La campaña llegó al discurso presidencial

“Está en riesgo la estabilidad”

Cristina repitió la advertencia de su marido sobre las perspectivas electorales.

“Está en riesgo la estabilidad”

La oposición respondió la diatriba presidencial: “No va a pasar nada, el gobierno va a perder las próximas elecciones y eso será saludable. Kirchner quiere meterle miedo a la gente porque los que tienen miedo de perder son ellos mismos”, dijo Gerardo Morales, titular de la UCR.

Foto: DyN

 

 

Viviana Mariño/Redacción de El Litoral

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CMI/DyN

Tras las duras críticas de la oposición y pese a la reserva que esa estrategia genera en sectores del poder central, la presidenta Cristina Fernández se involucró a pleno en la campaña electoral y defendió los argumentos de su marido y jefe del peronismo, Néstor Kirchner, sobre los riesgos institucionales de perder las mayorías parlamentarias.

“El 28 de junio está en juego la estabilidad y la calidad democrática. Todas las leyes que beneficiaron a los argentinos fueron votadas en contra por la oposición”, puntualizó ayer la mandataria, al cerrar un acto en la Casa Rosada junto a intendentes cordobeses con quienes firmó convenios para la puesta en marcha de obras públicas en las comunas del distrito mediterráneo.

La intervención presidencial significó un respaldo al discurso que Kirchner viene ensayando como estrategia de la campaña electoral -el martes advirtió que el país corre el riesgo de “explotar” en caso de una derrota oficialista- y que en las últimas horas generó una fuerte reacción de los principales referentes de la oposición.

Por eso, la presidenta se preguntó “por qué se enojan cuando el ex presidente hace esta descripción”. “Todas y cada una de nuestras leyes que han transformado el país las hicimos con nuestra mayoría y fueron votadas siempre en contra por la oposición”, puntualizó la mandataria durante su discurso.

El de Cristina también fue mensaje hacia las filas del PJ y sectores del gobierno que temen que el efecto del mensaje oficial de dar casi como imposible la continuidad de la gestión ejecutiva en caso de perder las mayorías parlamentarias termine por recrear el escenario de enfrentamiento del todavía irresuelto conflicto con el campo.

Un discurso único

Con un tono más moderado al que esta semana ensayó Kirchner, el oficialismo consiguió también ayer sumar al gobernador bonaerense Daniel Scioli a la estrategia de llevar al límite la necesidad de un triunfo electoral K para garantizar la gobernabilidad. “Hay que elegir entre dos modelos: el que metió al país en la crisis y el que lo sacó de la crisis”, puntualizó el mandatario provincial.

El ministro del Interior, Florencio Randazzo, se ajustó prolijamente al libreto esta mañana y volvió a recordar que “tenemos muy fresco el recuerdo de la Argentina del 2001 en donde millones de argentinos perdieron el trabajo, donde el país parecía desahuciado y con falta de expectativas sobre el futuro”. Y advirtió que “esto es lo que se va a poner en juego el 28 de junio donde o fortalecemos este proyecto nacional y este modelo que ha tenido muchísimos éxitos para los argentinos o volvemos para atrás”.

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análisis

El país no explotará, pero algunos no aprenden

José Curiotto

A nadie extraña ya que Néstor y Cristina intenten llevar toda situación a un punto crítico, sin retorno, cargado de un dramatismo que sólo ellos parecen percibir. Plantear que el 28 de junio los ciudadanos deberán enfrentar la disyuntiva de elegir entre el kirchnerismo o la catástrofe es poco serio, irresponsable, y representa una verdadera subestimación de la capacidad analítica de gran parte del electorado.

Sin embargo, en esta Argentina caracterizada por la cíclica repetición de errores, algunos sectores parecen no haber aprendido la lección.

Durante un reciente programa de Hora Clave, el periodista Mariano Grondona y el presidente de la Sociedad Rural Argentina tuvieron un breve diálogo, cargado de ironía, que vale la pena analizar.

Grondona: -Siempre nos decían, ¿te acordás?... con las inundaciones nos decían, siempre que llovió paró...

Biolcati: -Vos querés decir que el gobierno de Kirchner va a durar para mí, dos años más...y dos años más van a ser muy duros...

G:-¿Dos?...¿te parece?

B: -¿No son dos...tres?, ¿cuántos son?

G:-Mmm... No sé qué va a pasar después del 28 de junio...

B: -Eso era lo que te quería escuchar.

G:-Hay un señor que se llama Cobos...¿no?

B: -¡Ehh!...sí...sí...radical él ahora, ¿no?

G: -Dicen que es vice...(risas)

Si de frases hechas se trata, dicen que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra.

Y es que nadie está exento de cometer errores. Sin embargo, cuando hombres inteligentes parecen empeñados en repetir sus equivocaciones, la sospecha se instala inevitablemente.

Luego llega la hora del arrepentimiento público. Pero suele ser demasiado tarde.

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análisis

El juego del miedo

Emerio Agretti

Resulta paradójico que en un sistema tan marcadamente presidencialista, donde el Congreso tiende a ser sistemáticamente “ninguneado” o, delegaciones de poderes y levantadas de mano automáticas mediante, un mero refrendador de la voluntad del Ejecutivo, las elecciones parlamentarias solivianten tanto los ánimos del sector político y gubernamental. Máxime cuando esta vital instancia todavía no ha sido asumida como tal por el grueso de la ciudadanía, siempre tendiente al ausentismo en estos casos que en los comicios presidenciales.

Pero la historia de la democracia argentina demuestra que los Kirchner, si bien se exceden como de costumbre en la crispación, no están errados al asignarle carácter plebiscitario a las próximas elecciones. Y es que así funcionó prácticamente en todos los mandatos: en el ‘85 dieron nuevo impulso al proyecto alfonsinista, y en el ‘87 comenzaron a sepultarlo. En el ‘93, le dieron aires a Carlos Menem para reformar la Constitución y ser reelecto, pero en el ‘97 reflejaron la percepción de la corrupción, acabaron con la expectativa re-reeleccionista y abrieron paso a la Alianza. En 2001, la derrota parlamentaria de la gestión De la Rúa precedió un final casi inminente. Finalmente, los comicios de 2005 permitieron al kirchnerismo acuñar el sueño de la perpetuación y pergeñar un diseño a largo plazo de intercalación de mandatos entre el entonces presidente y su esposa.

La estadística demuestra, además, que -a nivel nacional- el que pierde la elección legislativa, también es derrotado en la presidencial posterior. Y en ambos casos, el triunfador suele ser el mismo.

Por todo esto, es indudable que la suerte del país durante los próximos dos años se jugará el 28 de junio. Pero es lo que, en mayor o menor medida, sucede en todo el mundo; con la particularidad de que en un sistema parlamentarista sí puede llevar a la reformulación de un gobierno. Pero en un caso como el nuestro, no debería ser para tanto.

De hecho, una buena lectura del resultado tendría que permitir a una gestión evaluar su rumbo atendiendo el mensaje de las urnas, y eventualmente reevaluar cómo se vincula con la sociedad.

La extorsión que intentan los Kirchner, más por efecto de la desesperación que del cálculo, repite el vicio exhibido antes por otros presidentes. Y reeditan la apocalíptica ecuación de “yo o el abismo”, como un temible recurso para tratar de disuadir a quienes pretenden ejercer libre e incondicionalmente sus prerrogativas democráticas, en un marco donde todos respeten las reglas del juego. Y nadie se asuste tanto de ellas.

política@ellitoral