En 2006 se empezaron a cosechar las primeras frutas en el cinturón verde santafesino

Higos, una producción que despierta

Las higueras comenzaron a ocupar un lugar en las quintas de Angel Gallardo, Monte Vera, Esperanza, Cululú, de la costa y del norte de la capital santafesina. Si bien, es una actividad “muy incipiente”, productores y profesionales apuestan a que esta producción crecerá y dará que hablar con el correr del tiempo.

Ivana Zilli

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El bajo costo, la escasa inversión inicial, la rápida entrada en producción y la demanda de mano de obra en el momento de la cosecha son algunos de los factores que tentaron a varios quinteros de la zona a destinar parte de su terreno a la producción de higos. Es que buscan una alternativa productiva para mejorar la crítica situación que, desde hace un tiempo, está atravesando la horticultura en Santa Fe.

Todo comenzó en 2006 cuando un grupo de productores se asesoró sobre cómo desarrollar esta producción y probó básicamente con dos variedades (Guarinta, un higo blanco; y Brown Turkey, un higo de color oscuro, con vetas verdes). Sin embargo, la mayoría decidió quedarse con el higo más oscuro.

“Elegimos este tipo de higo porque la poscosecha no es tan delicada como la del higo blanco que si no se vende enseguida hay que refrigerarlo para que no pierda calidad y aún estando refrigerado se suele dañar un poco más”, remarcó Juan Carlos Favaro, productor de Angel Gallardo, que comenzó a trabajar con 100 higueras.

En esta quinta, un cuarto de hectárea está ocupada con 250 plantas de higo; otra porción del terreno con hortalizas; y un sector está destinado a las producciones de soja y trigo. Además, “estamos incorporando manzana y vid con la finalidad de apuntar a la diversificación productiva”, agregó Favaro.

Hasta ahora, la cosecha de higo “ha sido muy buena y nuestra idea es seguir expandiéndonos, principalmente, porque el mercado local no está abastecido con esta fruta y cuando se trae de afuera se encarece por el costo de los fletes”.

En este momento, como el volumen de producción es bajo “sólo vendemos en fresco”; pero, para más adelante, “queremos producir para que la industria lo comercialice congelado y lo procese como dulce”, resaltó el tradicional quintero del Cinturón Verde Santafesino.

Por medio del proyecto de reconversión productiva que llevan adelante la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta)-Agencia Santa Fe- y el Ministerio de la Producción de Santa Fe, “este cultivo ha despertado bastante interés entre los productores de la zona”, reconoció el ingeniero agrónomo, Norberto Gariglio, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNL.

Y a las plantaciones -en las Rosas y Coronda- que ya existían en nuestra provincia, se han sumado nuevos lotes en Monte Vera, Esperanza, Cululú, Angel Gallardo, en la zona de la costa y en el norte de la ciudad de Santa Fe.

Para Gariglio, esta actividad “es muy incipiente; pero creo que crecerá mucho y en los próximos 10 años Santa Fe se transformará en un lugar de referencia en el ámbito nacional debido a la infraestructura industrial que hay en la región”, resaltó el profesional.

La cosecha de higos -debe hacerse día por medio o diariamente- comienza en diciembre y se extiende por, aproximadamente, 4 meses hasta que empiezan las primeras heladas; y el pico de producción se registra en enero y febrero cuando las temperaturas son más altas.

Para que el higo tenga buena calidad, “debe recolectarse cuando está bien maduro y listo para ser consumido. Uno puede cosecharlo más verde si es derivado a la industria que se encarga de procesarlo para hacer dulces o prepararlos en almíbar”, puntualizó Favaro.

Muy tentador

La planta de higo se puede hacer a partir de los brotes que se sacan de las plantas madres y al realizarse un sistema de poda intensa, hay posibilidades de poner varios plantines por hectárea.

Así se animó a hacerlo Agustín Beckmann, productor del Cinturón Verde Santafesino, luego de adquirir el asesoramiento correspondiente y hoy tiene un tercio de hectárea ocupada con 350 plantas.

Durante el primer año de producción -en 2006-, “algún higo se pudo llevar a la mesa; es decir que no lo destinamos a la producción comercial; y en 2007, vendimos una parte de la producción a pesar de que la inundación de ese año nos generó varios inconvenientes”, relató Agustín tras reconocer el desafío que significó enfrentarse a este tipo de actividad.

