Pasan los días y no se advierten cambios...
Las diferencias internas no
permiten avances en Unión
Ayer hubo dos reuniones entre dirigentes y no se tomaron decisiones
Enrique Cruz (h)
La situación interna en la directiva de Unión sigue siendo uno de los polos de atracción e impide que se tomen algunas decisiones que urgen con el objetivo de encontrar carriles medianamente normales de funcionamiento.
Ayer, por ejemplo, hubo dos reuniones. Por la mañana, los directivos se encontraron en el club para un cónclave de mesa directiva, mientras que, por la tarde, lo hicieron todos para lo que fue una reunión de comisión directiva en la que no se tomaron determinaciones trascendentes.
Sabido es que existe una marcada diferencia entre el presidente del club, doctor Rubén Decoud —con tres o cuatro dirigentes que lo siguen—, con el resto de sus pares de comisión directiva. Y que esas diferencias se agudizan por la mala situación económica y deportiva por la que atraviesa la institución.
Cada cual por su parte, se está encargando de reunir dinero para hacer frente a las obligaciones que, a diario, están poniendo en jaque el funcionamiento normal de la institución. Cubrir descubiertos bancarios, cheques entregados a los jugadores que vinieron “rebotados”, sueldos del personal del club (se cumplimentó en estos días el haber de febrero, según el convenio al que se arribó con el personal administrativo hace un tiempo) y otras obligaciones con carácter de urgencia, se han transformado, en estos últimos tiempos, en una constante permanente para los dirigentes, que se levantan todos los días pensando de dónde se puede sacar dinero para cumplir.
Los caminos
Evidentemente, hay cuestiones institucionales, económicas y deportivas en Unión por solucionar. Lo económico se arregla con dinero y lo deportivo con resultados; el problema pasa por lo institucional, donde el quiebre hace que no se tomen decisiones.
Hay un sector de la dirigencia (la que integran Ponce, Borlle, Donna, Fiz, Lovaisa, Romano, Zucchiatti, Rodríguez Peragallo, Mieres, Costa, entre otros) que no renuncia por tres motivos: 1) tienen compromisos propios asumidos; 2) involucraron a gente conocida para que colaboren con el club; 3) tienen deseos de continuar al frente porque entienden que pueden revertir la situación en todos los aspectos.
Por el lado de Decoud, su retorno al club, al margen del derecho estatutario que le asiste, fue porque también entiende que puede ser útil y cuenta con sus propias ideas más allá de que no dispone, como ocurrió con otros presidentes en los últimos tiempos, de resto económico para hacer frente a las obligaciones urgentes.
El problema pasa por la convivencia, que hoy resulta inviable. Lo que dice uno, fastidia al otro; y viceversa. Se le reclama a Decoud la formación de una subcomisión de fútbol (es el presidente y el que tiene la facultad de nombrarla) en forma urgente, pero por el otro lado (el de Decoud) se entiende que no es práctico exponer ahora a una subcomisión de fútbol, cuando restan todavía dos meses para el final de la temporada y con el equipo en caída libre. Las mismas opiniones —de un lado y del otro— se pueden aplicar para el tema del entrenador. Algunos piensan que hay que traer ya mismo a uno; y otros, que hacerlo implicaría exponerlo a un desgaste innecesario.
Quedan dos caminos: 1) se organizan, zanjan diferencias por Unión y tornan “funcionable” a la comisión directiva; 2) alguno de los sectores da un paso al costado (en el caso de que fuese el grupo más numeroso, la comisión directiva quedaría acéfala y el síndico debería llamar a elecciones en forma urgente); 3) se convoca a una asamblea extraordinaria de socios para encontrar entre todos un rumbo.
Cuando arrancó la segunda rueda, antes del partido con Belgrano, El Litoral compartió un café con varios dirigentes rojiblancos, entre ellos Ponce y Borlle. ¿Qué dijeron en ese momento (primeros días de febrero)? “Nosotros tenemos un proyecto de club a un año y medio”. ¿Qué quisieron decir?, que ese “proyecto” de club, indudablemente, no contemplaba el retorno de Rubén Decoud.
¿Cómo sigue?
Así, con la vuelta consumada de Decoud, la situación se ha puesto difícil de sostener en cuanto al clima de convivencia. La falta de dinero, los reclamos de parte de los jugadores y de los empleados y la pobre campaña deportiva, son parte de un diagnóstico complicado.
Sin dudas que las vías de solución pasan, en este momento, por conseguir recursos. Se habla de la venta de Canuto, pero Argentinos no tiene los 450.000 dólares para hacer uso de la opción o bien está “pateando” la pelota para adelante; se habla del dinero que tiene que entrar por el juicio al Toulouse por el pase de Cabrol, pero no hay fecha cierta de cobro, es algo que está en el aire; se habla de la posible venta de “Tarrito” Pérez, pero convengamos que será un paliativo demasiado momentáneo, sólo para salir al cruce de algunas situaciones puntuales; se habla de la venta de Ojeda, pero el “arquerito” no está pasando por un buen momento; se habla mucho, pero mientras tanto la situación se agrava y con desunión dentro de la dirigencia, se hace más difícil encontrar soluciones.
Los dirigentes quieren seguir, eso está claro. Les queda un año y dos meses de mandato, deben terminar esta temporada (será complicado) y luego “pegar” con dos o tres golpes fuertes y positivos para armar un esquema de gobernabilidad y viabilidad económica y deportiva que permita rearmarse y dar por terminada esta caída que hoy no parece tener fin.
“¿Ves alguna lucecita, aunque sea al final del camino, que te permita pensar en que la cosa puede cambiar?”, le preguntaba ayer a un dirigente tatengue. Y la respuesta fue rotunda: “Así como estamos, no”.
