Concierto de Música de Cámara
La búsqueda sonora a través del tiempo
El dúo integrado por Marcelo Maragno en canto y Graciela Bianchi en piano interpretará obras originales para esa formación de Robert Schumann, Manuel de Falla y Xavier Montsalvatge.
Ignacio Andrés Amarillo
La música de cámara es una liturgia especial; una reunión íntima donde la posibilidad de compartir un fenómeno estético se sustancia de manera singular e intensa con la participación de la voz humana y la integración, en el recinto acústico y arquitectónico, de audiencia en intérpretes en una relación mágica.
Esta experiencia se podrá disfrutar en el Teatro Municipal 1º de Mayo, mañana desde las 20.30, durante la presentación del Concierto de Música de Cámara para Canto y Piano, a cargo del dúo integrado por Marcelo Maragno y Graciela Bianchi, quienes presentarán tres ciclos de canciones de cámara, especialmente escritas para esa formación. El programa incluye el ciclo “Dichterliebe” (“Amor de poeta”) Op. 48 de Robert Schumann en la primera parte; la segunda estará compuesta por las “Cinco canciones negras”, de Xavier Montsalvatge, y las “Siete canciones populares españolas”, de Manuel de Falla.
Este concierto está organizado por Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Santa Fe y el Mozarteum de Santa Fe. Las entradas tendrán un valor de $ 10, y $ 5 para socios del Mozarteum, estudiantes y jubilados.
Sobre las obras a ejecutar, Maragno comenta: “El Dichterliebe son 16 canciones de Heinrich Heine hechas en forma de ciclo: empiezan y terminan, pero no conclusivamente: algunas lo hacen en el comienzo y de la siguiente. Hay un armado tonal, resuelven en la tonalidad siguiente. No es un grupo de canciones, como las “Cinco canciones negras’ y las “Siete canciones populares españolas’, que tienen cosas en común pero no la cuestión tonal.
“Xavier Montsalvatge es un compositor catalán pero vivió prácticamente toda su vida en Cuba; entonces las canciones tienen melodías cubanas, ritmos de guajira, ese tipo de cosas.
“Las de Falla son obras originales de él pero son ritmos tradicionales: aunque no sepas exactamente qué jota es rápidamente reconocible con toda esa algarabía. Después tiene una nana, que tiene mucho de cante jondo. No soy cantaor, pero trato de recrear un poco el clima, porque a Manuel de Falla le interesaba mucho el cante jondo”.
Del sonido a la letra
“En la música vocal de cámara se trabaja especialmente la expresividad del sonido. En música popular la calidad del sonido no es lo que define la calidad del trabajo; acá cada sonido tiene un valor expresivo”, comenta Maragno. Y agrega: “La voz tiene que hacer un trabajo muy minucioso, en el cual es mi concepción que cada uno de los sonidos que se emiten tenga que ser expresivo por sí mismo y en el contexto con los demás sonidos”.
—Además está la interpretación de un texto.
—Sí, un texto poético. Una palabra dicha en un contexto determinado puede significar algo distinto que en otro. Ahí está el trabajo de elaboración del intérprete.
—A veces los intérpretes ponen el énfasis en la partitura pero no en el contenido...
—Ésa es la gran diferencia entre la música de cámara instrumental y la vocal. Yo le doy muchísima importancia al texto, incluso a la articulación: a veces se torna dificultoso cantar algunos sonidos en alguna altura que pueda resultar compleja. Algunos sacrifican el texto, lo vuelven ininteligible; yo no creo que sea así. Además, creo que en el texto, todas las consonantes bien articuladas, en realidad, ayudan a llevar adelante ese texto. Si el alemán está bien articulado, las consonantes ayudan a proyectar el sonido.
En esta ocasión, en la obra de Schumann son de Heinrich Heine, un escritor del siglo XIX; los de Falla son anónimos populares; y Montsalvatge tiene de Nicolás Guillén, Parera, autores cubanos.
Lo que me produce la obra de Schumann cuando la canto es que me traslado a esa época; y me gustaría que le pase al público. Los textos son rarísimos, algunos son casi surrealistas: voy a entregar traducciones al público, porque me parece que vale la pena que sepan de qué tratan.