En la actualidad, todo lo que ha cosechado lo comercializa en fresco en el mercado interno, donde “el consumo comenzó a aumentar en la medida que la gente va conociendo esta fruta”. Por eso, “pretendo ampliar la superficie ocupada con higo para venderlo en fresco; y además ofrecerlo en las heladerías; y en las industrias para que elaboren dulces y lo preparen en almíbar”.

Una situación similar experimentó Miguel Barbotti, tradicional quintero del norte de la ciudad de Santa Fe, quien comercializa su producción en fresco a verduleros que lo visitan en su propia quinta; mientras que otro porcentaje, lo venden en la provincia de Entre Ríos, donde elaboran higos en almíbar.

El también comenzó en 2006 y dio sus primeros pasos con la implantación de 500 plantas. “En el segundo año de producción obtuve 7.500 kilos, es una cosecha extraordinaria”, comentó Miguel con mucho orgullo.

En tanto, “en el tercer año, ya recolectamos 9.500 kilos y todavía nos quedan algunos higos por cosechar”.

Se trata de un cultivo que es precoz, ya que durante el primer año de plantación “se obtiene una cosecha escasa”, remarcó el Ing. Gariglio.

Puntos clave

Con 1.200 plantas por hectárea, el segundo año debería recolectarse 4 kilos por planta (4.800 kilos en total), el tercero 9 kilos por planta (10.800 kilos en la cosecha) y el cuarto 13 kilos por planta (15.600 kilos en total).

A pesar de que actualmente esta producción se vende en fresco; “hay un importante espacio para comercializar el higo en forma de dulces y el higo deshidratado con el que se elabora el pan de higo. A la vez, es posible exportarlo como higo congelado, teniendo en cuenta que en la región hay industrias con capacidad para realizar esta operación, ya que durante el verano prácticamente no procesan frutas”, remarcó el profesional, quien consideró que sería interesante que los productores se organicen para realizar una comercialización en forma conjunta.

Para Gariglio, “este cultivo es uno de los que mayores perspectivas de crecimiento tiene porque hay un espacio interesante en el ámbito nacional y Santa Fe está muy bien posicionada en cuanto a la infraestructura productiva e industrial que ya tiene disponible”, concluyó Gariglio, desde la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNL.

Higos, una producción que despierta

Las primeras higueras se plantaron hace 3 años en las quintas del Cinturón Verde Santafesino que hasta hace un tiempo sólo se dedicaban a la horticultura.

Foto: Amancio Alem

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EL DATO

Capacitación

La Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), la Agencia del Inta Santa Fe y el Ministerio de la Producción de la provincia realizan capacitaciones de forma gratuita para todos los que quieran comenzar a trabajar con estas frutas. Los interesados se pueden contactar a los siguientes teléfonos: 03496-420639 (Int. 257), 0342-4904305.

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LA CLAVE

Inversión por hectárea

Hay que invertir, aproximadamente, 17.000 pesos por hectárea para comenzar a trabajar con esta producción. El costo de 1.200 plantas es de $ 8.400 y del riego por goteo $ 3.500. A esto, hay que sumarle el dinero que demanda la mano de obra y el laboreo del suelo.

Esta inversión se amortiza en varios años, ya que la planta de higuera “es muy longeva”.

Higos, una producción que despierta

La mayoría de los quinteros decidió destinar parte de su terreno al higo Brown Turkey -de color oscuro con vetas verdes- que no es tan delicado en la poscosecha.

Foto: Amancio Alem

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ADEMÁS

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Expectativas hacia el futuro

El Ing. Norberto Gariglio, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNL, reconoció que si bien la producción de higos “es muy incipiente” en nuestra provincia, donde hasta ahora se registran cerca de 4 hectáreas, hay muchas expectativas sobre el crecimiento de esta actividad en la zona.

Trabajar con este tipo de cultivos “es sencillo”, pero se requiere de “una adecuada organización en el momento de la cosecha, debido a la frecuencia con la que se deben recolectar estas frutas que son muy perecederas”, recomendó el profesional.

Para Gariglio, “la comercialización es el principal aspecto que hay que tener en cuenta al llevar adelante esta producción, ya que esta actividad está planteada para realizar de forma adicional dentro de la gama de productos que trabaja el horticultor en su quinta”.

Más allá de esto, “es uno de los cultivos con mayores perspectivas de crecimiento en la región, porque cuenta con un espacio interesante en el ámbito nacional donde actualmente 200 hectáreas -distribuidas en Catamarca, La Rioja, Córdoba, Tucumán y Jujuy- están dedicadas a la producción de esta fruta”.