llegan cartas

Sufragio

 

Ercilio J. M. Rudi.

Fundador de Peña Filosofal de Santa Fe.

Señores directores: Año 2009 ¡Otra vez sopa! Otra vez el martirio de las urnas. Otra vez deshojar la margarita repitiendo: “A estos no los quiero poquito... a estos no los quiero mucho... al resto no los quiero nada”.

Soy consciente del error en el modo literal de expresar el concepto, pues si aplicara la regla matemática de los signos, dos negaciones significarían una afirmación (Debería haber expresado: “Los quiero nada”). He optado por descender al escalón de lo vulgar, para que no se me malentienda, o sea: a sabiendas, escribo mal para que se me entienda bien, porque en esta pampa “problemática y febril”, los argentinos nos hemos especializado en poner todo patas para arriba. Por otra parte, es público y notorio lo acertado que resulta escribir “AICNALUBMA” para poder leer “AMBULANCIA” por el espejo retrovisor.

A fuerza de reaprender a interpretar los mensajes de los candidatos a través de los espejitos de colores que siempre vienen de regalo por el mismo precio, propongo al pueblo actuar en consecuencia en los próximos comicios y concretamente: anular el voto con carácter plebiscitario. A mi lego modo de entender, lo digo humildemente y con todo respeto, el pueblo estaría enviando un mensaje claro de repudio a quienes deben representar sus intereses y no lo hacen, o lo hacen mal, o lo posponen indefinidamente.

El síndrome del profiláctico o complejo de forro, es una dolencia que suele dar laburo a muchos psicoanalistas en los países de vacas flacas, mala leche y yuyitos transgénicos. Ataca a los ciudadanos esperanzados cuando los candidatos, una vez que llegan al gobierno, se aferran con sus uñas de rapiña al sueldito, los viáticos, etc., etc., y de sus promesas a los giles que los votaron ni se acuerdan.

Los prometedores no piensan que lo prometido es deuda, sino que a las palabras se las lleva el viento, porque mejor que decir es hacer la suya (de ellos), no la suya (de usted).

Tal vez, en este “absurdo caos de disfunciones políticas y sociales 2009”, a los ciudadanos esperanzados nos competa invertir la polaridad del sentido común para alcanzar el resultado anhelado. En las matemáticas, hay teorías que se demuestran por el absurdo, o sea, por vía de la razón de contrario imperio, como podría ser votar anulando el voto. Podríamos ensayar en las próximas elecciones 2009, porque total éstas no van a cambiar nada sustancioso en términos reales.

Si el voto anulado alcanzara elevado porcentaje en el resultado del escrutinio, el pueblo (que es el mandante) habría demostrado claramente su madurez cívica, y enviado un mensaje pacífico pero contundente a quienes son sus empleados y que de una vez por todas deberían entender que el pueblo no está dispuesto a seguir bancando su farsa.

Si usted comparte la esencia de este enfoque (chistes aparte) adhiérase a la propuesta. De lo contrario, amigos como siempre.