recibido importantes premios en Argentina y otros países latinoamericanos y europeos. Entre 2003 y 2006, fue profesor titular del seminario sobre ilustración de libros para chicos de la Universidad Nacional de Arte (Buenos Aires).

Entre sus obras más reconocidas se encuentran “El ratón más famoso”, “¿Has visto?” y “Avión que va, avión que llega” (Editorial Del Eclipse, España y Argentina), “Todo el dinero del mundo” (Sudamericana, Argentina) y “Boca de león” (EdeBé, Argentina), entre otros.

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