Casos

La seguridad como un todo

Con fuerte especialización, una Pyme santafesina, orientada a la seguridad industrial, capta clientes de todo el país. Pese a la crisis, nadie reduce su presupuesto preventivo.

Félix Canale

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En 1992, Ricardo Brusa y su socio tenían 600 dólares, un viejo Dodge 1.500 prestado y conocimiento acumulado sobre la prevención de incendios. Con eso se arriesgaron a formar una compañía, MB Seguridad Industrial, que hoy, con 28 personas en nómina, da servicio a unos 150 clientes en todo el país.

“En aquel momento, iniciar una empresa de este tipo parecía una utopía. El tema de la seguridad industrial no era prioritario y la mayoría de la compañías no tenía presupuestos para este fin. Hoy las cosas han evolucionado y la prevención de accidentes laborales y contingencias están entre las preocupaciones centrales”, dice Brusa, en su charla con El Litoral.

Esa evolución, en realidad, respondió a la modificación de conceptos acotados que avanzaron hacia formulaciones integrales. Hoy la seguridad industrial es concebida como un todo interrelacionado, que incluye el cuidado del capital humano, el físico, el operativo y el ambiental.

En tal esquema, el factor humano es determinante. “El 90 por ciento de los accidentes ocurre porque una persona hace algo mal o deja de hacer algo. Otro porcentaje sucede porque las condiciones físicas o ambientales inducen al accidente. Una instalación eléctrica deficiente, por ejemplo, pone en riesgo la totalidad de una planta”, explica.

Sin embargo, el segundo porcentaje es más fácil de controlar porque depende de mediciones preventivas que indican si el riesgo existe o no. Como consecuencia, la gran tarea pasa por la preparación del factor humano para que sepa cómo evitar una contingencia y, si esta sucede, cómo actuar frente a ella.

Los números

“Nuestro negocio es la seguridad industrial. Básicamente, la prevención de incendios y la capacitación de personal”, sintetiza Brusa.

Según los números, la prevención representó en 2008 el 60 por ciento de la facturación, en tanto otro 20 por ciento provino de los cursos y entrenamientos de supervisores y operarios de las empresas. El restante 20 por ciento se divide por mitades entre trabajos de medición y la venta de productos específicos para la seguridad. El giro del negocio crece a una tasa de 20 por ciento interanual.

Aunque el eje es la prevención de incendios, otros espacios del negocio están ganando importancia, determinada por factores externos. Por una parte, la progresiva exigencia de las aseguradoras y, por otra, la creciente preocupación por las condiciones laborales, de la que no es parte menor la imprecisa ley de las ART.

“Parte del servicio son las mediciones con instrumental apropiado: carga térmica, iluminación, electricidad, ruido, contaminantes, oxígeno, monóxido, condiciones ambientales o puesta a tierra. La empresas exigen que el instrumental esté certificado porque, en caso de siniestro, lo primero que piden las compañías de seguros son las mediciones realizadas con instrumentos certificados. Nosotros los tenemos”, dice.

De todas formas, Claudio Fianuchi, gerente general de MB, también presente en la charla, agrega: “Vendemos seguridad, pero no es fácil. No se trata de algo tangible. Sólo se puede comprobar al momento de una emergencia y, precisamente, lo que vendemos es para que no ocurra dicha emergencia. La tarea, entonces, es vender el concepto”.

Los clientes

Un concepto que, de todas formas, está instalado desde hace tiempo en muchas grandes empresas. MB tiene contratos para la supervisión y el mantenimiento de sistemas preventivos en unas 120 plantas industriales, para clientes del porte de Nestlé, Sancor (16 plantas), Bunge, Vicentín, Cicsa, Williner, Celulosa Moldeada y Basso, para mencionar algunas industrias, o Megatone, para nombrar grandes depósitos.

Y un caso particular. Da servicio a Austin Powder, la fabrica de químicos radicada en Rafaela, que provee de explosivos para la minería. La supervisión de MB incluye auditar las detonaciones en 4 plantas mineras. “Desde empresas que hacen dulce de leche hasta otras que realizan voladuras. El espectro es amplio”, afirma Brusa, cuando se le pide que puntualice los segmentos que atiende.

Es por eso que no habla de competidores, sino de “colegas”, que ofertan servicios específicos. “Ellos no cubren todo el menú que ofertamos nosotros”, señala. Tampoco habla de liderazgo. “En realidad, lo que sucede es que estamos solos y eso nos permite trabajar bien con las grandes compañías. Por ejemplo, a Nestlé le entrenamos las siete brigadas de emergencias que la empresa tiene en todo el país”.

La crisis

“En momentos de crisis se incrementa la captación de clientes”, cuenta el ejecutivo. “Lo que percibimos es que, en general, los empresarios hacen ajustes en distintas áreas de sus compañías, pero no tocan los presupuestos para seguridad”.

Las explicaciones de esa actitud pueden ser varias, pero lo concreto es que, considerando esto, MB mantiene sus planes de inversiones progresivas en 2009, que redondean unos 300 mil dólares, orientados a movilidad, instrumental de medición y especialización de sus propios recursos humanos.

“Cada uno de nuestros vehículos recorre 5 mil kilómetros por mes y algunos instrumentos de medición cuestan más de 15 mil dólares. Además, está el entrenamiento permanente de nuestro personal, que en muchos casos se realiza en exterior. Es el esfuerzo que debemos realizar para seguir siendo un Pyme santafesina con proyección nacional”, concluye.

Información

Otros conceptos vertidos durante la entrevista se pueden encontrar en www.ellitoral.com/blogs/empresariosyempresas.

La seguridad como un todo

Brusa y Fianuchi: “En momentos de crisis se incrementa la captación de clientes”.

Foto: El Litoral

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EL DATO

Capacitación

Un secreto de Brusa para mantenerse en primera línea es no perderle el paso a las regulaciones de la Asociación Nacional de Protección contra el Fuego de EE.UU. (NFPA). “Viajamos periódicamente a la Universidad de Texas, para continuar con nuestras especialización en emergencias. Los cursos y las normas que aplicamos están basados en las norteamericanas, porque las argentinas no son tan exigentes”, explica.

A su vez, eso promueve negocios, porque las compañías multinacionales que trabajan en el país (y varias de capital nacional) utilizan dichas normativas y eso facilita las presentaciones.

“Invertimos mucho en la preparación del personal. Cuanto más se especialice nuestra gente, más oportunidades tenemos porque ampliamos nuestro menú de oferta en servicios. La seguridad industrial no depende de un solo factor, sino de la interrelación de varios.”